lunes, 26 de mayo de 2014

17ª de San Isidro: La más larga y la peor corrida.../ Por J. A. del Moral


-Foto de Andrew Moore-

17ª de la Feria de San Isidro en Madrid
La más larga y la peor corrida que hemos visto en la vida

J. A. del Moral
Únicamente Eugenio de Mora se salvó de la general quema en la que lo peor de todo fue el interminable desfile de las reses que saltaron al ruedo entre titulares y sobreros. El inacabable festejo duró tres horas. El de Mora de Toledo anduvo bastante bien con el único toro que medio valió, el quinto de Peñajara, del que pudo cortar una oreja. La que le negó la presidencia dando una merecidísima vuelta al ruedo. Víctor Puerto y Alberto Lamelas se estrellaron con sus respectivos lotes aunque ambos se mostraron más que dispuestos

Madrid. Plaza de Las Ventas. Domingo 25 de mayo de 2014. Decimoséptima de feria. Tarde fresquita con mucho viento y dos tercios larguitos de entrada.

Tres toros de Peñajara de Costa Jijona y uno como sobrero de El Cortijillo que reemplazó al devuelto que abrió plaza por inválido. Devuelto también este tras romperse un cuerno, se corrió un segundo sobrero de El Conde de la Maza que resultó impracticable por muy débil aunque embistió con nobleza. Tras devolverse este segundo sobrero por debilísimo, salió un tercero de la ganadería titular, también muy flojo aunque noble. El tercero también fue devuelto por lo mismo y en su lugar fue lidiado un sobrero de Los Chospes, más entero y manejable sin clase. De violento a muy apagado y deslucido el cuarto. Muy manejable el quinto. Muy deslucido el manso sexto

Víctor Puerto (negro y oro): Estocada, silencio. Pinchazo y estocada, silencio.
Eugenio de Mora (lirio y oro): Dos pinchazos y estocada, silencio. Pinchazo y estocada, fuerte petición de oreja injustamente desatendida y vuelta al ruedo.
Alberto Lamelas (blanco y oro): Estocada casi entera, ovación. Pinchazo y estocada, palmas.

Con el respeto que merecen todos los que se ponen delante del toro, el cartel de ayer nos parece residual por no decir algo peor. Y que conste que me gustaría ver triunfar a los tres matadores que actuaron. Pero eso es una cosa y otra considerar la baja categoría profesional de la oferta en su conjunto aunque, como suele ocurrir, lo mismo salta la liebre y tenemos alguna buena sorpresa. Ahí va una particular anécdota:

Víctor Puerto, recuerdo, obtuvo un gran éxito en sus primeras actuaciones en Las Ventas que, por cierto, yo no los aprecié como la mayoría de los que pidieron y obtuvieron un montón de orejas para él. Al mes siguiente, concretamente en la feria de Alicante, me encontré con un recién llegado a la crítica en una importantísima tribuna y en la conversación que mantuvimos le dije que no entendía cómo en ese diario tan prestigioso se había magnificado tanto la actuación de Víctor Puerto en Madrid. Por la tarde actuó en Alicante y estuvo exactamente igual de “bien” que en Las Ventas con sus correspondientes orejas. A día siguiente tuve la curiosidad de leer a mi nuevo colega. Ya no le ponía ni medio bien. De ahí en adelante, Víctor siguió sumando éxitos sin verdadera importancia hasta que una tarde de San Miguel en Sevilla le vi cuajar por fin una gran faena que reconocí como tal. Que yo sepa, nunca volvió a estar como aquella tarde en La Maestranza. Poco después, me encontré con Víctor en la boda de Finito de Córdoba y, tras felicitarle, le pregunté por las razones de no querer torear como en la citada tarde de Sevilla. No me supo responder…

Eugenio de Mora siempre nos pareció un buen torero del nivel medio. En sus años con los hermanos Lozano toreó en todas partes pero sin salir casi nunca de ese plano en que tantos y tantos han militado y hasta permanecido durante los años de bonanza en los que los abonos se vendían masivamente toreare quien torease. Pero eso se acabó. “Ojala tenga suerte Eugenio”, pensaba cada vez que veía. Hasta en Lima tuve ocasión de hacerlo. Gran persona Eugenio. Lo merece.

