jueves, 15 de mayo de 2014

Ponce: respeto y admiración se quedan cortos / Por Carlos Bueno


"...Se agotan los calificativos para describir a un torero que se rebela ante las adversidades tras 25 temporadas de alternativa y que se resiste a bajar del pedestal que ocupa por méritos propios prácticamente desde que se doctoró. Sólo un mes y medio después de una terrible cogida Ponce desoyó a la prudencia y apretó el acelerador para cumplir sus compromisos. Cuestión de responsabilidad..." 

Ponce: respeto y admiración se quedan cortos

Por Carlos Bueno 
Responsabilidad. Si hay una palabra que pueda definir la actitud de Enrique Ponce reapareciendo en Sevilla el pasado 3 de mayo esa es responsabilidad. Cualquier ser humano medianamente normal hubiese estado varios meses de baja tras recibir una grave cornada de 25 centímetros y de sufrir el reventón de una clavícula. Sólo alguien sobrenatural, portentoso, heroico… o un torero con la clara posibilidad de aprovechar una oportunidad para escapar del hambre sería capaz de volver a vestirse de luces apenas un mes y medio después de la terrible cogida. Y ya no sólo de pisar de nuevo el albero de una plaza de toros, sino de hacerlo en un coso de primerísima categoría. Que yo sepa Ponce ni es Dios, ni necesita aprovechar una oportunidad, ni tiene hambre. Desde luego que sí que es un prodigio de la naturaleza, su asombrosa recuperación así lo atestigua, y por supuesto que sigue teniendo hambre, la que le da su ambición de triunfo. Sólo eso y su calidad humana explicarían su paseíllo maestrante. 

Ponce siempre fue un hombre de palabra, y la suya de torear en Sevilla se tenía que cumplir. No escurrió el bulto. Cabía la posibilidad de no acelerar la rehabilitación; su envite de anunciarse en una Feria de Abril ayuna de figuras ya estaba hecho. Nadie podía poner en duda su voluntad y disposición. Incluso podría haberse zafado de la cita que en menos de dos semanas tiene con Madrid. Pero no. Aunque la lógica marcaba unos plazos más amplios de reposo y preparación, Ponce desoyó a la prudencia y apretó el acelerador para cumplir sus compromisos. Era cuestión de responsabilidad con la profesión que se lo ha dado todo y con la afición sevillana. 

Se agotan los calificativos para describir a un torero que se rebela ante las adversidades después de 25 temporadas de alternativa y que se resiste a bajar del pedestal que ocupa por méritos propios prácticamente desde que se doctoró. Por su actitud, el reconocimiento ante tal figura taurina y humana irá en aumento a medida que transcurra el tiempo. De momento lo del respeto y la admiración parece quedarse corto para expresar con palabras la categoría del torero de Chiva.

***

2 comentarios:

  1. Nadie deja de reconocer el sentido de responsabilidad de Ponce para reaparecer en una Plza tan importante como Sevilla despues de la grave cornada que sufrio en Valencia, aunque luego las cosas no pasaron de regular en el ruedo. Lo que extranha sobremanera es la forma con que el Sr. Carlos Bueno quiere hacer ver la reaparicion de Ponce como un acto de heroismo sublime, el primero y casi unico en la historia de la Fiesta,en el que se iba a enfrentar con una muerte casi segura con la sonrisa en los labios luego de recibir la mas grave cornada que torero alguno haya recibido en todas las epocas del toreo. Pareceria tambien que Ponce se levanto de su lecho de muerte para ir a morir en Sevilla en las astas de un toro. Un poco de mesura senhor Bueno. Lo de Ponce, meritorio como fue, no es la traginovela heroica que usted trata de pintar. Repito, Ponce tuvo un merito, pero no ha sido, ni de lejos, ni el primero que lo haga, y no sera tampoco el ultimo. Esta es la naturaleza y lo duro de la profesion que Ponce escogio, y mas aun cuando se trata de una Figura del Toreo. Esta bien reconocer que la reaparicion de Ponce en Sevilla fue un acto de responsabilidad, pero sobran los estramboticos y exagerados superlativos y la heroicidad que se le pretende adjudicar a este gesto .

    Patricio Maldonado
    Aficionado Ecuatoriano

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo con el aficionado ecuatoriano: dejémonos de exageraciones,
    nadie obliga a los toreros a torear: ellos saben perfectamente cuales son las ventajas y los riesgos de esa profesiòn.
    Amadeo Riva Castaneda

    ResponderEliminar