La cuestión de fondo que marca el antitaurinismo de Podemos radica en que se ha rodeado de los sectores más ultras de la izquierda, y dentro de éstos, sabemos que están los más fanáticos veganos y animalistas.
"Podemos" y el futuro de la Tauromaquia
- Si la mayoría de los españoles decidieran dar su voto a la formación "hermana" de Syriza, Podemos, estaremos gobernados por un partido que en su programa lleva implícitamente la desaparición de la Tauromaquia.
Por José Vega
Las elecciones acaecidas en Grecia donde la formación de ultraizquierda Syriza ha rayado la mayoría absoluta, me ha puesto en alerta ante lo que pueda ocurrir en la España aletargada por el populismo de televisiones y narcotizada por propuestas ilógicas de macarras de universidad. Además de lo que pudiera pasar con nuestro país en otros ámbitos, lo que me preocupa desde esta tribuna es el destino que correría la Tauromaquia con semejantes intolerantes en el poder y la actitud que toman con todo lo que no es de su agrado.
Con ellos en las instituciones, el problema de las relaciones entre la Tauromaquia y la política ya no sería un simple tema de competencias, tipos de IVA, ayudas para el campo, toros en la televisión pública sí o toros en la televisión pública no, etc. Si la mayoría de los españoles decidieran dar su voto a la formación "hermana" de Syriza, Podemos, estaremos gobernados por un partido que en su programa lleva implícitamente la desaparición de la Tauromaquia.
La Tauromaquia, como parte esencial de nuestra historia y seña de identidad de nuestro país tiene que estar presente en la sociedad. El peligro que supone optar por un partido como Podemos sería ignorar el resultado que produciría en la Fiesta de los Toros: confrontación, censura y asumir las decisiones políticas que conllevarían a la desaparición de esta experiencia artística y representativa del pueblo español durante siglos. La cuestión de fondo que marca el antitaurinismo de Podemos radica en que se ha rodeado de los sectores más ultras de la izquierda, y dentro de éstos, sabemos que están los más fanáticos veganos y animalistas. La prueba de esta homogeneidad de caracteres es esa inclusión en su programa de la abolición de la Tauromaquia.
La censura política que llevaría a cabo el partido de Pablo Iglesias hacia la Tauromaquia generaría su abolición. Estaría presionado por las posiciones animalistas más radicales, por ello, desde aquí abogo por la reacción inmediata y pido a los aficionados a los toros el rechazo de cualquier estructura abolicionista con la Fiesta de los Toros. Porque ante el peligro de su instauración en el poder, el aficionado a los toros, el amante de la Tauromaquia o simplemente, el que crea en las tradiciones de nuestro pueblo, no puede y no debe permanecer impávido.
La resistencia contra cualquier partido que abogue por la prohibición de la Tauromaquia se debe hacer real en las urnas como respuesta a los envites que estamos sufriendo, a las sucesivas censuras, deberíamos obviar dichas opciones políticas con una decidida convicción de rechazo a su totalitarismo. Estamos en un momento de confrontación con la sociedad, pero lo que no podemos consentir es un punto de no retorno con el poder político, con sus posturas cerradas y su negación de la Tauromaquia como ámbito artístico y social.
Ante lo acaecido en Grecia, los aficionados a los toros, debemos estar en tensión, hacer una militancia libertaria en pos de nuestras convicciones y en contra de programas que ponen en juego nuestra libertad de acudir a las plazas a presenciar y emocionarnos con un espectáculo artístico, legal y rico tanto ecológica como económicamente para el país. Urge por lo tanto que estemos en guardia y advertidos y que con el poder de decisión que dan las urnas, intentemos alejar de cualquier competencia decisoria a Podemos. Si este partido se ha hecho dueño de ese lema "Sí se puede", decirles en las urnas que "Nosotros también podemos, y además, toreamos con libertad".
La tauuromaqia sigue viva y no está de capa caída. El problema reside en el espectáculo.
ResponderEliminarEn la década de los años setenta, se habló de crisis en la fiesta de los toros. Se habían retirado grandes figuras, y los jóvenes no acababan de cuajar. Pero fue una crisis artística que el paso del tiempo logró subsanar. Hoy, 35 años después, el asunto ha tomado un cariz muy distinto: es la fiesta misma la que está en entredicho. La pregunta de ahora sería hacia dónde se dirige el toreo, y la respuesta es un cúmulo de circunstancias, adversas la mayoría de ellas, que no hacen presagiar nada bueno.
La primera de ellas es una fuerte crisis de identidad. La fiesta ha perdido su capacidad de apasionar, y la entendida afición de antaño le ha dado la espalda. Su protagonista estelar, el toro, ha pasado de ser un animal fiero y poderoso, a un antagonista enfermizo que provoca más lástima que respeto. La lidia ha perdido, quizá de manera irremediable, la seriedad y la severidad inherentes a un juego entre la vida y la muerte.
Y la sociedad ha evolucionado hacia una mayor sensibilidad con el mundo animal, de modo que las nuevas generaciones consideran la fiesta como un ancestral sistema de tortura que debe ser rechazado y erradicado.
Además, la política ha entrado de lleno en el espectáculo taurino y, por acción u omisión, sus efectos son devastadores. Ya lo hemos visto en las Canarias, en Cataluña, en San Sebastián. A nadie se le oculta que esta es la consecuencia de una ofensiva política nacionalista sin precedentes contra una seña de identidad española, aunque no es menos cierto que el terreno estaba abonado para su prohibición por la desidia de los taurinos, que han permitido que el espectáculo taurino desapareciera paulatinamente de las plazas, sobre todo las catalanas.
El suceso catalán ha servido, no obstante, como catarsis para el propio sector, que se ha movilizado tímidamente y ha conseguido la promesa del Gobierno de que los toros pasarán del Ministerio del Interior al de Cultura, aunque se desconoce la bondad del traspaso, si se tiene en cuenta que las competencias taurinas están transferidas a las Comunidades Autónomas. Al mismo tiempo, mientras la TVE ha decidido no retransmitir más festejos por su coincidencia con el horario infantil, distintas televisiones de Comunidades Autónomas socialistas y populares dedican inversiones millonarias a la información y retransmisiones taurinas.
Y, además, queda la crisis económica, que ha hecho estragos en la fiesta de los toros. Pero no me parece mal echarle la culpa a “Podemos” porque estos son los verdaderos causantes de todo lo malo que está pasando y pasará en España.
Julio Ripoll
Pregúntele a un español que la está pasando canutas si quiere toros o mejorar su situación económica.
ResponderEliminarNo digo que con Podemos el porvenir de los más pobres se mejore notablemente, pero lo que si está claro, es que ni con PP, ni con PSOE, el bienestar de los pobres haya mejorado. Han tenido oportunidad de demostrarlo tanto uno como otro, y ya hemos visto el resultado.
Porqué no damos una oportunidad a “Podemos”, que parece que viene con aires nuevos.
Termina José Vega diciendo “Ante lo acaecido en Grecia, los aficionados a los toros estamos en tensión”. Pues leyendo esto, parece que la primera medida tomada por Tsipras ha sido prohibir los toros en Grecia.
Joaquín Ramírez