Francisco Marco, en Pamplona /ABC
"...Seis toros de Escolar en la sexta de San Fermín. Cuatro que han sido un auténtico purgatorio para Paulita y Francisco Marco y dos (tercero y sexto) que han supuesto la gloria de la puerta grande para el lorquino Paco Ureña. Así es esta Fiesta..."
El purgatorio y la gloria
En el toreo también existen la gloria y el infierno. Y salir de este purgatorio de las corridas llamadas duras y entrar en las que dan opciones para alcanzar la gloria es una misión poco menos que imposible, aunque en ocasiones puntuales y muy de tarde en tarde se produzca el milagro.
Seis toros de Escolar en la sexta de San Fermín. Cuatro que han sido un auténtico purgatorio para Paulita y Francisco Marco y dos (tercero y sexto) que han supuesto la gloria de la puerta grande para el lorquino Paco Ureña. Así es esta Fiesta. Toros para la época heroica del toreo los cuatro citados, a los que probablemente les hubieran cortado las orejas Machaquito y Bombita, con cuatro o seis muletazos de pitón a pitón y una buena estocada. Una quimera en la actualidad porque los públicos quieren naturales y pases de pecho templados y cadenciosos, cosa que con este material es empresa harto difícil. Esta es la realidad, por mucho que los eternos "sabios insatisfechos" mantengan lo contrario.
El segundo de la tarde era un verdadero sarraceno con una lanza en cada pitón, deseando hacer carne en el torero. Bastante ha hecho el aragonés con quitárselo de encima con cierta brevedad pero pasando un quinario. Algo similar le ha ocurrido a Marco, que tantos años lleva de los Apepinos a los Andes persiguiendo su sueño. Palabras muy sinceras las suyas cuando declaró a la televisión que no sabía si torear este tipo de ganado "valía la pena", sobre todo cuando se tienen puestas todas las esperanzas en una sola carta; la de los "escolares", que en malas intenciones han resultado auténticos catedráticos. De todo hay en la viña del Señor, y esto es a lo único a que pueden aspirar toreros como los que componían la terna de esta corrida.
Y es que en el toreo también existen la gloria y el infierno. Y salir de este purgatorio de las corridas llamadas duras y entrar en las que dan opciones para alcanzar la gloria es una misión poco menos que imposible, aunque en ocasiones puntuales y muy de tarde en tarde se produzca el milagro. Casos ha habido siempre y continúa habiendo. Es cuestión de valor, paciencia y perseverancia. Y así y todo, como dice Marco; no se sabe bien "si vale la pena".
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