"...Rexach dice lo que dice simplemente porque puede hacerlo y porque Bartomeu, precisamente Bartomeu, justamente Bartomeu, no está en disposición de reprender a nadie. ¿Cómo va a decirle nada Bartomeu a Rexach cuando él está acusado de un presunto fraude fiscal? ¿Cómo va a pedirle Bartomeu a Rexach que dimita por afirmar que la temporada pasada Messi se pasó con la pizza Cabresse cuando él hizo auténticas cabriolas financieras para dejar por tonto a Florentino Pérez?..."
Rexach, el okupa del gran okupa
El contrato más importante de la historia del Barça se firmó deprisa y corriendo en una servilleta y su autor intelectual no fue otro que Charly Rexach. Profundo conocedor de los intríngulis del día a día del club azulgrana, a Rexach le entró de repente un miedo razonable a que Leo Messi, que era el contratado en cuestión, acabara dándole el "sí, quiero" a otro; y, conociendo como conocemos ahora a la familia del astro argentino, su mosqueo estaba bastante justificado. Desconozco si al final el papelito acabaría o no en el museo culé (todo estaba pendiente de la autorización de la familia del jugador, que según dicen es bastante rarita) pero, como todo el mundo sabe, Messi firmó en la servilleta, se convirtió en un magnífico futbolista y lideró al mejor Fútbol Club Barcelona de la historia según todos los especialistas.
El terremoto de las declaraciones de Rexach del otro día fue de 8,3 en la escala de Richter y, aún así, aunque pueda parecer sorprendente, a estas horas continúa haciendo lo que sea que haga, no ha presentado la dimisión ni nadie se la ha pedido tampoco. Y si lo dicho por Rexach indignó a socios y aficionados porque desnudó muchas de las interioridades del club para el que sigue trabajando (algunos de los motivos del mal momento de su patrocinado Messi, por ejemplo) ha molestado aún más el que Charly continúe en su puesto, una cuestión que nadie entiende. Pero, ¿quién le pone el cascabel a Rexach? ¿Bartomeu, que está imputado? ¿O los directivos que consienten que ese presidente continúe pese a todo aferrado con uñas y dientes a su puesto?
Rexach metió la pata, de acuerdo; no debería haber dicho lo que dijo y es más que probable que en cualquier otro club del mundo no hubiera seguido ni medio minuto más en su puesto de trabajo. El que Rexach siga ahí (y, según parece, vaya a seguir salvo inesperada dimisión) denota una alarmante falta de mando ejecutivo y, lo que es aún más importante, una abrumadora ausencia de autoridad moral. Rexach dice lo que dice simplemente porque puede hacerlo y porque Bartomeu, precisamente Bartomeu, justamente Bartomeu, no está en disposición de reprender a nadie. ¿Cómo va a decirle nada Bartomeu a Rexach cuando él está acusado de un presunto fraude fiscal? ¿Cómo va a pedirle Bartomeu a Rexach que dimita por afirmar que la temporada pasada Messi se pasó con la pizza Cabresse cuando él hizo auténticas cabriolas financieras para dejar por tonto a Florentino Pérez?... Rexach seguirá diciendo lo que le venga en gana sobre Luis Enrique, sobre Norma Duval y hasta sobre el Folies Bergère porque resulta que es el okupa del gran okupa y porque el club catalán ha terminado por convertirse en un territorio sin ley.
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