jueves, 7 de mayo de 2015

Madrid, además de Aguascalientes, también existe / Por Carlos Bueno



El mismo día de José Tomás, a más de 9.000 kilómetros de Aguascalientes, tres toreros hacían en Madrid un paseíllo clave para ellos. Los toros de Montealto, hirieron a dos de los coletudos. Ángel Teruel  y López Simón. Qué fácil de escribir y qué heroico de protagonizar. Y Morenito de Aranda firmó una faena extraordinaria. El resultado fue una tarde para el recuerdo, una corrida que ponía sobre el tapete las características fundamentales de la tauromaquia, valor y arte, épica y estética. Sin embargo, las telenoticias no le dedicaron ni un segundo.


Madrid, además de Aguascalientes, también existe
  • Para que sigan saliendo fenómenos mediáticos como José Tomás, es necesario que la tele se haga eco también de los éxitos y méritos de otros toreros, y que el negocio taurino premie los triunfos como merecen, no que eche piedras sobre su propio tejado.

Carlos Bueno 
Para que sigan saliendo fenómenos mediáticos como José Tomás, es necesario que la tele se haga eco también de los éxitos y méritos de otros toreros, y que el negocio taurino premie los triunfos como merecen, no que eche piedras sobre su propio tejado. 
                                                                                          
Hablaban las televisiones del enésimo regreso a los ruedos de José Tomás. Claro, trascurre tanto tiempo entre corrida y corrida del hierático de Galapagar que cada vez que se viste de luces el hecho toma consideración de acontecimiento. Se hacían eco los telediarios de su decisión de volver a pisar la plaza donde hace cinco años recibió la peor cornada de su vida, la de Aguascalientes. Pormenorizaban el impacto económico que había supuesto para la ciudad mejicana y narraban su triunfo atreviéndose a juzgar su técnica y su valor, algo, por otra parte, fuera de toda duda. Tres orejas y puerta grande para el madrileño. Éxito personal y del toreo. Repercusión mediática sin tintes rosas ni amarillentos. Bueno para la Fiesta. 

El mismo día, a más de 9.000 kilómetros de allí, tres toreros hacían en Madrid un paseíllo clave para ellos. Los toros de Montealto, dos de ellos con más de 600 kilos, salieron buenos pero hirieron a dos de los coletudos. Ángel Teruel apenas pudo dar unos muletazos antes de resultar gravemente corneado. López Simón aguantó sin entrar a la enfermería casi media hora con la pierna abierta hasta acabar con su segundo antagonista. Cortó dos orejas pero no pudo salir a hombros porque le estaban operando. Qué fácil de escribir y qué heroico de protagonizar. Y Morenito de Aranda firmó una faena extraordinaria, con tanto mando como belleza. El resultado fue una tarde para el recuerdo, una corrida que ponía sobre el tapete las características fundamentales de la tauromaquia, valor y arte, épica y estética. Sin embargo, las telenoticias no le dedicaron ni un segundo. 

Creo sinceramente que no es justo, ni para los toreros ni para el espectáculo, e intuyo que si José Tomás acaparó todos los flases y focos es porque, en la balanza, el interés mediático cae de su parte. Así son las líneas editoriales de nuestras cadenas de televisión y será difícil cambiarlas. Pero para que sigan saliendo fenómenos sociales como el de Galapagar es necesario que la tele se haga eco de otros triunfos y méritos. Ahora sólo cabe esperar que, como antaño, los triunfos en Las Ventas tengan el premio que merecen. Sólo faltaría que el negocio taurino se echase piedras sobre su tejado. 

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