viernes, 27 de febrero de 2015

VENEZUELA: CARTA A EL VITO DE LA COMISIÓN TAURINA MUNICIPAL.





Señor:
Víctor López “El Vito”
Caracas.-

Tenemos el honor de dirigirnos a usted con el objeto de agradecerle los comentarios sobre nuestro ferial taurino merideño que publicó en el diario Frontera del pasado domingo 22 de febrero del año en curso y divulgado por las redes sociales. Su palabra en el mundo taurino es importante y merece toda la consideración por su experiencia y afición. En general sus comentarios son acertados y contribuyen a enaltecer nuestra feria, pero hay algunos puntos que deseamos aclarar porque no es lo mismo estar en el lugar y basar la opinión en la información de terceros.

La feria fue un éxito clamoroso. Todos los toros que se lidiaron en las corridas tenían casta, peso, edad y trapío; permitieron buenas faenas y que los aficionados salieran contentos de la plaza. Salvo pocas excepciones, se escuchó música en casi todas las faenas. En Mérida contamos con una balanza que fue calibrada por expertos de la Universidad de Los Andes pocos días antes de las corridas, que tiene dos mecanismos: uno electrónico y otro mecánico, que permite un doble control del peso de los toros. La edad no la podemos comprobar por el guarismo, que como usted sabe no se lleva en Venezuela, pero a todos los toros se les realizó el examen postmortem y se fotografiaron las dentaduras, que es un método aceptado por los médicos veterinarios. El trapío se ve, y la mayoría de los toros estaban bien presentados, la piel lustrosa y evidenciaban su buena salud que luego se comprobó en el examen.  Algunos toros se disminuyeron en los corrales y la mayoría ganaron en peso y condiciones, entre ellos los menos pesados de Juan Campolargo, gracias al buen estado de los corrales de la plaza, al cuidado del personal y del mayoral de la ganadería.

Lamentamos que no hubiese gozado de la emocionante faena de Rafael Orellana al toro “Polaco” bajo un chaparrón excepcionalmente copioso. La bravura de aquel toro y su nobleza permitieron que nuestro torero se luciera. La afición de tendidos, esa que a veces se desprecia, con sus “olés” devolvió a quienes buscaron protección de aquella tromba. Es una de esas faenas antológicas que alimentan los recuerdos para siempre. La lluvia fue una buena prueba del buen estado de la plaza en particular de la arena que al siguiente toro ya estaba en perfectas condiciones para continuar la lidia.

Esta feria nos brindó otras grandes satisfacciones: El buen estado de la cabaña brava venezolana que aportó a Mérida encierros de casta y nobleza que permitieron los triunfos de nuestros toreros nacionales, y de los invitados de México y de España con la excepción de dos, cuya conducta impropia ha sido extrañamente silenciada por la crítica.

La empresa Ramguertauro cumplió cabalmente su contrato, y hubo coordinación de las autoridades municipales, estadales y nacionales y con COREMER, la propietaria de la plaza, que en conjunto ofrecieron los servicios que le son propios y seguridad a todos.

Sobre la integridad de los pitones hay mucha tela que cortar y usted lo sabe más que nadie. Para la Comisión Taurina resulta sumamente complejo este asunto y hemos realizado jornadas, estudios, compartido con veterinarios de otras plazas, visto el problema de las pruebas y sus posibilidades de hacerlas valer en un proceso administrativo  o judicial. La nueva legislación taurina merideña prevé altas sanciones. Quizás sería recomendable no traer figuras y lidiar toros con nuestros matadores venezolanos que no hacen exigencias indebidas. Nos gustaría que usted viniera a compartir sobre este y otros temas de interés común.

En cuanto a los indultos, aplicamos de manera ecuánime nuestra norma que con todo respeto la trascribimos:

Artículo 169. La presidencia del espectáculo podrá conceder el indulto, de manera excepcional, cuando concurran las circunstancias siguientes:
1. Que la res presente características excepcionales de trapío, bravura y nobleza.
2. Que sea solicitado mayoritariamente por el público.
3. Que lo admita el diestro a quien haya correspondido la lidia de la res y
4. Que el ganadero o mayoral de la ganadería a la que pertenezca muestre su conformidad.” 

Todos contaron con la opinión unánime de la Comisión Taurina, su asesor técnico y el médico veterinario; el público los pidió en evidente mayoría, como los diestros que los lidiaron y los respectivos ganaderos. Nada de populismo, pero entre la muerte de un animal encastado, bravo y noble y su vida, por la que apuesta nuestra afición, no tenemos duda. Nuestra norma no confunde entre la valoración de la faena y la calidad del toro, por lo cual podría darse el caso de indulto sin premios para el lidiador.

Esta Comisión no está por ganarse el favor de los ganaderos ni tampoco enemistarse con ellos, sino ser objetivos en la apreciación de sus encierros y cumplir con la Ordenanza Taurina de Mérida y su Reglamento. Por otra parte, creemos que es indebido despreciar a la afición de los tendidos y calificarlos como etílicos, pues también se consume alcohol en los numerados. Ambos grupos de aficionados pagan sus entradas y aprecian las faenas, unos con mayor sentido de espectáculo y otros como severos e implacables jueces que exigen que Mérida sea Bilbao, Sevilla o Madrid. El público merideño es como su gente: joven y alegre, celebra su feria en carnaval y va a las corridas con la disposición de disfrutar del arte y pasar un buen rato. Las plazas tienen su público y sus toros, como también las plazas de México, Colombia, Ecuador y Perú, y le aseguramos que los miembros de esta Comisión las visitan, ven los videos de sus corridas, las analizan y observan cosas positivas y otras no tanto.
También Valencia, Maracay, Maracaibo, Tovar, Valle de La Pascua, San Cristóbal y otras plazas venezolanas tienen su público y sus toros, y cada feria sus particularidades que conocemos y valoramos tanto en lo positivo como en lo negativo.  Nosotros respondemos por la nuestra y nos sometemos a la valoración que se haga de nuestras decisiones.

Aceptamos las críticas aunque algunas no guarden objetividad, entre otras razones porque se trata de un arte que apasiona. Lo que si no podemos aceptar es que se dude del honor de quienes la integramos, aficionados taurinos que no son designados ni por acuerdos partidistas ni por sectores interesados, que trabajamos ad honoren solo por afición. Jamás en la historia de esta plaza se ha vinculado alguna vez a alguno de sus miembros con intereses de partidos, ganaderos, toreros, sindicatos o casas. Hemos siempre tratado de llevar las mejores relaciones con los empresarios, ganaderos, toreros, apoderados y aficionados. Hemos interpretado las normas de buena fe, con espíritu de equidad y el ánimo de que se efectúen los espectáculos lo mejor posible. Editamos ya por 33 años consecutivos el Manual del Aficionado Taurino “A Los Toros”, tenemos una Banda Taurina que hace del ferial un concierto variado y con partituras permanentemente renovadas. En fin, hay una experiencia acumulada que tratamos de aprovechar.

Cometemos errores que los comentarios bien intencionados nos ayuda a corregir, mucho más cuando hemos establecido en Mérida la sana costumbre de ir renovando la Comisión Taurina sin despreciar, como con el buen vino, el valor de la experiencia. Tampoco desconocemos la diferencia entre las críticas bien intencionadas, como la suya y por eso la respetamos, de otras cargadas de hostilidad y hasta de envidia, o con una carga de arrogancia de los que se sienten superiores a Cossío y Corrochano. Las primeras las recibimos con humildad, pero las segundas nos causan pena.

Que todo sea por el bien de las corridas.

Con un atento saludo:


La Comisión Taurina de Mérida



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