sábado, 29 de marzo de 2014

Castellón: Oreja para Castella con una mansa corrida de Alcurrucén / Por Andrés Amorós


Sebastián Castella

"...No se puede prever la mansedumbre de los toros. Sí deberíamos pedir una lidia más variada, no empeñarse en repetir la faena preconcebida, cuando las condiciones de la res no lo permitan..."

Oreja para Castella con una mansa corrida de Alcurrucén en Castellón

Talavante pierde el premio con la espada tras una buena faena

Andrés Amorós
ABC / 29/0372014.- Igual que sucedió en Fallas, los aficionados, en Castellón, siguen hablando de Morante, aunque no fue el que más orejas cortó. La verdad es que torea con arte y personalidad indudables.

Al mansear el primer toro de Alcurrucén, algunos comentan que, como es propio de los Núñez, «sale frío». ¿Cómo no va a salir así? Lo malo es que todos sus hermanos han sido parejos: bien presentados,serios, pero de una mansedumbre evidente, muy deslucidos. Casi todos se han picado en la querencia de toriles, se han dolido en banderillas; varios han huido y pegado arreones. Ninguno se ha prestado a una faena brillante. Los diestros han insistido, voluntariosos, sin éxito. Sólo Castella ha arrancado una oreja al cuarto, el más manejable.

Después de los artistas (viernes) y antes de los populistas (domingo), los tres de esta tarde son diestros valientes, que torean con impavidez vertical, un poco en la línea de Manolete y José Tomás. ¿Han estado mal? No. ¿Bien? Tampoco. La unión de todos estos factores ha propiciado un espectáculo muy poco atractivo.
Algún natural lento

El primer toro mansea pero humilla; repite, con casta destemplada.Castella lo fija con doblones y se muestra firme, en las cercanías. Alarga la faena sin brillo y mata caído. El cuarto, también manso, sale algo más alegre, se mueve. Saluda Ambel en banderillas. Inicia Sebastián con su habitual pase cambiado, aguanta parones, logra algún natural lento. Mata aceptablemente y, aunque tarda en caer, el público le otorga un trofeo.

El segundo es incierto, parado, descompuesto. Perera no le duda, se mete en su terreno, prolonga la faena hasta impacientar al respetable. Aunque no cuadra, mata con decisión. El quinto es manso y peligroso, pega arreones; sale huyendo del caballo y casi se lleva al matador por delante. En la muleta, derrota por alto. Miguel Ángel está muy valiente, se la juega pero sin fruto. Después de la estocada, todavía lo persigue hacia tablas.
El más manso

El tercero no entra a los capotes pero, en cuanto ve al caballo, acude rápido. Me alegra ver recuperado de su percance a Trujillo, con los palos. El toro es muy cambiante pero, aguantándole, ofrece algunas embestidas. Talavante le saca partido, consigue algunos naturales estimables; al final, con los pies juntos. Advierto en él mejoría, en este comienzo de temporada. Pero lo estropea al matar: por querer aprovechar la arrancada, pierde la oreja. El último es, quizá, el más manso de todos, no deja ninguna opción. Alejandro vuelve a estar flojo con la espada.

El personal, aterido, sale huyendo en busca de una chimenea encendida o una copa de coñac. No se puede prever la mansedumbre de los toros. Sí deberíamos pedir una lidia más variada, no empeñarse en repetir la faena preconcebida, cuando las condiciones de la res no lo permitan.

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