Lleno hasta las banderas en la cuarta de la FISS
Ventura y Ferrera
salvan una larga y tediosa función
Atípico encierro
de los hierros del Lic. Hugo Domingo Molina, donde la falta de fuerza y
descastado juego ante los engaños dio al traste las ilusiones y expectativas de
toreros y presentes. *** Ventura nuevamente ofrece recital de buen toreo a
caballo que no del todo logra rematar con los aceros, incluyendo la muerte de
unos de sus caballos en pleno ruedo. *** Antonio Ferrera literalmente se
trabaja la única oreja que los de a pie pasearon en el festejo.
RUBÉN
DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
SAN CRISTÓBAL
(Enviado Especial).- Corrida de toros de
expectación, corrida de decepción. Así reza el refrán, y que ajustado queda al
balance que generó el resultado artístico de la cuarta función taurina en el
marco de la Feria de San Sebastián. Los toros del Lic. Hugo Domingo Molina,
quien lidió a nombre de todas ellas, se han cargado taurinamente hablando el
festejo en razón del escaso juego ofrecido por sus pupilos. Correctos de
presencia si nos atenemos a precedentes, el rosario de falta de fuerzas,
mansedumbre en los engaños, y en especial el geniudo comportamiento del que
cerró jornada, fue todo un quinario de decepciones, una tras otra. Los tendidos
para tal efecto registraron un lleno hasta las banderas.
El rejoneador Diego Ventura ha saboreado
las mieles de la mala fortuna. Interesantísimo ha sido su recital de toreo a lo
largo de toda la tarde. Ante el que abrió plaza, ajustados fueron el par de
rejones de castigo y luego banderillas que a lomos de «Demonio», «Sabioto» y
«Morante» dejo en todo lo alto el jinete hispano-luso. Soberbio lució con
«Morante» en inverosímiles quiebres en los medios, y en especial los remates, y
embroques al momento de clavar. Una gran pena que el rejón de muerte, tras
varios intentos, le privara de las orejas.
Mucho más compenetrado se vio en su
segundo, bravo y noble «Culebra» del hierro de El Capea, quien imantó a las
grupas del torerísimo y explosivo «Puerta Grande», caballo moro donde Ventura
hizo el deleite de los presentes en farpas de gran mérito, nuevamente con su
estrella de cuadra, «Morante». Cuando la faena tocaba sus últimos estertores de
emoción, a lomos de «Sabiote», un infarto fulminante del caballo en pleno
ruedo, enmarco el triste y curioso momento, sobreponiéndose tras despejar del
ruedo sus restos a fuerza de los operarios y el propio rejoneador, para rematar
labor con fulminante rejonazo, para la concesión de una rácana oreja, y el
arrastre lento del toro, nuevo premio inventado por esta y otra comisión
taurina que resta personalidad y simplicidad a nuestra fiesta brava.
Leonardo Benítez no ha contado con un tarde
para echar “cohetes”. Es verdad que no ha contado con género bovino para el
lucimiento, como lo fue el bello jabonero que abrió lote, flojo de remos al que
se le simuló sin sangrar en varas. Se justificó el veterano diestro, despachándole
de estocada trasera y tendida y dos descabellos, para ser silenciado, como
igual ocurrió con su segundo, un cornalón astado, que no le permitió lucidez
alguna, tras su corto viaje y ayuna entrega a los engaños. No se complicó y le
despacho de estocada caída, escuchando un recado presidencial. Tras la
aparatosa voltereta sacando del caballo Galván al último de la corrida, tuvo
que despacharle Benítez, no sin antes pasar fatigas ante el regalito que en la
muleta fue este «Presumido», el cual pudo presumir de genio y malas
intenciones, a tal punto de colocar en manifiesta zozobra a los subalternos,
incluyendo al merideño Fabián Ramírez, quien tuvo que pasar a la enfermería,
tras perder pie en la cara, cuando pasaba a clavar su par de banderillas.
Cuando el toro doblaba en el burladero se escuchaba el tercer aviso a este
fatigoso trance que pasó el coleta caraqueño, para ser silenciado nuevamente.
Quien hizo esfuerzo sobrehumano por agradar
fue el extremeño Antonio Ferrera. Lo hizo ante el más potable del envío de Hugo
Domingo, como lo fue «Coquito», animal de noblotas pero no humilladas
embestidas, por las que paso por ambas manos el veteranísimo y versátil torero,
quien previamente había clavado con su característica espectacularidad
banderillas. La estocada ligeramente desprendida, para el corte de la merecida
oreja, de la que insistentemente se solicitó la segunda. En su primero, poco
pudo hacer ante uno de los endebles morlacos que desde La Porquera embarco Hugo
Domingo para ayer. Fue silenciado.
Nada que resaltar se le puede endilgar al
juvenil coleta gaditano David Galván, quien el año pasado había deslumbrado en
esta misma plaza, pero en esta ocasión, ni la sombra. Atropellado, por momentos
descolocado, dejándose tocar en exceso los engaños, así anduvo el mencionado
coleta, el cual ante el único que pasaportó muy poquito se le puede exigir,
ante el corto recorrido del descafeinado burel de La Consolación. En el que
cerraba plaza, como ya señalamos, el dije que pechó le envió a la enfermería,
tras el fuerte porrazo que no perdonó el toro, tras quedar a merced del toro,
luego de ser desarmado de capote, mientras le sacaba del caballo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “César Girón” de
San Cristóbal. Sábado 31 de enero. Lleno. IV corrida. Toros de las ganaderías
venezolanas de Rancho Grande (6º), El Prado (2º, 3º, 7º y 8º), La Consolación
(4º) y para rejones españoles de San Mateo (1º y 5º) en su conjunto dispares de
presencia, los pertenecientes a los hierros de la Familia Molina Colmenares
faltos de fuerzas, con nobleza en distinto grado, que se vinieron a menos en
los engaños. Con genio y peligro el 8º, y nobles, con recorrido y tranco los de
rejones, destacando el 5º premiado con arrastre lento. Pesos: 515, 510, 490,
470, 458, 441, 445 y 440 kilos.
Diego Ventura, silencio y oreja tras aviso.
Leonardo
Benítez, silencio, silencio tras aviso y tres avisos en el que mató
por Galván.
Antonio Ferrera, silencio y oreja.
David Galván, silencio tras aviso en el
único que estoqueó.
Incidencias: En el ruedo, producto de un
infarto fulminante en el curso de la lidia del 5º ejemplar falleció el caballo
«Sabioto», perteneciente a la cuadra de caballos del rejoneador colombiano
Enrique Piraquive que había traído a Venezuela Ventura.
*** Pasaron a la
enfermería el diestro Galván con posible esguince cervical y dos puntazos en
sus muslos, así como el banderillero Fabián Ramírez, con posible esguince en
tobillo derecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario