Finito de Córdoba
"...Y un verso suelto, figura de una época reciente, es frente al toreo de poder, coraje, disposición y entrega (no exento de largura y cierta templanza, pero tirando a ligerito) que ahora se lleva, el clasicismo, el empaque y la torería de Finito de Córdoba, la naturalidad hizo a más de uno reconciliarse con la Tauromaquia..."
- Esto pinta bien. Valencia es, en estos días, la fiesta de los toros.
Versos sueltos y el G1
Pedro Javier Cáceres
Las novilladas son hoy casi una especie a extinguir. Un verso suelto es Valencia. Su gran feria de Fallas se enriquece con la programación de tres novilladas en un ciclo de ocho corridas de toros y una de rejones, amén de una novillada sin picadores.
Visto lo visto, los novilleros prometen, sobre todo los nuevos productos que van saliendo de las canteras extremeña y valenciana.
Si bien, para testarlos, y aventurarles cosas, para sí o para dudar (nunca un no con un chaval que empieza) es necesario que los novillos sean eso: novillos; con su peso, sus hechuras, su seriedad, pero novillos… de hierros posibles.
Para estar en estado de esperanza en el futuro ha sido condición sine qua non que Daniel Ruiz, Cesar Rincón (El Torreón) y Pepe Moya (Parralejo) —de menor a mayor grado de triunfo (la de Parralejo fue un espectáculo)- adquirieran el compromiso de responsabilidad de lidiar en Valencia más allá de vender un festejo y quitarse seis o siete animales de encima; no eran desecho, eran toros posibles si hubieran cumplido los cuatro años.
No ha sido la feria más exitosa del novillero con mayor ambiente y proyección, el valenciano Román, pero se ha mostrado hecho, quizá demasiado, y el nivel de exigencia haya sido mayor al mismo tiempo que sus ilusiones de novillero están colmadas a falta de pasar por Madrid para afrontar la alternativa, antes que se pase el arroz.
El gran triunfador de “los becarios” ha sido el extremeño José Garrido (3 orejas) que está, ya, en matador de toros, pero con cuerda para seguir un año en el escalafón de los pequeños.
Una revelación ha sido el valenciano Jorge Expósito (en hombros) y no han dejado indiferencia las maneras de “otros de la tierra” como Fernando Beltrán y Cristian Climent.
Cumplieron los que terminaron el 2013 en boca de todos: Posada y Álvaro Lorenzo. Y destiló buen aire Francisco José Espada.
Un verso suelto de frustración fue la corrida de Adolfo Martín… a partir de ahí un buen encierro, con temperamento y movilidad de Fuente Ymbro. Los 3 primeros de Jandilla; y dentro de la desesperación de la falta de fuerza del 1º y su sobrero, más la desgracia de la inutilización del excelente 6º, en la corrida de Juan Pedro, que ya (sábado) a plaza llena fue de las que hacen afición.
Versos sueltos entre las figuras con las que de vez en vez se codean (y riman) son los casos de Antonio Ferrera, Jiménez Fortes e Iván Fandiño.
Los dos primeros, con la de Fuente Ymbro estuvieron generosos con el público y con la Fiesta.
Ferrera compartió con las figuras cartel en Olivenza y no solo no desdijo su inclusión sino que fue triunfador a la par que un inmenso Juli.
No vendió, para nada, su gesto de reaparecer 5 días después de la cornada grave de Olivenza. Estuvo en maestro: lidiador, compañero y sabio para taparse en el único deslucido y tapar la falta de finales del muy cantado, con lógica por su fijeza y repetición, más su empuje, 4º.
Jiménez Fortes venció y convenció.
No ha mucho, en su primer año completo de alternativa estuvo en muchas “fiestas privadas” de esas figuras, por méritos propios y por ser apoderado por los Hermanos Chopera. Una vez elegida la independencia, con sus mismas cualidades, se vio postergado a otros carteles lo que hizo, junto con porrazos a destiempo y al final desavenencias con su independiente apoderado, flojear.
Pero el torero estaba ahí. Con dudas hasta última hora si entraba en las grandes ferias de inicio (Sevilla se lo va a perder en un año que le hacía mucha falta al abono abrileño) pero con fe en sí mismo.
Su tarde de Fallas es para seguir apostando por un torero capaz de asustar al miedo, cosa que ya sabíamos, como en su primero y torear suave, templado y con gusto (¡gran capote el suyo!) en un trasteo muleteril construido con depurada técnica, dosificación y mejor cabeza. Además, la espada.
Su PG de 1+1 orejas no refleja el golpe de atención que dio Fortes. Debió cortar 3, y pudo hasta 4, pero la presidencia y la falta de público no colaboraron a la repercusión justa de lo hecho.
Fandiño con el bueno de Jandilla mostró su serena rebeldía ante la contumacia de fechas y carteles de aperitivo, con el soso, no devolvió nada. La oreja sabe a poco para el nivel de su actuación.
Verso suelto sigue siendo Escribano que pasó por Valencia seguro de sí mismo y capaz de algo más que valor. Cortó la oreja del único ejemplar de su lote de Jandilla que la tenía.
Y dentro del elenco de las consideradas figuras, cada vez haciendo menos pareados con ellos, El Cid cumplió, sin más, como nos tiene acostumbrados a principios de cada ejercicio. Tarda en calentarse. Pero se dejó pegar una voltereta y su vuelta al ruedo tuvo valor de reconocimiento.
Un joven valor al alza como Joselito Adame, quizá haya sido el más damnificado de una buena feria, hasta ahora.
Con los “gallardos” muy de público y ganadero, y dos ejemplares con mucho que torear, su hartón de actuaciones y triunfos en su tierra quizá haya sido el hándicap de no haber cambiado el chip todavía y aún vistoso y con recursos hacer dos trasteos de más a menos, como desfondándose, que a algunos les ha servido para ejercer el localismo cateto y el sectarismo, por no llamarlo de otra forma.
Y ayer, sin ser una corrida completa (ya queda apuntado líneas más arriba), el festejo fue, por fases, un canto al toreo.
Morante lo bordó con el capote y, si bien con la muleta no terminó de estar a gusto y coger el ritmo y el pulso de su buen primero, dejó pasajes propios de su magnitud de artista.
Manzanares volvió por sus fueros tras la grisácea tarde oliventina. Poso, reposo, cabeza, estética, profundo a ratos, otros menos; llenando plaza siempre, toreando con toro y sin toro. Si bien la segunda oreja alguno pudiera cuestionarla, lo que no cabe duda es que la calidad del sexto de no haberse roto la mano, y los apuntes de Josemari hacían prever pleno.
Y un verso suelto, figura de una época reciente, es frente al toreo de poder, coraje, disposición y entrega (no exento de largura y cierta templanza, pero tirando a ligerito) que ahora se lleva, el clasicismo, el empaque y la torería de Finito de Córdoba, la naturalidad hizo a más de uno reconciliarse con la Tauromaquia.
Y…que quieren que les cuente escribiendo de versos sueltos.
Ya todo el mundo sabe que pasó con José Tomás en la gran fiesta taurina de valencia con motivo de la entrega de premios a triunfadores de Fallas y julio de los tres últimos años.
El no es un verso suelto, es su propia poesía; ora lírica, ora trágica.
En tiempos de G’s toreros, el de Galapagar (que empieza por G) es el G-1.
Con G, que vale igual para grandioso torero, como grosero compañero.
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