martes, 7 de julio de 2015

DERECHOS DE LAS MINORÍAS / por Antolín Castro


Estas minorías también tienen, y reclaman, sus derechos 
Foto: La Loma


"...Ahora, gobernados por un montón de gentes y pactos de todo tipo, éstos ni siquiera políticos sino activistas de toda índole, estamos todos los días de sobresalto. Dichos sobresaltos llegan para todos y en todas las direcciones, pues son muy ocurrentes estos aprendices de gobernantes, pero con el tema de los toros la han cogido meona..."



DERECHOS DE LAS MINORÍAS

España
Suelen invocar con mucha frecuencia los derechos de las minorías… siempre que esas minorías sean las que ellos defienden. Léase por ‘ellos’ políticos, en general de izquierdas y más allá, y asociaciones de todo tipo. Lo exigen para todo lo que ellos hacen o defienden, pero sin respetar lo que otros hagan o defiendan. Es decir, la ley del embudo: la parte ancha para mí y la estrecha para los demás.

Ahora, gobernados por un montón de gentes y pactos de todo tipo, éstos ni siquiera políticos sino activistas de toda índole, estamos todos los días de sobresalto. Dichos sobresaltos llegan para todos y en todas las direcciones, pues son muy ocurrentes estos aprendices de gobernantes, pero con el tema de los toros la han cogido meona.

Parece ser el tema más importante del que ocuparse, cuando curiosamente es el tema que más desconocen. Lo desconocen todo pero eso no les impide atacar lo que ignoran. Esa es la verdadera definición del necio, odiar o atacar cuanto ignora. Del mismo modo que alguien al que le molesta una caca de perro en la calle quisiera exterminar y prohibir la tenencia o presencia de los mismos. Sería necio, pues con ser incómoda la caca que ha hecho el animal, son muchos más los beneficios con los que ese animal obsequia al ser humano. Sería un disparate.

De igual modo podemos calificar, de disparate, esta manía que han cogido con la fiesta de los toros. Se arrogan ser más intelectuales que Ortega y Gasset, más modernos que Picasso, más sabios que Vargas Llosa, por citar solo unos ejemplos. Si tuvieran humildad, que es lo que menos tienen, se darían cuenta que no pueden estar sus pensamientos por encima de todos los demás, incluidos los citados.

Una perspectiva general les podría enriquecer. No puede ser tan malo si gentes de tantos sitios y tanto nivel lo acogieron como propio. No puede ser tan malo si entre todos los animales es al único que le dejan que sea él, sin domesticar, sin obligar a cambiar sus señas de identidad. No puede ser tan malo si para su conservación se les regala un habitat que les beneficia a ellos, a otros animales y también a los humanos; dehesas inmensas donde ellos y el resto del ecosistema son los reyes. No puede ser tan malo si de media viven más años y en mejores condiciones que el resto de la fauna animal, a la que el humano destina a la alimentación sin concederles ni uno solo de los privilegios que el toro bravo tiene.

No, no puede ser tan malo. Peor nos parece que se le den puestos de responsabilidad a quien presume de mearse en la calle sin quitarse las bragas, entre otras cosas porque no las lleva. Peor nos parecen los insultos y vejaciones que sufren personas por deficiencias acaecidas por terrorismo. Peor nos parece ese hincapié en pedir el respeto de las minorías, que las hay y que hay que respetar, siempre y cuando no sean las que ellos odian.

Minorías hay muchas, los gays por ejemplo no son mayoría, y quieren que tengan una fiesta con proyección como San Isidro -Carmena dixit-; minorías étnicas o religiosas a las que se solicita tengan amparo. Curiosamente, aunque el aficionado a los toros sea una minoría mayor que las citadas en muchos países, esa no es una minoría a contemplar. Será porque se trata de mayorías, pues en ese caso tampoco. La vara no la tienen para medir, la tienen para dar y tocar. A unos les dan aunque les duela y a otros los tocan con ella como si fueran sus hadas madrinas. Esas son las gentes que tenemos sentadas en las instituciones.

Los derechos a las minorías tantas veces reclamados, habrán de ser invocados por los aficionados ante quien corresponda, antes que estos ‘protectores’ de su ignorancia acaben con los toros y con todos. Como quiero tener derechos, estoy pensando dejarme coleta, declararme gay, ponerme rastas o un piercing en cualquier parte del cuerpo y así poder gozar de algún privilegio o derecho. 

