martes, 6 de enero de 2015

El polémico drama de las mujeres toreras / J.A. del Moral




"...Lo ocurrido en La México fue una locura. Una locura que, mira por donde, careció de interés. Ni siquiera el morbo llevo gente a la plaza. Los pocos que lo vieron y vinieron, lo que pasaron fue un mal rato unos y un insoportable momento los demás…"


El polémico drama de las mujeres toreras


Lo sucedido hace un par de semanas en la plaza México en donde cayeron heridas dos de las damas toreras que actuaron y una de ellas muy grave en la tarde de su doctorado, nos lleva a tratar con sinceridad esta faceta femenina de la tauromaquia a pie.

Que a lo largo de la historia han existido mujeres toreras con renombre, nadie puede ponerlo en duda. Pero ninguna logró instarse en serio como matadoras de toros durante varias temporadas La última de las españolas que alcanzó fama fue Cristina Sánchez, quizá la que más avanzó en su en principio espectacular carrera que gozó de gran predicamento y obtuvo muchos éxitos en su etapa novilleril. Luego tomó la alternativa, ¡hasta la confirmó en Madrid¡, y la verdad es que dio la cara hasta el punto de intentar figurar junto a las estrellas del toreo de aquellos años. No pocos se negaron a alternar con Cristina. Veto que ella supo utilizar a su favor sin que, a la postre, le sirviera de casi nada. Pero en este casi, hubo una gran figura que todavía perdura, Enrique Ponce, que sí aceptó acartelarse con Cristina en una corrida que se celebraría en la plaza francesa de Bayona.

Llegada la fecha – yo estaba allí como siempre en las tradicionales corridas agosteñas- , la expectación que despertó el acontecimiento fue enorme. Hasta Bayona llegaron periodistas de casi todos los medios y aficionados de toda Francia y, por supuesto, también de España. La corrida de toros elegida fue de Mari Carmen Camacho. Una corrida bien presentada sin exagerar. Pero una corrida de toros como Dios manda.

A Ponce le llegó la sugerencia de que las reses tendrían que llegar a la plaza debidamente “arregladas”. Pero el valenciano se negó diciendo que si Cristina quería torear con él, tendría que ser con todas las consecuencia y sin salirse lo más mínimo del guión normal. Una corrida como las muchísimas que torea y sigue toreando Enrique… En vista de lo cual, unas horas antes de celebrarse el festejo, a la plaza de Bayona llegó un “parte facultativo” por el que la torera declinaba comparecer como consecuencia de un percance que no sufrió…

En definitiva, que Cristina se rajó, con lo que su propósito de alternar con diestros del máximo nivel no fue posible. Ella, claro estuvo, lo que pretendía explicablemente era ganar más dinero. Pero con “trampa”. Torear con las figuras en plazas del máximo nivel pero con menos riesgo del que se corre en estos escenarios. La negativa de Ponce fue la que terminó con las grandes aspiraciones de la dama. Y de ahí al declive que terminó en una corrida de toros nada menos que en Las Ventas de Madrid.

Recuerdo que en un programa magazine de Radio España de Madrid que dirigía el gran Antonio Jiménez y en el que yo participaba como crítico taurino titular de la emisora decana – 30 años seguidos, por cierto hasta que se cerró tras adueñarse de ella los de Planeta – Cristina fue entrevistada de cara a su última corrida y yo, que no estaba en Madrid e intervine por teléfono, le pregunté lo siguiente: “Y si esa tarde le cortas dos orejas a un toro en Las Ventas, ¿dirás adiós para siempre?” Ella, solo dijo, “!Hombre¡,…!qué pregunta¡…” Y yo apostillé: “Es que esta pregunta es la madre del cordero, es la pregunta de millón…” 

¿A qué viene esta historia y la anécdota? Pues que siempre he pensado en lo dificilísimo por no decir imposible que las mujeres puedan ejercer esta profesión con verdadero y duradero éxito. Y que conste que no es una opinión machista. En absoluto. Las mujeres han demostrado sobradamente que en la inmensa mayoría de las profesiones habidas y por haber son tan capaces de ejercerlas igual e incluso mejor que los hombres. Pero en las que se requiere un gran esfuerzo físico, no. Y digo no porque la constitución del cuerpo masculino no es como la del femenino. En el tema de los deportes de élite – nunca compiten hombres con mujeres – y, por supuesto, en el ejercicio del toreo, influye sobremanera la capacidad torácica. Y es que torear produce miedo y ese miedo se traduce en una asfixia de mayor o menor volumen según la capacidad torácica de cada cual. Llega un momento en el que la respiración empieza a faltar e incluso se agota con las subsiguientes consecuencias en el rendimiento físico y hasta en el psíquico… Falla la fuerza y fallan las meninges…

Lo ocurrido en La México fue una locura. Una locura que, mira por donde, careció de interés. Ni siquiera el morbo llevo gente a la plaza. Los pocos que lo vieron y vinieron, lo que pasaron fue un mal rato unos y un insoportable momento los demás….

No hay comentarios:

Publicar un comentario