PROFUNDO DESEQUILIBRIO / Por Antolín Castro

Entre los toreros de España y México se difumina la reciprocidad

"...Mientras los primeros, los españoles, acuden a México y hacen y deshacen a su antojo, los mexicanos hacen cola para tener oportunidades en España. Pero no solo en cuanto a anunciarse en las ferias de uno u otro lado del charco, también del ganado con el que se anuncian, el trapío que exigen unos y no pueden exigir otros y así hasta un infinito de desigualdades que sonrojan a cualquiera..."

PROFUNDO DESEQUILIBRIO

Antolín Castro

Los seres humanos somos todos iguales con independencia del lugar de nacimiento, raza, sexo o cualquiera otra condición, y si no lo somos deberíamos de serlo.

De igual modo en el mundo del toro debería ser así, pero no lo es. No vamos a reiterar la desigualdad del que torea mucho o poco o torea este ganado o aquél, de ello ya hemos hablado y escrito muchas veces. Hoy vamos a hablar de países, de la reciprocidad.

El mismo respeto me suponen estos nombres, Silverio Pérez, Rodolfo Gaona, Armillita, Carlos Arruza o David Silveti que Manolete, Domingo Ortega, Marcial Lalanda, Juan Belmonte o Antonio Ordóñez. Me bastan estos nombres para decir en firme sobre este escrito que el lugar de nacimiento, México o España, importó poco, e importa poco, para que la historia hiciera y haga justicia sobre estos toreros. Máximo respeto, al menos para los aficionados.

Pero eso era antes, en un tiempo ya lejano. Hoy las cosas no son igual. La reciprocidad no existe, salvo la que existe con un profundo desequilibrio. Los toreros españoles pueden acudir a México y los mexicanos a España es cierto, pero no es menos cierto que no lo hacen en igualdad de condiciones.

Mientras los primeros, los españoles, acuden a México y hacen y deshacen a su antojo, los mexicanos hacen cola para tener oportunidades en España. Pero no solo en cuanto a anunciarse en las ferias de uno u otro lado del charco, también del ganado con el que se anuncian, el trapío que exigen unos y no pueden exigir otros y así hasta un infinito de desigualdades que sonrojan a cualquiera.

Me podrán decir que los de aquí, las figuras españolas, mandan mucho en la tauromaquia actual y eso les permite acudir a México con exigencias que, demostrado queda, vulneran la ética del compromiso ante el toro (?) que matan allá, pero además de sonrojarnos nos sorprende el trato que a los mexicanos se les da en España, aunque sean figuras de allá.

Una figura va allí y le ponen delante lo más chico y ayuno de pitones que encuentran en las ganaderías del campo bravo mexicano, una figura de allá viene aquí y ha de ‘tragar’ con lo más duro de la cabaña brava española. Casualidad? falta de respeto? lo que sea, pero se produce un profundísimo desequilibrio de trato.

Zotoluco, figura mexicana, se hizo una temporada en España y en ella estoqueó toda la camada de Miura. Lo hizo con gallardía, pero ese trato, ni por asomo, lo recibe un español allí. Hace tres temporadas vino Arturo Macías, que era la figura de allá, a hacer temporada en España y se saldó con varias cornadas graves, matando ganaderías de las duras y entrando en carteles de menor relieve. Una ‘oportunidad’ le dieron a Israel Téllez en Sevilla con la de Miura y se saldó con los tres avisos.

Casos diferentes pueden ser los de los más jóvenes, Adame, Saldívar, Payo, Silveti…, hechos aquí, pero que tampoco les dan trato igual aunque el primero haya sido el triunfador absoluto de la recién terminada Temporada Grande en La México. Va a torear Joselito, pero no en los carteles y con el ganado que le correspondería por sus méritos para ser una justa reciprocidad.

Este profundo desequilibrio es demasiado visible como para pasarlo por alto. Al menos para quien escribe, es toda una falta de respeto y de igualdad de trato.

Opinión y toros / Foto:apuestamas.com