Fue un placer siempre compartir contigo, y Pepillo, mesa y charla taurina
MANUEL TROYA Y EL LÍO DE SEVILLA
Te fuiste el pasado viernes Manuel, amigo. Lo hiciste callado, cansado de gritar tanto tu afición, de exigir la verdad que debe presidir la Fiesta, y de que no te hicieran ni caso.
Sí, Manuel Troya, tú eras un aficionado cabal y te fuiste sin que nadie pudiera alterar esa afición con las triquiñuelas que se gastan en las ferias y con las figuras. Lo tuyo era el toro de verdad, el toreo en el que se respiraran los aires de grandeza que proporcionan la pureza, la autenticidad y la belleza.
Nunca sabremos si se te llevó la pena. Esa pena de ver cómo están las cosas del toreo, de ver cómo la feria de Sevilla, la de esa capital de tu Andalucía, va alimentándose cada vez más de problemas y se aleja de lo que era. Problemas que son al margen de lo que tiene que suceder en la plaza, que es donde se espera que surja el toreo auténtico ante el toro serio y en plenitud.
Fue ver los carteles de este año y se te acabó la paciencia de aficionado puro. Se te inundaron los ojos de lágrimas al advertir que en los carteles no estaba ese Curro de Linares que era uno de los últimos bastiones de la belleza del toreo en el que confiabas. Un año más dejaban fuera al gran artista que es tu paisano. Una injusticia más que añadir a las que el mundo del toro reparte sin justificación alguna, aunque siempre haya quien crea que pueden justificarlo con palabras vanas.
Tampoco, ni por asomo, anunciaban a Frascuelo, otra de tus debilidades. De haberlo hecho hubieras aguantado un poco, siquiera para verlo en la retransmisión de Canal+.
Daño, auténtico daño, te hizo no ver el nombre de Diego Urdiales, al que, los taurinos que mueven el mundillo, le muestran su indeferencia porque saben que marca las diferencias a la hora de ejecutar el toreo desde la verdad que siempre proclamabas.
Pero también se que te hacia daño el maquillaje orquestado para abrir las tardes del amado Manzanares en esa plaza. Hubo que rizar el rizo ante esas cuatro tardes, -en ausencia de los otros G5- que le anuncian. Hacen reaparecer a Espartaco, vuelve a Sevilla Rivera Ordóñez desde el retiro dorado y administran alternativas por doquier para compartirlas con Ponce. Esas son las razones de que toreen unos y no otros, así como la necesidad de los decorados que las figuras exigen.
Además, donde más daño te hicieron fue en las ganaderías elegidas, casi todas de lo que tu llamarías ‘la bodega Domecq’, esa que emborracha a toreros y aficionados de medio pelo, de aquellos que no son capaces de emocionarse y sentir toda la verdad de la Fiesta a través de los enfrentamientos reales de toros y toreros.
En Sevilla se sigue programando para las figuras y luego, aunque no vengan, no cambian el guión. Gozan de la oportunidad de programar diferente, pero no saben salirse del sota, caballo y rey. Esa dependencia arruina las posibilidades de otra feria de Sevilla y de otras por toda España. Demasiado aburrimiento para un aficionado como tú.
Y si todo esto que he escrito es lo que me habrías contado personalmente, al dejarlo plasmado en el papel cumplo con la obligación del notario que deja testimonio de tus últimas palabras y sentimientos para con todo el mundo del toro. Y, -lo dejo escrito- yo estaba prácticamente de acuerdo contigo en todo. Por todo ello, no me extraña que se te acabara la paciencia Manuel.
Desde el cielo ruega por nosotros para seguir persistiendo en la lucha por la autenticidad de la Fiesta. Y así, nosotros desde aquí seguiremos elevando la voz, tu voz, la nuestra.
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