lunes, 20 de abril de 2015

XIII FÁBULA LITERARIA "VICENTE ZABALA": Juan González Soto a la búsqueda del "alma" de Joaquín Bernadó.


Ediciones Bellaterra / Barcelona

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"...Una biografía es algo más que el relato de los episodios más o menos memorables de la vida de un ser humano. Es la búsqueda de ese ser humano en su singularidad, o, mejor aún, tal y como lo enuncia Juan González Soto en la breve “Noticia previa” que abre el libro Joaquín Bernadó. Hilo de seda y oro (Barcelona: Bellaterra, 2014), la búsqueda de «un alma». ¿Qué implica, en el caso de esta biografía del matador de toros catalán Joaquín Bernadó, tal búsqueda? Más aún, qué significa la búsqueda de un «alma» cuando el autor de la biografía declara, paladinamente, en esa “Noticia previa”, que para acercarse a esa «alma» tendrá que deambular por el «carnaval de la vida», esto es, por del mundo de la ficción, del disfraz, de la manipulación, del mover y el tensar..."

"...Y esta biografía del gran matador de toros catalán, Joaquín Bernadó. Hilo de seda y oro (Barcelona: Bellaterra, 2014), viene a lo que viene, a la búsqueda de un «alma». Y enteramente la encuentra. Y esto es ciertamente un logro de la escritura, del afán novelesco y la sensibilidad poética de Juan González Soto..."


  • El autor:
Juan González Soto Escritor español (Ávila, 1959). Es doctor en filología hispánica. Ha realizado estudios sobre Manuel Scorza, Iván Carvajal, Luis López Álvarez, Jesús Hilario Tundidor, Ildefonso-Manuel Gil, Dionisio Ridruejo, Eugenio Noel, Diego de Torres Villarroel, Enrique Larreta, José Moreno Villa, Enrique de Mesa, Agustín de Foxá. Ha publicado los poemarios Línea de flotación (1998), Cuerpos, esfuerzos, deseos (2000), Toro o azar (2002),Martel·lus, poeta de Tàrraco (2004) y Lugar cerrado (2004).

  • El torero:
Joaquín Bernadó Bartomeu nace en Santa Coloma de Gramanet el 16 de agosto de 1935. Aún no ha cumplido dieciocho años cuando, el 15 de mayo de 1953, debuta con picadores en la plaza de toros de Ledesma. 

  • Su primer cronista, Delfín Val Jarrín, define así su toreo: 
Sin nervios, frío, calmoso, tiene ángel. Su ángel está en el temple, en la finura, en la suavidad con que juega y mueve el capote y la muleta, en la natural manera de interpretar el toreo que el muchacho tiene.

  • Apenas un año después, en el mes de julio de 1954, K-Hito escribe: 
De no estar probado que Joaquín Bernadó ha nacido en Santa Coloma, habría que pedir su partida de nacimiento a la parroquia de Santa Ana, en Sevilla, junto a la cerámica trianera. ¡Qué sabor, qué color y qué olor de torero caro! Sus verónicas parsimoniosas, sus pases de pecho más largos que el talgo, sus soberbios naturales. Aunque el novillo le pegue una voltereta, él ni se despeina. Joaquín Bernadó es la elegancia con montera. 

  • En octubre de 1975, Juan Soto Viñolo escribe: 
Joaquín Bernadó tiene su sitio entre los mejores. Lo muestran su arte, su técnica, su galanura, su madurez. Ha ganado larga y honradamente ese sitio. Se lo viene ganando desde hace tiempo, dictando lecciones magistrales de toreo cada tarde que pisa la arena. Logra la lidia requerida a cada res, y deja sobre el ruedo el perfume de su toreo reposado, ligado y hermoso con la muleta planchada, tersa como una cartulina roja. 

  • El día de su despedida, el 25 de septiembre de 1983, en la plaza de toros Monumental de Barcelona, Mariano de la Cruz cierra su crónica: 
No sólo se despide un gran maestro del toreo, sino que lo hace un torero catalán admirado por toda la afición del mundo. 

  • El 19 de abril de 1987 reaparece en Barcelona. Y continúa vestido de luces hasta la feria de San Isidro de 1990.
«Llega la hora de preguntarse –dice Joaquín Bernadó– por qué he sido torero, mejor sería decir matador de toros. Bueno, por qué he sido matador y sigo siéndolo, ¡ojo!, que de esto no se quita uno así como así, sin más ni más. Creo que tiene mucho que ver que desde el principio, cuando yo era pequeño, mis padres me llevaron a los toros. En ese momento te entra por los ojos, te entra por los ojos lo que es, claro, la fiesta, los toros como fiesta. Después llega un momento en que me dije, acaso soñando, porque estas cosas que uno se dice de pequeño no sabes si son realidad o son fantasía: Yo también voy a hacer esto. Yo también voy a torear.»

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