"...La quiebra verdadera: La afición ha perdido su confianza en el producto que se les ofrece. Y siendo así, solo sería recuperable, si eso es posible, si fueran capaces de ganarse de nuevo la confianza perdida por los aficionados. Incidir, insistir en ofrecer un espectáculo descafeinado, ayuno de emociones, alejado de la autenticidad y la magia que proporciona el toreo cuando es verdadero, ha traído consigo la quiebra..."
¡¡QUE VIENE EL LOBO!!
España
La pasada semana transcurrió con sobresaltos por culpa de que una asociación, ANOET, que agrupa a los organizadores de espectáculos taurinos, hizo públicas unas conclusiones en las que terminan por decir que la fiesta está en quiebra.
Tocándoles el bolsillo es cuando lo dicen, pero vino antes. ¡Sres. menos lobos!
Algo sabrán de esto si son ellos los que organizan y mueven los dineros de toda esta historia. Tratan con quienes arriendan las plazas, con Hacienda, con los ganaderos, con los toreros, con el Plus, con el personal de plaza, con los subarriendos de bares, de almohadillas… y hasta con el público que es finalmente al que se dirige el espectáculo que organizan.
Entonces, no vamos a dudar de lo que dicen. Desde el punto de vista económico, la fiesta de los toros está en quiebra; o lo que es lo mismo, más gastos que ingresos. En esa parcela solo ellos pueden poner coto, frenando las exageradas apetencias económico/políticas de las administraciones propietarias de los cosos, exigiendo el IVA que ha de corresponder a una fiesta que está considerada como cultura, estableciendo el equilibrio entre lo que les piden las figuras y los dineros que generan, y así en el resto de los temas económicos que rodean la organización.
Pero siendo todo eso verdad y una parte importante de la quiebra, la mayor quiebra de la fiesta está en su credibilidad. Si analizamos todo lo indicado en el párrafo anterior, nada, nada es lo que impide que los aficionados pasen por taquilla. Es en esa ventanilla donde se produce la quiebra. Si no se adquieren localidades en la cantidad que permitiría salvar las cuentas, no es por culpa del IVA, ni de los políticos, ni siquiera por el caché de las figuras, al público todo eso les da igual, tampoco lo preguntan al comprar un detergente o una lavadora, lo que les afecta y preocupa es que el producto sea bueno, sea de calidad.
Esa es la quiebra verdadera: La afición ha perdido su confianza en el producto que se les ofrece. Y siendo así, solo sería recuperable, si eso es posible, si fueran capaces de ganarse de nuevo la confianza perdida por los aficionados. Incidir, insistir en ofrecer un espectáculo descafeinado, ayuno de emociones, alejado de la autenticidad y la magia que proporciona el toreo cuando es verdadero, ha traído consigo la quiebra.
El ejemplo de los abonos de Las Ventas es demoledor. Que la feria más importante del mundo deje entradas sin vender es sinónimo de estar haciendo muy mal las cosas. No puede haber paños calientes, ni crisis económicas que camuflen esa realidad: La gente no va a los toros porque lo que se les ofrece no les interesa, así de sencillo.
Creemos que hay muchas otras variables que afectan a esta fiesta heredada, pero ninguna como haber cambiado lo heredado por algo parecido a un videojuego, algo previsible y controlable. Para perdurar ha de hacerlo con toda su grandeza, incluso con su máxima crudeza de riesgo real y tangible. Intentar competir con una realidad virtual, acercándola al mundo moderno, es lo que está acabando con ella. O permanece fiel a sus principios de enfrentamiento entre el hombre y la fiera, con toda su imprevisible verdad, que ningún videojuego es capaz de ofrecer, o el resultado es el previsible, adiós.
Son muchos quienes se quejan de que solo sale en televisión la fiesta cuando hay cornadas, pero esa es la certificación de que esa información es la que traspasa el umbral de la noticia, la que da carta de naturaleza a la propia esencia de la fiesta, el riesgo inherente, que la hace diferente a cualquier otro espectáculo. Mientras el gol es la salsa del fútbol, el riesgo, la emoción, la sangre derramada, es la esencia de la fiesta de los toros. Lo demás casi, casi, un cuento de hadas que no capta la atención de nadie.
¡¡Que viene el lobo!! dicen, pero es que el lobo, ese lobo, ya llegó hace tiempo, se comió las ovejas con más casta y nos dejó solo las borregas, precisamente las que no interesan a nadie, ni al lobo.
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