No sé nada ni me acuerdo de haber visto a Alberto Lamelas. Y si le he visto, no me acuerdo. Esperemos que no me suceda lo mismo después de verle esta vez. Me dicen al ocupar mi localidad que el año pasado estuvo muy bien en Valdemorillo con una corrida de Victorino y que torear muy bien al natural. Y leo en el programa que es de un pueblo de Jaén y que confirmó la alternativa en una corrida del mes de agosto. Normal que yo no supiera nada de él.

El público cubrió cerca de dos tercios de entrada. Lo que no estaba nada mal para lo que se ofrecía. Con este mismo cartel fuera del abono isidirl no había ni un cuarto e entrada. ¿O no? Así son las cosas. Hizo mucho viento y después de lo que pasó en la tarde trágica, cada vez que han tanto viento me echo a temblar.

Imponentísimo el negro burraco que abrió plaza. Con muchísima cara y correoso, salió suelto del capote de Víctor Puerto hasta que pudo pararlo con lances de pasito atrás y revolera enganchada. Cada vez que un toro engancha, se pone peor de lo que es. En el primer encuentro con el caballo perdió las manos y se defendió a la vez. Volvió a caerse tras el castigo. Y de nuevo tras la segunda agresión. Debió devolverse antes, señor presidente. En su lugar y tras arduos esfuerzos del mayoral con su parada de bueyes para que regresara a los corrales, soltaron un sobrero de “El Cortijillo”. Un serio castaño con muy buena pinta y altivo. Se emplazó de salida y no acudió a las llamadas. Había que cruzar la frontera de las rayas de picar y así lo hizo Puerto. Pero no hubo manera de pararlo y menos de lancear en forma. Siempre se frenó y huyo de inmediato. También cuando se tropezó con el primer caballo que se le puso en su caminar. Su mansedumbre quedó cantada en el también en el segundo. Pero se rompió un pitón por la cepa y fue devuelto. El sobrero que hizo tris fue del Conde de la Maza. En estas ferias tan largas pasa de “to”. Menos mal que esta plaza está preparada para cualquier contingencia. Muy agresivo, cornidelantero el del Conde. Dos puñales llevaba en la cabeza. También huyó de capotes en la salida. Puerto lo llevó al caballo cual simple peón y salió suelto del primer puyazo. Y del segundo tras cumplir. Calamitoso en quite de Alberto Lamelas. En banderillas solo lucieron los pares de Alberto Román. La faena de Puerto no pudo empezar peor. Al dar el primer pase de tanteo, el toro se cayó por completo. Y del primer derechazo, también. En burel no tomaba mal la muleta pero amagando siempre con caerse. No se tomaron en cuenta los vulgares pases que pegó Víctor entre pausas. Mejor matar que es lo que hizo pronto y bien a los 40 minutos de empezar el festejo. Vamos a tener que llamar por teléfono para saber qué pasó en las elecciones al Parlamento Europeo.

A dos horas y cinco minutos del comienzo de la corrida salió el titular cuarto de la tarde. Un colorao bragado melocotón muy descarado y agresivo de pitones. Puerto no pudo pararse con el capote que solo utilizó en plan de brega. No se dejó el toro. Derribó estrepitosamente en el primer encuentro con el caballo. Y el picador se vengó en el segundo. Había que darle porque nada sangró del primero. Pero también le pegaron en tercero. Víctor no quitó lucidamente y pidió el cambio de tercio. Corrección en banderillas. El toro llegó a la muleta muy venido a menos, tardeando mucho y quedándose corto cuando medio embistió. La faena de Puerto no pudo pasar de una infructuosa porfía.

Por fin salió el segundo de Peñajara. Y muy suelto, cómo no. Eugenio de Mora no pudo estirarse con el capote. El toro se quedaba muy corto y echando la cara arriba. Luego se cayó. Y tras medio cumplir en el primer puyazo salió rodando por la arena. Otro sobrero y ya llevábamos tres. A este paso, vamos a tener que esperar más que anoche a los del Real Madrid en Cibeles. Fue de la ganadería titular, Peñajara. ¿Por qué no fue enchiquerado como primer sobrero? Supimos enseguida la razón. Fue un pavoroso ejemplar con más cuernos que quien yo me sé… Corretón y emplazándose de salida, Eugenio de Mora lo paró con su mucho oficio mediante eficaces lances que recetó muy agachado y envolviendo al burel. Cumplió sobrado en varas aunque sonaron los estribos. Y otro que también se cayó… antes y después de recibir el segundo puyazo. Otro sobrero no, por favor. Lamela quitó por emotivas gaoneras que el animal aceptó embistiendo por arriba. Bien El Puchi y Víctor Cañas en banderillas. Eugenio de Mora sabe torear con la muleta. Pero nada más empezar la faena con la mano zurda, el pavo perdió las manos otra vez. Luego lo condujo a media altura con la derecha. Claro que solo cuando nuevas caídas del morlaco y el viento no se lo impidieron. Lo mató enseguida de dos pinchazos y estocada.

