"...La tarde de Enrique Ponce en la feria de Almería 2014, fue la que recordaremos para siempre y nadie se acordará de si salió o no a hombros. ¿Estamos? Pues a otra cosa, mariposa..."
4ª y última de la Virgen del Mar en Almería.
Oreja para El Fandi que, como Fandiño, perdió salir a hombros por la espada
J.A. del Moral · 30/08/2014
Plaza de toros de Almería. Sábado 30 de agosto de 2014. Cuarta y última de feria. Tarde tan calurosa como las anteriores con pobre entrada. Mejor no entrar en contabilidades.
Seis toros de Benjumea, herrados con el otro hierro de la familia Núñez del Cuvillo, bien presentados y de juego desigual. Muy noble por el derecho el primero. Manejable sin clase aunque más lucido por el lado derecho el segundo. Francote por el derecho el tercero. De menos a más y a mejor el cuarto. Muy deslucido el quinto. Violento aunque posible por el lado derecho el sexto
Ruíz Manuel (marfil y oro con las medias blancas): Tres pinchazos y estocada, muchas palmas. Media trasera tendida y tres descabellos, gran ovación.
El Fandi (blanco y plata): Estoconazo muy caído, oreja. Pinchazo, estocada y tres descabellos, enorme ovación.
Iván Fandiño (celeste y oro): Pinchazo, media saliendo rebotado y descabello, gran ovación y a la merienda. Estocada casi entera muy trasera tendida y descabello, aviso, petición insuficiente aunque muy ruidosa no concedida y gran ovación al despedirse.
Anteanoche participamos en una ponencia-cena organizada por el “Foro Cultural 3 taurinos 3”, celebrada en el Hotel Catedral de Almería a la que asistieron casi un centenar de aficionados y aficionadas. Se trató del origen y las funestas consecuencias que están desvirtuando por completo el concepto toreo de los mejores y más completos diestros de la actualidad – Enrique Ponce y José María Manzanares principalmente – hasta el punto de ser objeto de una estúpida y malintencionada campaña en su contra que, en el caso del valenciano, intentar ocultar lo que está haciendo en la presente temporada e incluso lo que hizo en sus 25 años de permanencia en la máxima cumbre del toreo, y en el del alicantino, tratando de que los muchos ingenuos que suelen ir a los toros, crean a pie juntillas que su grandioso estilo es poco menos que una elegante, eso sí, trampa. Y todo esto vendido desde quienes se han sacado de la manga las acusaciones sobre ambos maestros. Vienen propagando, por lo visto con éxito, que el verdadero toreo se basa en unas reglas que ni ellos mismos son capaces de entender y menos de explicar. Diarreas mentales que hasta producen sonrojo y hasta vergüenza ajena.
La ponencia comenzó con la muestra de un magnifico video documental, realizado por Juan José de Torres, en el que, además de reproducir las barbaridades que han escrito los que se tienen por más listos del mundo, se añadieron ejemplos antiguos, modernos y actuales mediante imágenes de las faenas de los supuestos toreros “puros” y de las de los que ellos llaman “impuros” cuando no mentirosos y ventajistas. Los allí reunidos pudieron comprobar fehacientemente que la verdad fue la radicalmente contraria a esa fe del purismo que últimamente tanto ha cundido en muchas plazas de toros. Próximamente pondremos a disposición de nuestros lectores la obra documental que acabamos de comentar en la que aparecen las caras y los textos de los que tanto daño siguen haciendo.
Precisamente y espantados por la arbitraria manera de proceder del nuevo presidente de la plaza de Almería, hemos tenido la impresión de que el señor Hernández Montanari participa activamente desde el palco en la campaña anteanoche denunciada desde el palco, comparte parecidas ideas y así lo hemos podido comprobar con sus caprichos a la hora de conceder orejas.
