lunes, 27 de abril de 2015

12ª y última de feria en Sevilla. Todos felices menos Fandiño en el 75 aniversario de Miura /por J.A. del Moral ·

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 Todos felices menos Fandiño en el 75 aniversario de Miura


J.A. del Moral · 26/04/2015
Sevilla. Plaza de la Real Maestranza. Domingo 26 de abril de 2015. Decimosegunda y última de feria. Tarde nublada, lluviosa y con viento en el momento de empezar el festejo. Casi lleno.
Seis toros de Miura, Muy bien presentados en el tipo de la casa y con sobrados kilos. Intoreable el primero de principio a fin. Bravo y más que manejable por el lado derecho el segundo hasta que no quiso más. Malo sin mayores problemas el tercero. Apenas manejable el cuarto. Más que manejable el quinto. Muy enrevesado y a peor el sexto-
Dávila Miura (vino rosado y oro): Estocada atravesada que hizo guardia, pinchazo hondo atravesado perpendicular y descabello, palmas. Buena estocada de efectos rápidos, oreja pedida con unanimidad.
Manuel Escribano (corinto y oro): Pinchazo y estocada, gran ovación con saludos. Oreja de toda ley.
Iván Fandiño (caña y oro): Estocada trasera y tres descabellos. Pinchazo y estocada, silencio.

Pronto llegó el final. En Sevilla se hacen muy cortas las ferias aunque en demasiadas corridas hemos atravesado un largo desierto de casta, de fuerza y de bravura. Luego se arregló con las últimas. Se celebró ayer el 75 aniversario de la ganadería de Miura en Sevilla sin faltar ningún año. Oiga, eso tiene un mérito tremendo tanto por parte de los ganaderos, que ya van por la cuarta generación, como de la empresa de la plaza de toros y del público que, a través de tanto tiempo, ha permanecido fiel a la legendaria divisa.

Para mayor celebración del evento, el único miembro de la familia que salió torero, Eduardo Dávila Miura, reapareció la tarde de ayer porque, aun siendo muy joven todavía, hace años que se retiró. Suerte, mucho suerte le deseamos. Fue un gesto realmente encomiable y de agradecer. Como también deseamos suerte a los otros dos espadas. Manuel Escribano y Fandiño. Este último la merece más que ninguno porque el pobre anda alicaído tras su desastrosa tarde de Madrid donde, por cierto, ninguno de los seis toros que mató en solitario fue de Miura. Ayer tuvo que enfrentarse a dos y entre que no le sonrió la suerte y que no anda precisamente en buen momento, fue el único disgustado del festejo. Porque saltaron algunos toros manejables y tanto Dávila como sobre todo Manuel Escribano salieron encantados de la plaza.

Muchos paraguas durante el paseíllo. Y expectación consiguiente al ver salir a Dávila Miura antes que sus compañeros. El público obligó a saludar a Eduardo Dávila Miura una vez terminado el paseo. Invitó a sus compañeros a compartir la ovación.


Cárdeno obscuro el primero sin que se le notaran los 599 kilos que pesó. Dávila lo pasó de capa en el recibo como buenamente pudo. La fiera se quedaba corta frenándose y derrotando por arriba. Cumplió manseando en el primer encuentro con el caballo. Y lo mismo hizo en el segundo. Blandeó además. Dávila quitó con dos faroles y media. Imaginen como fueron. Dejó de llover antes de que le clavaran las banderillas. Bastante bien, por cierto. Berreó y se dolió. Gran mérito de los peones. Eduardo brindó al público en los medios. Arreció el viento mientras Dávila sacaba al toro de los terrenos cercanos a tablas. Intentó torear en redondo. En la primera serie el animal perdió la manos y en la segunda faltáron milímetros para la voltereta en un derrote del morlaco. Insistió Dávila logrando algún medio pase y otra vez por poco fue cogido al dar uno de pecho. Por el lado izquierdo fue aún peor. Ni uno pudo sacarle completo aunque en tres medio lo consiguió. Cualquier otro torero hubiera cortado. Dávila, no. Pasó las de Caín intentándolo una vez más. Por fin, macheteó por la cara y se fue a por la espada de acero. Mató de estocada atravesada que hizo guardia. No fue el toro para menos. Pinchazo hondo atravesado casi perpendicular posterior. Rueda de peones. Y descabello. Ovación. Tras el arrastre del morlaco, también fue aplaudido aunque tibiamente.