Antes de que saliera el quinto toro, mucha gente abandonó sus localidades artos del inacabable petardo ganadero. Otro colorao que salió pegando oleadas que atemperó Eugenio de Mora. No se comportó mal en varas. Lamelas quitó por tafalleras aceptables. Pareció haber mejorado el comportamiento del burel. Se notó en la brega del tercio de banderillas. Eugenio empezó la faena muy dispuesto, de rodillas, y bien con la derecha por redondos y pases de pecho muy vibrantes tras cambiar la muleta de mano. Una pena que no pudiera abrir al toro por el viento. Pero, no obstante, no pocos pases con la derecha los pegó relajado y templadísimo. Ya habíamos visto que por el lado izquierdo el toro no colaboró sino todo lo contrario. Por el derecho, al volver, había cambiado el animal a peor y Eugenio sufrió un serio aviso de cogida. Pero continuó muy valiente. Pena de pinchazo antes de agarrar la estocada. Podría haber cortado una oreja.

El tercero – el séptimo en realidad – más terciado que sus ejemplares anteriores, negro bragado y con cara, se dejó torear con el capote de Alberto Lamela metiendo la cara por abajo. Pero…. Pero también sin fuerza alguna. Le salvó su mejor condición en este primer tercio salvo el frustrado quite de Lamelas por perder otra vez las manos…. Y otro sobrero más, señoras y señores. La caraba en bicicleta. Íbamos a por el octavo toro en la primera parte de la corrida a las 20,20. Casi una hora y media para ver lidiar dos animales. Esto sí que no lo habíamos visto nunca. El gran y famosísimo Florito fue más eficaz que su parada de bueyes en la devolución y escuchó la ovación de la tarde tras meter al toro en el pasillo de toriles con su chaquetilla corta. No será la primera vez ni la última que acaba siendo el gran protagonista de la tarde.

De Torrealba fue el sustituto. ¿Procedencia Torrealta? Qué más nos daba ya. Un “camión” castaño y arremangado de abundante cuerna. Bajo aunque muy alto de agujas y ¡renqueante¡… Apretando mucho para dentro y echando las manos por delante casi revuelca a Lamelas en su deslucido recibo de capa. Lástima su nula fuerza porque metió mucho la cara en la brega del tercio de varas. Se cayó tres veces entre el primer y el segundo puyazo. Y otra al salir de este. No cupo más remedio que devolverlo. Íbamos por el noveno y faltan otros tres. O quien sabe cuántos más. De Los Chospes fue el quinto sobrero que soltaron. Negro, enmorrilado y cara normal. Lamela lo saludó con cuatro verónicas y media echando el paso atrás que mucho tomaron por buenos. Claro que el morlaco embistió a oleadas como vimos en la brega del tercio de varas. Cumplió con el caballo. Lamelas solo dio una chicuelina en el quite. Hubo desarmes después y buenos pares de banderillas a cargo de Fernando Téllez y El Niño de Santa Rita. Planteó la faena muy comprometido, citando en el tercio con el toro en tablas. Aguantó oleadas con la derecha y el toro se echó. Esto es un desastre. Pero Lamelas siguió enhebrando derechazos. Vulgares. Pero los pegó. También llamémoslos izquiedazos porque para llamarlos naturales ni el toro ni el torero ayudaron para calificarlos así. Fue un voluntariosísimo y valeroso destajo que a poco le cuesta a Lamela una primera cogida. Porque, al ceder un paso en las giraldillas finales, sufrió un terrible volteretón del que milagrosamente salió ileso. Mató de estocada casi entera. Saludó una fuerte ovación.

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