La crítica al dictado de terceros es nefasta / por J.A. del Moral

"...La crítica, los críticos, para ser fiables, jamás deberían depender de opiniones que no sean las suyas propias aunque se equivoquen. Ejercer la crítica dependiendo de bastardas intenciones ajenas al mero objeto de analizar el toreo en función de las condiciones de cada toro, desvirtúa absolutamente su misión.."

La crítica al dictado de terceros es nefasta

 J.A. del Moral

Una cosa es la crítica y otra pretender que cambie el orden natural del toreo en cada momento según convenga a quienes influyen en la opinión de los periodistas… Una cosa es la crítica puntual de lo que ocurre en cada corrida y otra llevar la “faena” hecha para perjudicar a alguno o algunos de los actuantes por intereses de terceras personas inconformes con lo que les ha tocado administrar al objeto de llevar el agua a su particular molino.

La crítica, los críticos, para ser fiables, jamás deberían depender de opiniones que no sean las suyas propias aunque se equivoquen. Ejercer la crítica dependiendo de bastardas intenciones ajenas al mero objeto de analizar el toreo en función de las condiciones de cada toro, desvirtúa absolutamente su misión. El asunto es grave cuando quienes critican no saben de toros. Pero lo es mucho más si saben y renuncian a su saber para contentar a quienes les marcan determinadas pautas.

No son nuevas, sino viejas las malas intenciones de ciertos apoderados y empresarios, también de algunos matadores de entre los más encopetados, acostumbrados a influir en la crítica para llevarla a sus particulares conveniencias. Sobre todo si el medio en el que se prostituye el periodista es importante. A mayor importancia del medio, mayor es el pecado. Habría que cortar de raíz con tamaño despropósito. Felonía intolerable al fin y al cabo que los aficionados deben saber descubrir prestando mucha atención a los subterfugios y a las maniobras de los que así se comportan.

Si estas odiosas situaciones se producen sin riesgo para los que actúan tan falazmente, es porque los directores y los jefes de las redacciones de la mayoría de los medios desconocen los intríngulis del toreo y, debido a tal ignorancia, toleran las maniobras de sus críticos. Además, no le dan la importancia que tiene esta cuestión al lado de los duros avatares de la política, de la siempre importante economía del país y de los sucesos más o menos graves que inundan diariamente las páginas y los espacios de los periódicos impresos en papel o digitales y de las emisoras de radio. Por eso habría que hacerles llegar la verdadera realidad del acontecer taurino.

Todo esto viene a cuento de las campañas que viene sufriendo en su contra José María Manzanares desde que empezó a separarse del grupo llamado G-5, al darse cuenta de que estaba siendo manipulado por los intereses de dos de los amotinados, principalmente El Juli y Morante. Pero la campaña más o menos disimulada, se ha convertido en brutal acoso y derribo a raíz de que el alicantino fue contratado para actuar cuatro tardes en el abono sevillano.

No soy partidario de airear cuestiones de la vida privada de nadie, pero lo que es inevitable es hacerse eco del contenido de conversaciones escuchadas en algún restaurante en las que Manzanares fue calificado de “traidor” por personas muy cercanas a los toreros “ofendidos” y el mismísimo Ponce calificado despectivamente como “Poncio Pilatos”. Y es que no toleran a los que van a su aire y no obedecen a los que pretenden mandar en el toreo cual absolutistas dictadores.

Lo que está claro es que ahora mismo hay una guerra soterrada entre unos y otros toreros y que en tal guerra participan algunos periodistas incapaces de mantener la independencia a que están obligados por elemental sentido de la ética profesional. Da asco y hasta vergüenza comprobar cómo, cada día que pasa, parte de la crítica se está dejando manipular tan groseramente. Estaremos pues muy atentos a estos movimientos más o menos soterrados para denunciarlos cuando corresponda.

Son únicamente el toro y el toreo los que deben poner a cada diestro en su sitio y no los despachos profesionales en connivencia con las redacciones de ciertos medios.