domingo, 11 de mayo de 2014

Fleming / Por Ignacio Ruiz Quintano



"...En la cultura socialdemócrata, “el arte” es a la tauromaquia lo que el “Pressing Catch” al boxeo..."


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Mayo, en Madrid, es el mes de Fleming, que no de los toros.

–¿Y cuántos toros he salvado? –contestó Fleming en Madrid, cuando le dijeron que había salvado a todos los toreros.

Toros, ninguno.

De hecho, en la Feria que empieza, apenas en un tercio de festejos veremos toros de casta. San Isidro se ha salido con la suya y lo que echan en Madrid (hablamos de casta, que es lo que odian los toreros, no de cuernos) son sus bueyes, para que las figuras nos amenicen la primavera con posturas de billar. “El arte”, que cantan los revistosos (y del que ya abominaba… ¡Plinio el Viejo!).

En la cultura socialdemócrata, “el arte” es a la tauromaquia lo que el “Pressing Catch” al boxeo.

–Pásate al “pressing”, Mike: los golpes son de mentira, pero los cheques son de verdad.

Eso dice Tyson (en la prodigiosa “Undisputed Truth”, de Spike Lee) que le dijeron los del dinero.

San Isidro es el “Pressing Catch” del pipero (término acuñado por Hughes) que va a Las Ventas por orejas como al Bernabéu por goles. Los cuatro toros anunciados (¡los miuras!, por ejemplo, que Telemadrid quería enviar al matadero) son para pobres, pues ni una sola figura consiente hoy en poner su nombre cerca de un toro.

Dicen que El Cid pidió los seis victorinos (tiene todas las puertas grandes abiertas con esa divisa), pero en la Comunidad, donde de los toros se ocupa un catalán, prefirieron no molestar a los ases del volatín juanpedrero.

–Con Tyson, sólo verlo llegar al ring ya te compensaba la entrada –decía el otro día Salvatore Cherchi en un almuerzo madrileño con Mauricio Sulaimán.

Gracias a la Comunidad, que vive anclada en la posmodernidad, ir a ver a El Cid con dos “juanpedros” en Las Ventas luego de verlo con seis victorinos en Bilbao se nos hace como ir a ver a Tyson en “Pressing Catch” luego de verlo con Trevor Berbick en Las Vegas.

Y, sin embargo, es mayo, estamos en Madrid, y todos nos despedimos con lo mismo:

–¡A las 6, en la estatua de Fleming!

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