El cuarto solo pesó 555 kilos. Y parecía una sardina grande. Con mucha cara. Dávila bien con el capote tragando paquete en el recibo. Este toro pareció ser más posible que el primero, de momento. Bien colocado, tomó el primer puyazo manseando. Justo desde la raya interior se arrancó al segundo encuentro sin que le hicieran daño alguno. Muy bien Javier Ambel en la brega y Joselito Rus en banderillas. Ambos muy aplaudidos. Ayer había muy buenos aficionados en la Maestranza. Bien por bajo y en dos de pecho Dávila en el inicio de la faena. En redondo, el toro repuso mucho y no dejó que Dávila terminara los muletazos. Algo mejor fue por el izquierdo. Eduardo se los dio con bastante firmeza, logrando alguno decente. Muy cortas las arrancadas en los derechazos siguientes que remató con un muy buen pase de pecho. Más izquierdazos de mucho mérito. Y ¿para qué más? Pues hubo más con sustos incluidos. Tardó mucho Dávila en igualar para matarlo de buena estocada casi entera de rápidos efectos. Fue lo que buscada. Oreja. Misión cumplida, Eduardo. ¡Enhorabuena¡



Manuel Escribano es ducho en estas lides. Cárdeno claro el segundo. Escribano lo recibió con una larga de rodillas en el tercio y de seguido lanceó a la verónica bastante bien. Este toro se dejó más que el anterior. Galleó por chicuelinas y revolera para llevar el toro al caballo. Fue bravo y derribó. Le aliviaron el castigo. Puesto muy de largo, el toro se arrancó con alegría y tomó un leve segundo puyazo. Chicuelinas de Fandiño en el quite dando mucho espacio entre las tres que dio. Resultó desarmado y perseguido al rematar con una revolera. Por poco lo alcanza siendo librado por un peón de un posible percance. Escribano banderilleó en solitario con notoria facilidad. El segundo par, clavado a la media vuelta, le salió de perlas. Y el tercero, al quiebro por dentro junto a las tablas y arrancando sentado en el estribo, muy emocionante pese a caérsele un palo. Luego corrió por delante del toro a lo Fandi hasta pararlo. Las palmas echaron humo. El burel había galopado en banderillas viniéndose de lejos. Buena señal. Todos esperamos que fuera al menos manejable. Brindó Escribano al público. La faena empezó con dos pases cambiados con la derecha y tras cambiarse de mano con dos naturales. Bien por redondos en varias rondas. Fue un buen toro. El torero le dio siempre sitio en los cites. Es lo que se debía hacer. En la tercera, el bruto empezó a defenderse. Fue el momento de entrar a matar. Pero Escribano siguió intentándolo al natural. No lo permitió su enemigo. Manuel sufrió muy serios hachazos. De nuevo con la derecha, lo que se daba ya estaba dado. Fue imposible. Pinchó Escribano. El toro le había pedido la muerte antes. Lo consiguió a la segunda de estocada. Estando medio muerto, el toro pegó un agónico arreón. Clásico en algunos los toros de la casa.

Ahí va Escribano a porta gayola. Señores: ¡Qué espera más larga en total silencio¡ Impresionante. 656 kilos. Aunque el torazo se paró distraído nada más salir, Escribano pegó la larga cambiada de rodillas limpiamente y veroniqueó a las mil maravillas después. Bueno de momento el tremebundo animal. Puesto de lejos, fue el toro al caballo con alegre galope y salió suelto al sentir el hierro. Cumplió mejor en el segundo encuentro dejándose pegar aunque también salió suelto. Escribano en solitaria acción banderillera. “Churumbelerías” para un buen primer par. Juego con el toro a cuerpo limpio antes de clavar el segundo. Comprometido de poder a poder. Y quiebro al violín por dentro el tercero. Gran ovación. Brindó a Dávila Miura. Tremendo susto al empezar la faena con estatuarios junto a las tablas. Hizo bien en abrir al toro que tanto apretó para dentro. Naturales reponiendo mucho el animal. Imposible completarlos. Con la derecha un poquito mejor pero solo un poquito. Dos buenos, el tercero y el de pecho bien de verdad. Molinete, de pecho y más con la derecha teniendo que perder pasos entre pases. Bueno de pecho. Música: “Cielo andaluz”. Estupenda ronda al natural. Rompió el burel por ahí. Pero Manuel prefirió seguir a derechas con cambio y desplante de rodillas. Si mata, tendrá una oreja de peso en la mano. Ayudados por bajo y gran estocada. Superior Manuel Escribano.