La expectativa realmente curiosa por ver qué hizo ayer el señor presidente de la plaza almeriense conforme a sus sumarísimos juicios sobre lo que llevaron a cabo El Fandi, Fandiño y Ruiz Manuel quien, por cierto, compatibiliza el toreo en activo con la representación gerencial de la empresa de la plaza del Paseo Vilches, fue el morbo mayor de la cuarta y última corrida. Y, desde luego, motivo de discusión entre los pocos que creen que Montanari hizo lo que debió y los muchísimos que pensamos absolutamente lo contrario. Estos reyezuelos que ocupan algunas plazas lo que tienen es un enfermizo afán de protagonismo que aunque crean que defienden a La Fiesta, lo que logran es conducirla al abismo.
Antiguamente, quienes decidían sacar o no sacar a hombros a los toreros que habían estado colosalmente, eran los propios aficionados. No los dictadorzuelos que se creen más importantes que los protagonistas de las corridas. Basta ya de que en muchas corridas, quienes salen de sus palcos cual dioses del Olimpo sean los presidentes que, además, son los primeros en incumplir el Reglamento cuando aprueban reses impresentables y conceden orejas según sus propios gustos, tantas veces distintos a los de quienes verdaderamente saben de toros. La tarde de Enrique Ponce en la feria de Almería 2014, fue la que recordaremos para siempre y nadie se acordará de si salió o no a hombros. ¿Estamos? Pues a otra cosa, mariposa.
Ruiz Manuel, vestido de marfil y oro con medias blancas, invitó a sus compañeros a compartir la aquí acostumbrada ovación una vez disuelto el paseíllo. Y salió un toro que lo parecía. Salió como un obús. Recorrió la plaza entera hasta que lo paró Manuel que así se llama el almeriense. Le pegó varios lances correctos, sin nada de particular. Cumplió simplemente en el picotazo habitual en estos lares y Ruiz Manuel quitó por delantales y media buenos. El toro, cinqueño, se dejó torear sin mayores inconvenientes. Bien banderilleado, el matador brindó a sus dos hijas que estaban en un balconcillo de sombra. Siempre tuvo buenas maneras Ruiz Manuel. Muleteó por redondos y de pecho por la periferia, que es lo que este torero tanto critica a los grandes maestros de la actualidad. Hace mal. Porque a la hora de hacer lo que él quisiera, no puede. Pero bueno, la faena de Ruiz Manuel fue lo que se dice aseada. Menos firme con la zurda – el toro no fue tan dócil por el lado izquierdo -, al menos intercaló una bonita trinchera y un molinete sui-géneris pensando en Morante. Pero había que torear más por el mejor lado y lo hizo como antes solo que con el animal bastante tardo. Ayudados por bajo protestando el toro y abaniqueo al paso que yo creí que sería el final. Pero no. Ruiz Manuel no se privó de intentar lo más en boga, el arrimón. Fue un simple amago. Matando, se acordó de la oficina y pinchó tres veces antes de agarrar una buena estocada ligeramente desprendida que fue suficiente. Si hubiera matado así al primer envite, posiblemente habría cortado una oreja. Fue muy cariñosamente aplaudido por sus paisanos. ¡Faltaría más¡
Imponente el colorao, largo y veleto cuarto. Pronto huyó del capote de Ruíz Manuel. Y escarbó antes de recibir el primer puyazo en forma de la tarde. Para nada, porque el animal salió quedándose muy corto y cabeceando. Muy traseras clavaron las banderillas. Temerario brindis al tendido y al Cielo. Ruíz Manuel se metió con el toro por bajo y aguantó la probatura del toro en el primer redondo del que se fue el animal a olisquear la montera. Luego, pronto vimos y Ruíz Manuel también que no fue tan malo como pareció en el capote. Mejora que le permitió muletear bastante a gusto por más redondos y el de pecho. Y también al natural. Algunos muy buenos. Saboreó adornos, un circular, cambio, molinete invertido y desplante. Y más con ambas manos. Muy profuso el trasteo y, en instantes, hasta inspirado, ayudados por alto. Vamos, pases de todas las marcas sin excluir las dichosas manoletinas. Mató de media tendida trasera. Falló con el descabello y perdió una oreja. Lo siento.
