jueves, 11 de junio de 2015

Premio y proclama / por Jorge Arturo Díaz Reyes





"...Los jurados, generalmente especialistas, autoridades en la materia, garantizan per se la incuestionabilidad y acatamiento del fallo, pero además, son personas de confianza de quien los designa, el patrocinador..."

 Premio y proclama

Jorge Arturo Díaz Reyes
Cali, 9/06/2015.- cronicatoro.com
Los premios tienen hoy mucha importancia. Dicen y hacen bastante más de lo que supone creer que solo expresan el gusto de quienes los otorgan.

Los jurados, generalmente especialistas, autoridades en la materia, garantizan per se la incuestionabilidad y acatamiento del fallo, pero además, son personas de confianza de quien los designa, el patrocinador.

En la sociedad (globalizada) actual, cuando sin tiempo ni deseo de pensar y decidir delegamos ese engorro en “los que saben”, los que a todos trance por los medios nos dicen qué es lo mejor, peor, bueno, malo, conveniente inconveniente; cuanto valen las cosas, los conceptos, las personas, sus hechos; premiar es una de las maneras de decirlo.

Así es, así esta bien, así debe ser. Por lo tanto un premio más que una recompensa, es una declaración de principios, una forma de proclamar, de tocar el imaginario colectivo e influir en el comportamiento general.

Somos además, una sociedad regida por el mercado, una “sociedad de mercado”, y los premios hacen parte de ello. El Oscar, por ejemplo, premio de la industria cinematográfica, dispara las recaudaciones de las películas y la cotización de los actores galardonados. Similar papel cumplen los de arte, belleza, literatura… Los de tauromaquia no pueden ser excepción.

Acaban de otorgar el oficial Taurodelta para triunfador de la feria de San Isidro a una faena con algunas virtudes pero inexpresiva, líneal, desarmada, picuda, rematada con pinchazo y estocada descolocada, a un toro inofensivo, que se salió en varas, que blandeó y predicó una docilidad al filo de la mansedumbre. La ha elegido un jurado conformado por las firmas más prestigiosas de la crónica española. Inobjetable.

¿Que dice sin decirlo? Que ese es el toreo, que así debe ser, que ese es el toro y así debe seguirse reproduciendo. No vamos a caer en la bajeza de apoyarnos en la coincidencia de que el premiado es torero de la empresa, ni que el encierro premiado, que fue de nota, pertenece a una ganadería paradigma de las comerciales. Pero…

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