609 kilos pesaba el tercer toro. Fue aplaudido al salir. Pese a cabecear, Fandiño no estuvo mal en el recibo. Apuntó buenos lances y remató con media. Intentó gallear pero fue imposible. Se protestó que el animal tomara el primer puyazo al relance. Manseó y evidenció falta de fuerza al salir. De nuevo sin colocarlo bien, tomó el leve segundo y salió suelto. Muy mal todos por incapaces de colocar al toro en su sitio en la suerte de varas. Ante las protestas, por fin le colocaron de largo y el toro fue sin más en un tercer encuentro. Bien Pedro Lara en el primer par y Jesús Arruga en el segundo, Difícil el morlaco en la muleta. Corto, reponiendo y gazapón. Fandiño lo intentó con la derecha sufriendo serios avisos de cogida. Al natural, solo medios pases en el mejor de los casos porque el toro fue a peor. Aseado anduvo el de Orduña. Hasta fue aplaudido. Regresar a derechas fue un querer y no poder salvo en una trinchera en forma. Continuó empeñoso para nada. Fue un error seguir. Pero con este toro nunca vimos a Fandiño aperreado, sino, ya lo he dicho, muy aseado y muy valiente además de habilidoso al matar de estocada entera aunque demasiado trasera por lo que tardó en doblar el animal. Tuvo que descabellar tres veces

Cerró plaza y feria el sexto. 572 kilos. Cárdeno obscuro. Y escurrío de aspecto… Osú… Larga cambiada en el tercio y bien intencionados lances con media recortada de remate. Manejable aunque cortito de viajes el burel. Colocado muy de lejos, fue galopando el animal al caballo y tomó el puyazo con ruido de estribos. Más de lejos aún lo colocó Fadiño para el segundo. Y también fue saliendo suelto. El problema que tiene esto es que muchos creyeron que el toro fue bravo. No lo fue. Bien Pedro Lara en la brega de banderillas. Buen par de Arruga. Y otro de Miguel Martín. Clarín floreado de final de feria. Emoción colectiva. Apaga y vámonos. A este había que cortarle la oreja como fuera. Derecha. Poca firmeza en los dos primeros. Guasa del toro. Se quitó el torero al intentar dar otro a derechas… Mal asunto porque si te quietas, estos toros se avisan de inmediato. Gazapea al citar al natural y echa la cara por las nubes en los embroques. Mal toro. Se tragó uno y el de pecho con la derecha a regañadientes. Empeño de Fandiño con la derecha sin resultados y a punto de ser cogido. Una pena. Y mucho riesgo al insistir con la izquierda. Ya no hubo más que hacer sino matarlo cuanto antes. Pinchazo y estocada… Lástima. El año que viene no vendrá a dos. O quizá a ninguna.

6 comentarios:

  1. Todos felices menos los que no creen en las mentiras de Rajoy.

    Mariano Rajoy ha desvelado este lunes que las elecciones generales "serán a finales de año", aunque "no cierra la puerta a otras fechas". "Entre mis innumerables defectos", ha redundado, "no está hacer cositas a corto plazo". Rajoy también ha avanzado “Sí, sí, yo quiero ser el candidato; confíen en mí, les irá bien”.

    "Soy consciente de las enormes dificultades que atraviesan muchas personas, son el principal objetivo de nuestra labor", ha indicado, "pero hoy muchos españoles compran coches, pisos y además lo dicen", ha subrayado.
    Digo yo, esto es caradura, poca vergüenza o que de tonto que es MIENTE más que Pinocho.

    Pues así ha respondido el presidente del Gobierno en el desayuno organizado por Europa Press, en el que ha despejado algunas dudas sobre su cuestionado liderazgo, y ha remarcado que, pese a unos malos resultados en las municipales y autonómicas, no tiene "ninguna intención de hacer cambios" en su partido. "Aunque si la tuviera tampoco lo diría", ha matizado.

    Así pues, "y si los españoles quieren", el Gobierno del Partido Popular "seguirá bajando los impuestos. Hay que recordar, ha señalado, "que el rescate estaba a un cuarto de hora de mi despacho. Pero hoy, la medida es que si continúa el crecimiento económico, nuestro plan es la bajada de impuestos".

