domingo, 18 de mayo de 2014

Mire usted, don Julián… pienso exactamente lo contrario….



El enviado de San Blas



En tus manos, Señor, pongo mi vida

con todas sus angustias y dolores;

que en ti florezcan frescos mis amores

y que halle, apoyo en ti mi fe caída.


Quiero ser como cera derretida

que modelen tus dedos creadores;

y morar para siempre sin temores

de tu costado en la sangrienta herida.


Vivir tu muerte y tus dolores grandes,

disfrutar tus delicias verdaderas

y seguir el camino por donde andes.


Dame, Señor, huir de mis quimeras

dame, Señor, que quiera lo, que mandes

para poder querer lo que tú quieras.


3 comentarios:

  1. Este muchacho se cree que ha inventado el toreo y encima quiere mangonearlo. Por mucho que la agencia de publicidad que ha contratado para que lance su imagen de elegante, culto, intelectual e ilustrado, el de San Blas, maravilloso y popular barrio madrileño del que ha renegado el torerito Julián, siempre será un cateto venido a más cuyo resentimiento hacia los que históricamente han hecho grande la tauromaquia, y contra los actuales que saben toreaar bien de verdad, hace que se pase el rato intrigando por acá y por allá con su nuevo marketing. La mejor propaganda para un torero es torear bien y con toros de verdad y dejarse de cuentos chinos para engañar al prójimo pagano.

    Saludos.

    J. Verdaguer

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  2. J. Verdaguer, ha pensado usted por un momento si todos sus familiares incluso los más directos, todos ellos nacieron y se criaron en pleno Paseo de Recoletos, Maniatan o en los Campos Elíseos de París.
    Habrá alguno que sea “cateto” como el torerito Julián, ¿y eso tiene algo de malo señor Verdaguer?

    Saludos

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  3. Pue yo soy del barrio de San Blas y no me da vergüenza reconocerlo como le ocurre a Julián. Los dos hemos nacido aquí y fuimos amigos pero el hoy figura del toreo se olvida de sus orígenes y presume aires de marquesado de Velilla. A lo mejor es que al casarse con una Domecq ha cambiado dinero por apellido para limpiarse de "esa vergüenza" de ser de un barrio lleno de gente trabajadora y humilde que le admira y se alegra de sus éxitos pero tambié le duele que los ignore.

    Que tengas suerte Julián.

    L. Fco. Sánchez P.

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