"...Yo os invito hoy a todos vosotros, entre los que os encontráis los que habéis venido a uniros en una oración común por las almas de Francisco Franco y José Antonio, en el aniversario de su muerte, a que reconozcáis, con la palabra y con la vida, al que es Señor de los señores, el origen y fundamento del orden humano, sobre el que descansa la justicia y rectitud del mismo..."
(Abad de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos)
"...El ha muerto uniendo los nombre de Dios y de España, como acabamos de oír en el último mensaje. Gozoso porque moría en el seno de la Iglesia, de la que siempre ha sido hijo fiel..."
“La vida de los justos está en manos de Dios”. (Sap. 3,1). Yo, que, como sacerdote, he pronunciado tantas veces estas palabras, siento hoy una especialísima emoción al repetirlas ante el cuerpo de quien durante casi cuarenta años, con una entrega total, rigió los destinos de nuestra patria.
En esta hora nos sentimos todos acongojados ante la desaparición de esta figura auténticamente histórica. Nos sentimos, sobre todo, doloridos ante la muerte de alguien a quien sinceramente queríamos y admirábamos. Hay lágrimas en muchos ojos, y yo quiero que mis primeras palabras de obispo sean para recordar a todos, a la luz de nuestra fe cristiana, que los muertos no mueren del todo, que la muerte no es fin, sino principio; que es la puerta de la vida verdadera, el ingreso en la casa del Padre. Todos nos vamos, todos caemos. Pero los creyentes sabemos que “hay alguien que acoge esa caída con suavidad inmensa entre sus manos”. Francisco Franco, después de una larga vida cargada de enormes, de tremendas tareas y responsabilidades, está ya en las manos de Dios, manos justas y misericordiosas, manos paternales.
"...Yo os invito hoy a todos vosotros, entre los que os encontráis los que habéis venido a uniros en una oración común por las almas de Francisco Franco y José Antonio, en el aniversario de su muerte, a que reconozcáis, con la palabra y con la vida, al que es Señor de los señores, el origen y fundamento del orden humano, sobre el que descansa la justicia y rectitud del mismo..."
"...España será otra vez ella misma cuando ‘vuelva a nacer’, cuando reconozca el camino de retorno a la Casa del Padre y sepa de nuevo dar a Dios lo que es de Dios, y en Él encuentre la inspiración y la fuerza para reconducir sus caminos de acuerdo con su Ley. Una España que no siga empeñada en desconocerse, en alterar los datos sustanciales de su historia y de su entidad como nación.
Es una condición inscrita en las entrañas de la historia: lo que no tiene el impulso y el destino de Dios camina a la nada..."
(Abad de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos)
José Antonio y Framcisco Franco no murieron, están con nosotros y ese es el consuelo y regocijo que sentimos muchos españoles de bien. Con ellos en el recuerdo, por siempre ARRIBA ESPAÑA.
ResponderEliminarElevo mi oración al cielo por el alma de dos españols como Franco y José Antonio que dieron su vida por Dios y por España, y por todos los que la perdieron en lucha fraticida.
ResponderEliminarDescansen en paz.
F. Vilches
Hoy 20 de noviembre estoy ausente, no soy yo, me acordaba de José Antonio y de Franco y sin poderlo remediar mis ojos han sido dos fuentes de tanto como he llorado. Me acordaba de la Falange con nuestras camisas azules y tantos buenos amigos camaradas, de aquellos campamentos y de los cánticos patrióticos dedicados a los que estaban entre los luceros. Que hermosa era aquella España, que lastima de vivir tan lejos de ella.
ResponderEliminarMe acordaba de Franco y de sus discursos de fin de año en donde después te comías las uvas y te sabía a gloria.
Me acordaba de aquellas jornadas cuando marchábamos a Madrid para estar presentes en la Plaza de Oriente y escuchar al Caudillo, eso te ponía los pelos de punta. Eran tantas las emociones que nos daba Franco, que hoy cuando estoy en mis últimos años de mi vida, me siento rejuvenecer con las hermosas cosas y costumbres de aquella época, ese 18 de julio en la playa con esas sandias de un sabor exquisito, no como las de ahora de invernadero que no tiene gusto a nada, como nada se parece aquella España de la actual. Es la España que han roto estos que se llaman democráticos y que no siente nada por nuestra bandera y nuestro himno.
Que vergüenza de nación de lo que fue y en lo que ha quedado entre tanto rojo y peperos disfrazados de decentes, menuda gentuza están hechos estos pájaros, que por muchas gaviotas y rosas que ponga en sus prototipos, sabemos lo que son.
Arriba mi España, aquella España que admiraba el mundo entero, la España del NODO y del “parte” de Radio Nacional de España, la de los cuadros en los colegios de José Antonio y Franco. Que bonitos recuerdos y que pena de no verlos, por eso hoy mis ojos han sido dos fuentes de tanto como he llorado.
Mi abrazo y saludo con el brazo en alto a todos los camaradas con el grito de ¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!
Miguel Torres
Como viejo falangista y acérrimo franquista, no puedo consentir la burla del comentario del insolente Miguel Torres. Como se suele decir soy “perro viejo” y las veo venir.
ResponderEliminarNicolás Canga-Argüelles