    Rajoy ha admitido que, si él supiera por qué el Partido Popular ha perdido el favor de muchos votantes, "ya habría tomado medidas". Pero hay que decir, ha insistido, en que "nosotros asumimos el poder en un de los peores momentos de las últimas décadas de la Historia de España". "Hemos tenido que hacer muchas reducciones a los presupuestos, sobre todo los dos primeros años -ha explicado-. Reformas estructurales. Soy plenamente consciente. Pero también hemos intentando priorizar como en el tema de las pensiones".

    En efecto, ha continuado en su argumentación, "hay cosas que han hecho mucho daño al PP. Pero esas personas que nos han hecho daño están fuera. Hemos tomado medidas, otra cosa es que no lo hayamos explicado bien. Pero hemos dado pasos importantes. Las instituciones funcionan bien. Y desde luego, yo no puedo aceptar que haya un hilo de sospecha sobre los que se dedican a la política, porque llevo decenas de años, y he conocido gente, como concejales, que ni siquiera cobran".

    El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, respondió así de tajante y optimista a la pregunta final que resumió las nueve cuestiones sobre su sucesión que se plantearon esta mañana durante un desayuno informativo que protagonizó en el Foro Europa Press, su primera aparición de este tipo en toda la legislatura. El líder popular aprovechó, además, para descartar de paso cualquier gran renovación o cambios en el funcionamiento del PP tras las elecciones del 24 de mayo, incluso aunque salgan muy mal para su partido, y desautorizó de hecho las especulaciones sobre un presunto adelanto electoral de las generales para hacerlas coincidir con las autonómicas catalanas el 27 de septiembre: “No hay que hacer cositas a corto plazo”.

    El presidente del Gobierno y del PP está en medio de un giro en su estrategia de comunicación que ha fomentado durante todo su mandato en La Moncloa. Ahora hace paseos por la calle, blogs de vídeo, encuentros con periodistas privados y hasta desayunos masivos y públicos como el de esta mañana. La ocasión lo merecía, por el décimo aniversario del Foro Europa Press, y por la expectación interna creada en el Gobierno y el PP en las últimas semanas con la cuestionada gestión de los malos resultados de las elecciones andaluzas y luego con los escándalos del caso Rato y de los diputados Federico Trillo y Vicente Martínez Pujalte. A menos de un mes de las elecciones locales del 24 de mayo, Rajoy quiere pisar la calle, dar una imagen de más cercanía y explicarse lo más posible.

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  2. Al presidente popular se le interrogó así por cómo veía él desde su atalaya al PP en estos momentos. Y respondió rápido que "el PP está bien" pero luego desarrolló toda su teoría de por qué sigue siendo interesante respaldar y votar a esa formación incluso en estos momentos frente a otras emergentes y que obtienen mejores datos en las encuestas como Ciudadanos. Rajoy auguró así que "el PP va a ganar las elecciones" y ofreció sus razones: "Es un partido no inventado hace media hora, siempre da la talla y porque el PP es una fuerza política segura, no se va uno y entra otro, ofrece solidaridad, entereza y aguante en momentos de dificultad". El lema electoral de todas las campañas será, como repite Rajoy casi a diario, que "el PP es garantía de seguridad y estabilidad, un seguro para el conjunto de los españoles".

    El presidente del Gobierno aceptó, de manera implícita, que los españoles están castigando al PP por los asuntos de corrupción y por los recortes aplicados y las promesas incumplidas durante su mandato. Pero pronosticó que volverán a confiar en esa formación y renegó de los que ante casos que él considera aislados extienden un halo de sospecha general contra todos los políticos. Le sirvió esa defensa para intentar pasar de largo sobre el caso Rato y cómo se ha gestionado por parte del Gobierno. Solo comentó que Rato había sido su compañero y de muchos de los presentes en el desayuno informativo, plagado de altos cargos y barones del PP, valoró su gestión cuando fue vicepresidente económico con José María Aznar y añadió: "Las cosas son como son y ahora las instituciones responsables toman las decisiones sobre estos asuntos y Rato tiene la opción de defenderse con absoluta tranquilidad". Rajoy no quiso abundar en más explicaciones sobre Rato. Reiteró que "las instituciones funcionan".