El Fandi siempre lo da todo actúe donde sea. Al segundo toro lo recibió con una larga de rodillas seguida de un largo ramillete de lances de varias clases que recetó con el temple que posee. El toro se fue solo y velozmente al caballo contrario y bastó con el encontronazo. Fandi quitó por muy vistosas crinolinas. Y a su plato principal. A formar su lio en banderillas. Podrán decir todo lo que quieran en su contra los listos de siempre. Pero en facultades, en conocimiento de los terrenos y de las distancias, y en su variada y entusiasta personalidad, no tiene, ni tuvo, ni posiblemente tendrá rival. En cada corrida que actúa, las mayores ovaciones son para el granadino. Entonces, ¿qué? Brindó la faena al público que siempre está con él. Dándole las distancias precisas, toreó algo aceleradillo por redondos y mucho mejor al natural sin que el animal le respondiera nunca del todo ni siempre bien. El final no pudo ser sosegado ni limpio por defenderse mucho el toro, ya casi agotado. Y la estocada, su cañonazo que esta vez quedó muy caído. No obstante, se pidió una oreja con mucha fuerza. Se concedió por absolutamente reglamentaria. Pero la también pedida segunda, no. Esta vez el palco fue muy correcto en su decisión.
Casi seis años tuvo el precioso ensabanao salpicado en colorao y careto quinto. El Fandi lo metió muy bien en su capote, de pura brega en esta ocasión. Picotazo por su cuenta del que sale muy huido y lo mismo de los dos siguientes a la carambola. Navarras muy vistosas con revolera de remate en el quite de David. Y nuevo lío en banderillas, los tres de poder a poder. Le pidieron un cuarto y puso al violín. Estalló una pelea en la grada y El Fandi esperó sentado en el estribo a que se calmaran los ánimos. Volvió a sonar la música y como quiso, al violín, clavó en el mismo platillo arrancando desde las tablas. Algunos pidieron ya la oreja. Empezó la faena de rodillas con la derecha y así continuó en pie. Tan solo manejable y tardo a más por momentos, brutote en su embestir, el muy voluntarioso trasteo de El Fandi no pudo tomar vuelo por el lado derecho ni a penas por el izquierdo. Tras machetear por la cara sobre las piernas y cabreado, tiró la espada simulada, tomó la de acero para enterrarlo hasta las cintas que el toro escupió y descabelló. La yugulada fe de David, le impidió salir a hombros, pero no que se pidiera la oreja y que le aclamaran con gritos de torero-torero. Saludó disgustado. Pedazo de profesional.
Muy serio el tercero. Entre este y el primero de El Juli de antier, lo que va de un una maceta a un frondoso árbol. Huidizo. Pero presuntamente noble cuando Fandiño lo paró y lo probó a la verónica sin querer dar más de dos. También se fue solo al caballo como el segundo. Ni un rasguño le hicieron. Lara y Arruga, bien en palos. Noble pero sin mucha fuerza. Fandiño por bajo y por redondos templados aunque tan por las afueras como muchos dicen a los más odiados del toreo actual… Dos rondas dio el de Orduña ligadas a los de pecho. Y citando en la media distancia, varios naturales largos aunque demasiado rápidos. El toro no fue nada suave por ese pitón. Mejoró en los últimos y se adornó demasiado amontonado. Y nuestro Señor Jesucristo a padecer: Las inevitables manoletinas. En conjunto, bien. Lástima que pinchara. Tenía la oreja en el bolsillo.
El sexto, un negro cornidelantero fue el más terciado de la corrida. Blando y sin clase, no permitió veroniquear bien a Fandiño en el saludo. Muy trasero el puyazo en amago de derribar. Rápidamente banderilleado y bien por Jesús Arruga, Fandiño brindó la faena. Bien Iván por alto y de pecho. También en redondo. Muy suelto. Templado. Y por fuera casi todos. Pero a este no se lo señala nadie. Cuando consiga llegar a figura, se lo criticarán. Por el lado izquierdo el toro echó la cara arriba con violencia, pero Fandiño tragó quina y, aunque sin poder templar, dio varios. Mejor volver a derechas para regresar al lucimiento y a provocar sonoras palmas. Se pasó de metraje. La estocada tuvo cuatro defectuosos apellido y tuvo que descabellar, perdiendo otra oreja.
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