martes, 15 de abril de 2014

MIRAR PARA OTRO LADO / Por Antolín Castro


Domingo de Ramos en Las Ventas
-Foto La Loma-

"...Quienes tienen intereses económicos no pueden ser los defensores de su preservación y continuidad. Empresarios, toreros y ganaderos -éstos últimos también en su mayoría- no empeñarían, no empeñan, sus carreras en que esto dure más o menos más allá de los años que ellos vayan a estar en el candelero...."

MIRAR PARA OTRO LADO

Antolín Castro
Esa es la cuestión, mirar para otro lado. Al parecer, es la única manera que tienen de salvar la fiesta, su fiesta.

Y a quienes así piensan, los empresarios en primer lugar, no seré yo el que les diga cómo tienen que llevar o dirigir su negocio, es cosa de ellos. Pero resulta muy clarificador que digan abiertamente que la afición es importante pero el público es fundamental.

Lo ha manifestado un empresario joven, aunque el pensamiento será, es, el mismo en cualquier otro empresario. No es censurable, ni mucho menos. Todo empresario debe velar por salvaguardar su empresa, su negocio, y el empresario taurino no iba a ser menos que otro de cualquier actividad.

No se abre una camisería, por ejemplo, únicamente para los apasionados de las camisas, más al contrario, se hace para dejar entrar a todos cuantos quieran alguna vez comprarse una. No hace falta ser un enamorado del buen vestir y comprarlas por docenas, se necesita también a esos muchos que compren una al año, además de desear a esos pocos que compran muchas.

Pero si el negocio de las camisas es un ejemplo, otro de mayor calado es la gran superficie, donde la clientela ya no necesita ser apasionada por nada, sino que el empresario necesita que entre mucha gente a comprar lo que sea, por ínfima o de poco valor que sea esa cosa. La Fiesta de los toros tiene ya mucho de eso, de gran superficie. 

Y con ser, como decíamos, legítimo eso de vender por encima de todo, ello no les permite arrogarse el protagonismo de ser los defensores de la Fiesta, pues no es en nada verdad. Viven del y para el negocio y ese no es, precisamente, el camino adecuado para la salvación a medio y largo plazo. Solo a corto y por los pelos.

Quienes tienen intereses económicos no pueden ser los defensores de su preservación y continuidad. Empresarios, toreros y ganaderos -éstos últimos también en su mayoría- no empeñarían, no empeñan, sus carreras en que esto dure más o menos más allá de los años que ellos vayan a estar en el candelero. Si así lo hicieran, está claro que el enfoque de su actuar sería muy distinto.

Miran para otro lado y ese lado coincide exactamente con la cuenta de resultados y la cuenta bancaria. No es censurable, pero no les queremos ver al frente, y presumiendo, de la defensa de algo que no les afecta o simplemente es contrario a sus intereses. Como ejemplo vaya éste: Elijo las ganaderías que mejor le van a mi toreo. En sí misma es una legítima declaración de intenciones, pero deslegitima una autoridad para, al mismo tiempo, defender la Fiesta con mayúsculas. Fingen unas cosas, pero los hechos demuestran lo contrario.

Así piensan y hacen los empresarios y las llamadas figuras del toreo. Han renunciado a los aficionados con tal de tener clientes. Los clientes generan ganancias, los aficionados generan problemas (control y exigencias a través del conocimiento). En el mejor de los casos, siendo muy benevolentes, a eso le llamamos mirar para otro lado. 

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