viernes, 5 de junio de 2015

Tres héroes tres / por Por Paco Mora


Manuel Escribano de poder a poder / Foto Andrew Moore

"...Una oreja ganada a sangre y fuego ha acreditado a Manuel Escribano en Madrid como un valiente a carta cabal, capaz de darle pases “a ese toro enamorado de la luna”… y a los de Adolfo. Que eso ya es la releche..."

Tres héroes tres
  • Manuel Escribano ha salido hoy por su pie de Las Ventas por puro milagro. Algo le debe a la imagen que llevaba al cuello, cuya cadena le arrancó el sexto de la tarde con la punta de un pitón

Tres héroes vestidos de luces contra seis toros… de Adolfo Martín. La “adolfinada” no ha decepcionado a nadie que conozca el historial de la ganadería. Los que siempre hemos pensado que si tuviéramos un hijo torero, antes que dejarlo torear un toro de esa ganadería, le romperíamos una pierna continuamos pensando lo mismo. Así, al menos tendríamos un hijo cojo pero vivo. Manuel Escribano ha salido hoy por su pie de Las Ventas por puro milagro. Algo le debe a la imagen que llevaba al cuello, cuya cadena le arrancó el sexto de la tarde con la punta de un pitón. El tercero ya anduvo dudando entre arrancarle las hombreras del vestido de torear o la yugular. Una oreja ganada a sangre y fuego ha acreditado al sevillano en Madrid como un valiente a carta cabal, capaz de darle pases “a ese toro enamorado de la luna”… y a los de Adolfo. Que eso ya es la releche.

Y de Urdiales… ¡Qué decir del riojano! Con contarles que se puso bonito y le faltó un tris para cortarle un apéndice auricular, con doce o quince muletazos parsimoniosos de inusitada naturalidad a su segundo, cuarto del festejo, ya está dicho todo. Que no es poco ni baladí. Cosa que consiguió también en su primero, pero el fallo a espadas en los dos quizás le robó una puerta grande de mucho mérito.

Castella, el mejor colocado profesionalmente de los tres héroes de esta tarde, que no necesitaba someterse a la dura prueba de enfrentarse a los pupilos de don Adolfo, lo quiso hacer como un desafío a sí mismo, y para tapar bocas que barbotan que si toreaba tres corridas en San Isidro es porque este año lo apodera la empresa. Pues miren ustedes, ahora voy a torear dos de las que torean las figuras -y él lo es- y una de las reservadas a la brigada de choque, se dijo el galo más importante que ha dado la tauromaquia francesa. Y ha mostrado la misma firmeza que con los “juampedros” o los “zalduendos”. Doble mérito del de Beziers de la torera Francia. Pero sus dos oponentes no servían ni para tacos de escopeta. Gran momento y gran feria la de Castella.

La corrida ha salido mansurrona, sin humillar, salvo algún momento de alguno que enseguida optaba por las alturas. Muchos cabezazos, muchas miradas asesinas ora a los muslos ora a la garganta de los toreros y poca casta y escasa bravura, salvo en el último que tenía más de genio que de lo otro. Ni siquiera ha salido la fiera corrupia que se quiere comer a los del chispeante como en otras ocasiones, con la que los matadores se pueden pelear y ganar o perder la partida. Ese sector de público “en estado de cabreo” que ameniza las tardes venteñas, no ha cesado de exigirles a gritos a los toreros que se cruzaran con los toros. Es su manera de divertirse. ¡Qué le vamos a hacer!

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