    Sobre el caso de Trillo y Vicente Martínez Pujalte, que ha provocado que el PP apuntara la idea de flexibilizar más las actuales compatibilidades de los parlamentarios para facilitar su trabajo en otros sectores ajenos a la política y al Congreso, Rajoy indicó que un país como España es más que el Gobierno y que cada ciudadano y organismo y poder público debe asumir su responsabilidad. Envió así el asunto a las tareas que deben estudiar y emprender desde el Congreso su presidente, Jesús Posada, presente en el acto, y los demás diputados, pero sin "demagogias". Solo apuntó que el Gobierno ha aprobado un estatuto del alto cargo muy riguroso y que a él personalmente tampoco le gustaría que la política fuera un ámbito de trabajo para los diputados muy alejado de la calle.

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  3. Sobre Cataluña y el desafío soberanista, Rajoy se mostró de nuevo dispuesto a hablar de todo, incluso de la futura reforma de la Constitución, aunque no ya en esta legislatura y nunca si sobre la mesa se pone la discusión sobre la soberanía del Estado. Sobre el anunciado objetivo plebiscitario de las elecciones catalanas por parte del presidente Artur Mas, el líder popular zanjó: "Elecciones plebiscitarias son las que no se van a celebrar en Cataluña el 27 de septiembre". También descartó aprovechar el momento para anticipar las generales y juntarlas con las catalanas: "No hay que hacer cositas a corto plazo". Las generales serán a finales de año.

    Rajoy ha reconocido también el daño que ha supuesto el caso Rato. Y sobre esta cuestión ha dicho que el exministro ha sido su compañero, "e hizo una gran gestión, pero ahora lo mejor que podemos hacer es dejar todo en manos de las instituciones porque el Gobierno ya ha hecho todo lo que tenía que hacer".

    El presidente del Gobierno ha respondido a las preguntas referidas a Cataluña. A este respecto ha defendido que las elecciones plebiscitarias "son las que no se van a celebrar el 27-S. Esas son unas elecciones autonómicas", ha remachado.

    Sobre la posibilidad de restringir o ampliar las incompatibilidades de los parlamentarios, Mariano Rajoy ha recalcado que su ejecutivo ya ha tomado las iniciativas que debía en este aspecto y ha remarcado que es muy importante no alejar demasiado a los diputados de la calle. Ir más allá, en su opinión, podría conllevar el riesgo de que "solo se dedique a la política alguien con recursos ilimitados o con muy pocos", ha sentenciado.

    Además, el presidente del Gobierno ha advertido de que "la demagogia y la frivolidad sólo garantizan la regresión y la pérdida del nivel de influencia", un mensaje que ha lanzando en un momento en el que la mayoría de las encuestas coinciden en recoger el ascenso de formaciones como Podemos y Ciudadanos.

    El jefe del Ejecutivo ha señalado que hablar con "sosiego, argumentar, razonar y contraponer ideas y propuestas" es una "receta imprescindible para cualquier país y cualquier sociedad que pretenda progresar en la fortaleza de la instituciones y en el bienestar de sus ciudadanos". A su entender, los grandes países se hacen "con diálogo y argumentos".

    El caso Rato y su caótica gestión ha agravado las grietas y las diferentes visiones de afrontar la política que perviven en el Gobierno de Mariano Rajoy casi desde su fundación, hace ya más de tres años. Existen en el Ejecutivo que preside Rajoy dos grupos de edad y de poder, dos generaciones, totalmente diferenciadas. El ministro José Manuel García Margallo (71 años) tiene casi 30 años más que Soraya Sáenz de Santamaría (43), por ejemplificar con los dos supuestos líderes de las dos facciones más evidentes. Treinta años más de experiencia, de callos políticos, de pasado y hasta de relaciones personales con el propio Rajoy. Jorge Fernández y Miguel Arias Cañete tienen ya 65 años, frente a Fátima Báñez y Alfonso Alonso, que acaban de cumplir 48. Unos estuvieron en cargos y puestos públicos en la Transición y otros acaban de llegar a la política y no se sienten herederos de casi nada y de nadie.

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  4. “Yo creo que aquí lo que hay, además de las lógicas preferencias, sintonías y amistades personales, como se dan en todos los grupos humanos, son dos percepciones diferentes de la vida política y en general de la vida, pero más por cuestiones de edad y por trayectoria que por divergencias internas graves”, resume uno de los ministros menos etiquetables.