***

3 comentarios:

  1. El concepto de minoría según lo entiende Albert Memmi, escritor y ensayista nacido en Túnez en diciembre de 1920, cuando este país era aún una colonia francesa. Memmi de origen judío y de lengua árabe.
    Estudió en París, y combatió en la Segunda Guerra Mundial, no se refiere tanto al número de personas que componen la minoría, que pueden ser muchas, sino en el estado de dominación que se ejerce sobre ellas. Los judíos fueron perseguidos siendo menor su número poblacional, pero los negros sudafricanos sufrieron menoscabos en su propio continente a pesar de ser numéricamente mayores.

    Hay muchos casos de minorías que sufren discriminación, ya sea por sexo, mujeres, y aún más los homosexuales, en este caso, por su orientación sexual; los discapacitados, los niños, los extranjeros, los ancianos, los negros, los judíos o los gitanos, entre otros.
    La igualdad entre las personas ya fue expuesta por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano tras la Revolución Francesa y la consagró la Declaración Universal de los Derechos humanos de 1948, luego del saldo lamentable que por cuestiones racionales arrojó el régimen nazi. Sin embargo parece formar parte de la naturaleza humana que algunos hombres se sientan irracionalmente, superiores a otros.
    Para defender a las minorías raciales, se dictó “La Convención Internacional contra Todas las Formas de Discriminación Racial” que incluye no solo al racismo sino también a la xenofobia u odio al extranjero. Otras disposiciones que protegen internacionalmente a las minorías son: La convención que elimina la discriminación contra la mujer, la convención que protege los derechos del niño, etcétera.
    El artículo 27 del “Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos” expresamente dispone que cuando existan en un país minorías religiosas étnicas o lingüísticas, no podrá negárseles el derecho a su propia cultura, a su propia religión y a su propio idioma.
    En 1992 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó “la Declaración sobre los Derechos de las Personas que integren minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas”. En 1995 la Comisión de Derechos Humanos, a través de una Subcomisión, creó un Grupo de Trabajo dedicado a realizar recomendaciones para proteger los derechos de las minorías.

    Ahora lo que importa al margen de “mayorías o minorías” es apartar de la circulación a todos estos diablos con rabo y cuernos, como Podemos y similares. Para que de esta forma tenga el terreno bien abonado los leales y correctos políticos que sin meter la mano en la caja, se les cuela en sus “cuentas suizas” buenos dineros por arte de birlibirloque.

    Diego Barceló

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  2. El concepto de minoría según lo entiende Albert Memmi, escritor y ensayista nacido en Túnez en diciembre de 1920, cuando este país era aún una colonia francesa. Memmi de origen judío y de lengua árabe.
    Estudió en París, y combatió en la Segunda Guerra Mundial, no se refiere tanto al número de personas que componen la minoría, que pueden ser muchas, sino en el estado de dominación que se ejerce sobre ellas. Los judíos fueron perseguidos siendo menor su número poblacional, pero los negros sudafricanos sufrieron menoscabos en su propio continente a pesar de ser numéricamente mayores.

    Hay muchos casos de minorías que sufren discriminación, ya sea por sexo, mujeres, y aún más los homosexuales, en este caso, por su orientación sexual; los discapacitados, los niños, los extranjeros, los ancianos, los negros, los judíos o los gitanos, entre otros.
    La igualdad entre las personas ya fue expuesta por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano tras la Revolución Francesa y la consagró la Declaración Universal de los Derechos humanos de 1948, luego del saldo lamentable que por cuestiones racionales arrojó el régimen nazi. Sin embargo parece formar parte de la naturaleza humana que algunos hombres se sientan irracionalmente, superiores a otros.
    Para defender a las minorías raciales, se dictó “La Convención Internacional contra Todas las Formas de Discriminación Racial” que incluye no solo al racismo sino también a la xenofobia u odio al extranjero. Otras disposiciones que protegen internacionalmente a las minorías son: La convención que elimina la discriminación contra la mujer, la convención que protege los derechos del niño, etcétera.
    El artículo 27 del “Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos” expresamente dispone que cuando existan en un país minorías religiosas étnicas o lingüísticas, no podrá negárseles el derecho a su propia cultura, a su propia religión y a su propio idioma.
    En 1992 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó “la Declaración sobre los Derechos de las Personas que integren minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas”. En 1995 la Comisión de Derechos Humanos, a través de una Subcomisión, creó un Grupo de Trabajo dedicado a realizar recomendaciones para proteger los derechos de las minorías.

    Ahora lo que importa al margen de “mayorías o minorías” es apartar de la circulación a todos estos diablos con rabo y cuernos, como Podemos y similares. Para que de esta forma tenga el terreno bien abonado los leales y correctos políticos que sin meter la mano en la caja, se les cuela en sus “cuentas suizas” buenos dineros por arte de birlibirloque.

    Diego Barceló

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  3. Entre unos y otros me quitaron los derechos para seguir siendo aficionado.

    Gabriel Viruega

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