"...Las promesas de los políticos no valen nada. Ya dijo Romanones que “siempre” o “nunca” en política quiere decir los próximos cinco minutos. He visto a Albert Rivera, líder de Ciudadanos, salir de la Monumental de Barcelona a hombros de los aficionados por su defensa de la libertad para celebrar corridas de toros. Ahora, su candidata en Valencia clama por la prohibición de los toros haciendo de ella una de sus promesas electorales..."
La verdad, aunque duela
- Ya dijo Tierno Galván con todo desparpajo, que “las promesas electorales están para no cumplirlas”.
Querido Andrés, ya ve usted que como no nos pasemos nosotros mismos por la faja el toro de la ignominia de que nos están haciendo objeto, poco podemos esperar de los demás. Esa es la verdad, aunque duela.
Me pide Andrés que escriba un billete sobre las elecciones que se celebrarán el próximo domingo y tácitamente me incita a que les levante el faldón de la camisa a los partidos antitaurinos, a ver si así los aficionados a los toros no los votan. Cosa harto difícil porque, además de que en la afición al toreo caben todos los credos socio-político-religiosos, los españoles tenemos mucha experiencia sobre la facilidad de los políticos para decir digo donde antes han dicho Diego. Nos prometieron para atraer nuestro voto que no subirían los impuestos, y es lo primero que hicieron cuando se sentaron en la poltrona. Ya dijo Tierno Galván con todo desparpajo, que “las promesas electorales están para no cumplirlas”. Todos los políticos proclaman a grito pelado en las campañas electorales que lo quieren todo para el pueblo, pero se les olvida decir que el pueblo bien entendido comienza por ellos mismos. Abominan contra la corrupción... Pero la de los otros partidos.
Las promesas de los políticos no valen nada. Ya dijo Romanones que “siempre” o “nunca” en política quiere decir los próximos cinco minutos. He visto a Albert Rivera, líder de Ciudadanos, salir de la Monumental de Barcelona a hombros de los aficionados por su defensa de la libertad para celebrar corridas de toros. Ahora, su candidata en Valencia clama por la prohibición de los toros haciendo de ella una de sus promesas electorales. Pedro Sánchez (PSOE) recibió a una comisión de ingenuos ganaderos que iban a rendirle pleitesía y pedirle árnica para el campo bravo y dio órdenes a su oficina de prensa de que no se filtrara ni una palabra sobre la visita. Eso sí; una de las primeras promesas que hizo cuando se sentó en el despacho de la calle de Ferraz, sede del PSOE, fue que “jamás le vería nadie en una plaza de toros”.
El PP se acuerda siempre de los toros cuando se acercan las elecciones, y entonces es capaz de hacer hasta congresos de tauromaquias, con la presidenta vestida por el sastre de toreros Justo Algaba, pero acabadas las elecciones fríe a impuestos al espectáculo taurino. Eso sin olvidar cómo dejó caer la Fiesta en Cataluña, actualmente prohibida unilateralmente por el gobierno separatista catalán contra todas las previsiones legales de la Constitución. Así es que, querido Andrés, ya ve usted que como no nos pasemos nosotros mismos por la faja el toro de la ignominia de que nos están haciendo objeto, poco podemos esperar de los demás. Esa es la verdad, aunque duela.
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