    “Los Gobiernos son como un tiovivo” y el del Ejecutivo de Rajoy chirría. La teoría de que los gobiernos son un carrusel muy particular la expuso el ahora presidente del Congreso, Jesús Posada, a dos exministros del Gobierno de José María Aznar —ahora en el entorno de Rajoy— a la salida de una de esas convenciones por aclamación del PP, en febrero de 2008, en Valladolid, en el lanzamiento de la campaña nacional. Posada desarrolló su tesis y ahora la explican en los despachos del poder para justificar los desajustes y descoordinaciones que padece el Ejecutivo y que han sido palmarios con la gestión de la crisis del caso Rato.

    “El Gobierno es un tiovivo que no para de dar vueltas con su musiquita, el caballo blanco es donde va montado el presidente, todos los demás, los que vamos en el coche de bomberos, en la ambulancia, en la moto del policía, en el tigre, el león o incluso en la carroza, miramos para el caballo blanco y querríamos ir a su grupa, y a veces vamos más cerca y otras más lejos, pero siempre encima del tiovivo, que es lo importante, porque si te caes o te bajas, ya no estas en el poder, porque los de arriba vamos mirando para el caballo blanco, dando vuelas, y con el ruido, las sirenas y la música no escuchamos bien a los de abajo, que nos gritan y dicen como hace Aznar o Esperanza Aguirre, que lo estamos haciendo mal, que no comunicamos y no hacemos política, pero tú no les escuchas y les saludas con la mano”, reinterpreta un ministro actual sobre la teoría de Posada.

    Esta misma semana varias personas han escuchado a Mariano Rajoy en La Moncloa descalificar lo sucedido con el caso Rato como un “espectáculo bochornoso” y dirigir todas sus sospechas y malestar de la gestión no a sus ministros más o menos afectados sino a las autoridades judiciales. En el Gobierno, otros ministros, apuntan aún más precisamente contra la Fiscalía General del Estado y particularmente contra la Fiscalía Anticorrupción, a los que culpan de las filtraciones. La Agencia Tributaria alertó hace casi un año y medio al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, de que las sucesivas declaraciones de Hacienda, de regularización fiscal y de bienes en el extranjero de Rato a partir de 2012 no cuadraban e iban a generar una investigación de oficio. No se avisó nunca al exvicepresidente. Tampoco lo supieron otros ministros y colaboradores de Rajoy en La Moncloa, lo que ahora ha destapado fricciones. Sí hubo charlas directas de Montoro con Rajoy que tuvieron su continuidad en el tiempo, como cuando en otoño se descubrió el escándalo de las tarjetas black de Bankia y Rajoy no daba crédito: “¿Pero en qué está metido otra vez ese señor?”. Los destellos emitidos por Hacienda se fueron confirmando y, pese a los primeros reparos de la Fiscalía sobre la inoportunidad de llevar el caso, al final se optó por seguir adelante con el trabajo de la Oficina Nacional de Investigación del Fraude porque se creyó que se habían acumulado pruebas suficientes.

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  5. En la tarde del miércoles 15 de abril Montoro recibió una llamada de Santiago Menéndez, director de la Agencia Tributaria. Le avisó: “La fiscalía de Madrid tiene ya todos los datos y el juez ordenará mañana la actuación”. Montoro creyó que actuaría la Fiscalía de Asuntos Económicos. Nunca se puso en contacto o telefoneó al ministro de Justicia, Rafael Catalá. Tampoco habló con la vicepresidenta o el ministro del Interior.

    A la mañana siguiente, temerosos ante un presunto alzamiento de bienes de Rato para responder a sus fianzas judiciales tras la publicación en un confidencial de la investigación en marcha, todos los mecanismos se pusieron en marcha. La fiscalía de Madrid propuso y el juez aceptó el registro y detención de Rato. La fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, tardó en localizar al ministro Catalá porque estaba en un Consejo Fiscal y fue a media mañana cuando le comunicó las actuaciones, según fuentes oficiales. Catalá llamó entonces a Rajoy. Un poco después, casi al final de la mañana y con los rumores mediáticos desbordados, Montoro recibió otra llamada de Menéndez para comunicarle la ratificación de las decisiones de la fiscalía y del juez. Y el responsable de Hacienda marcó el número del presidente que le interrogó desconcertado ante el ruido y la inquietud presente ya en muchos medios de comunicación: “¿Pero qué está pasando ahí?”.

    El Gobierno explica así que todas las actuaciones fueron profesionales e independientes y que, además, nunca habrían podido detenerlas si se lo hubieran planteado.

    “También hay un problema de origen en el diseño del Gobierno. Si el objetivo prioritario, casi único, era la salida de la crisis, la creación de empleo y las reformas económicas estructurales, no se entiende muy bien por qué no se creó la figura de un vicepresidente que aglutinara todas las responsabilidades en esa área y que ahora podría ser la cara de la recuperación y del milagro económico de Rajoy. Es una figura que no tenemos”, concluye el titular de un departamento de esa área.

    El Ejecutivo de Rajoy echa en falta un Rodrigo Rato. Sorprende escuchar esta frase en un despacho del entorno de Rajoy en esta semana crítica, donde el caso Rato ha descubierto de nuevo los problemas de descoordinación del equipo que manda en La Moncloa. Un ministro justifica esa idea: “El presidente intenta encarnar esa figura y personalizar los logros económicos, pero está en muchas cosas; la vicepresidenta también lo hace, y lo repite cada viernes tras el Consejo de Ministros, pero no resulta creíble en esa función; Cristóbal Montoro es el malo, nadie le quiere y es rechazado por todos nuestros barones; y Luis de Guindos está más ocupado en marcharse y ocupar un puesto internacional cuanto antes. Está claro que se echa en falta un Rato, pero es que no lo tenemos”. Un Rato, además, no se improvisa y seguramente no sería del agrado del propio Rajoy, que nunca ha querido ni fomentado a su lado personalidades muy sobresalientes. Su equipo lo formó a brochazos, de diversos retales.

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  6. El grupo de ministros conocido como G-5 se constituyó informalmente en miniclub autónomo tras un fin de semana primaveral de celebración con buenas viandas en la localidad riojana de Haro. Allí estaban los ministros Margallo, Jorge Fernández, Ana Pastor, José Manuel Soria y el extitular de Agricultura y ahora comisario europeo Miguel Arias Cañete. Todos con sus parejas. Todos amigos personales de Rajoy desde hace lustros y miembros de sus equipos en distintos departamentos. Todos muy autosuficientes, en política y profesionalmente. Tanto, que les une un cierto desdén hacia los recién llegados, hacia los jóvenes y, en especial, hacia la vicepresidenta, que creen algunos que no les trata con la debida admiración o consideración a su categoría. No es tanto una descalificación machista, como creen algunos en el entorno de la vicepresidenta, como un deje paternalista. Quedan esos ministros más veteranos una vez al mes y se invitan a cenas y fiestas privadas. Consideran que por amistad o pedigrí tienen un ascendente especial con Rajoy y se pueden permitir y se permiten llamadas y citas con el jefe sin filtros.

    Entienden que Soraya Sáenz de Santamaría, además, en su afán perfeccionista y casi obsesivo de su trabajo, por controlar y coordinar más, no les deja casi espacio ni autonomía para salir públicamente, para tener más presencia mediática y para hacer más política. No está claro tampoco qué quiere decir hacer más política. Los ministros que cuestionan el perfil de la “superministra Santamaría y sus tecnócratas” no pueden dejar de admitir su capacidad para estudiar bien los asuntos al detalle y su arrojo al querer exponerlos tras todos los Consejos de Ministros. Fueron también los miembros del autollamado G-5, luego etiquetados G-8 con la supuesta incorporación de Pedro Morenés, Rafael Catalá e Isabel García Tejerina, o G-8 ampliado con el presunto fichaje de José Ignacio Wert, los que abogaron por diversificar más la tarea de emitir mensajes, comunicar más y mejor.

    Rajoy, que fue el que diseñó este Gobierno y el que dejó huérfano al PP tras ganar las elecciones, aceptó esa carencia y se nombró un segundo portavoz tanto en La Moncloa (José Luis Ayllón, 44 años y número dos de Santamaría) como en el olvidado PP, con la figura más televisiva de Pablo Casado (34 años), para esconder las ausencias y lagunas de María Dolores de Cospedal y Carlos Floriano. Pero esa renovación cosmética no ha escondido ni tapado los desajustes estructurales en el Gobierno y el PP cuando se desata una gran crisis. Sucedió en el partido en Semana Santa tras la mala digestión del “castañazo” en las elecciones andaluzas, como define el propio Rajoy el mal resultado popular, con el inédito enfrentamiento abierto entre los partidarios de Cospedal y los de Javier Arenas y Sáenz de Santamaría. Y ha pasado ahora con el caos del caso Rato, donde varios ministros admiten que no saben bien ni qué ha ocurrido ni de quién es la culpa.

    Diego Barceló

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