El Juli se adueñó de una tarde en la que los factores alteraron el producto
J.A. del Moral - 28/08/2015
No es de chocar que las máximas figuras no quieran ir por delante en las corridas que torean. Sobre todo en plazas importantes. Pero a los que les llega el momento de no tener más remedio que encabezar carteles, les suele perjudicar porque las buenas faenas que hacen en la apertura de los festejos, no se valoran suficientemente y el término de la comparación queda inevitablemente diluido cuando los que les siguen en sus respectivos y posteriores turnos triunfan con el público ya más atento y más dispuesto a premiarlas. Esto es lo que le ha ocurrido este año a Enrique Ponce en Bilbao y en sus dos corridas por muy poncista que sea la plaza de Vista Alegre. Las faenas que abrieron los dos festejos en que el valenciano actuó en esta feria, fueron las de mayor calidad de las vistas en la feria hasta el momento con notable diferencia. Si las hubiera podido hacer ocupando el segundo o el tercer lugar, podría haber cortado dos orejas, siempre y cuando hubiera matado pronto y bien. Anteayer le falló la espada. Y ayer acertó. Pero es que, para colmar la mala suerte, sus segundos oponentes en ambos festejos fueron materialmente imposibles, no por malos, sino por muertos. De tal modo, por todo esto he incluido en el título de esta crónica que en el toreo, el orden de factores, si puede alterar el producto.
No obstante, ahí quedaron tanto la de antier con el primer toro de Juan Pedro Domecq como la de ayer con el primero de Garcigrande.
Esto no quita para que reconozcamos que El Juli ayer anduvo enorme con su segundo toro del que extrajo más de lo que tenía gracias a su indiscutible poderío. El presidente no quiso darle la segunda oreja, que sin duda mereció, creo que por arrepentido de haberle regalado la del segundo toro con el que anduvo bien aunque vulgar y lo mató de una estocada baja.
Pero como dijimos ayer, no caben lamentaciones. El toreo fue, es y seguirá siendo así y a cada cual le llega su San Martín. Veamos en detalle lo que ocurrió en esta quinta de feria con ganado variado en su mediocridad y en la que los tres matadores estuvieron por encima de sus respectivos oponentes, gracias a lo cual el mucho público que otra vez hubo en la plaza, pasó una tarde ciertamente interesante. Les cuento ahora en detalle.
Bilbao. Plaza de Vista Alegre. Jueves 17 de agosto de 2015. Quinta de feria. Tarde medio nublada con bochorno y tres cuartos largos de entrada.
Seis toros de Garci Grande-Domingo Hernández, desigualmente presentados y de distinto juego en función de la fuerza de cada uno. Justa aunque suficiente tuvo el dócil que abrió plaza. Noble sin clase el segundo. Muy soso y apenas manejable el muy terciado tercero. Deslucidísimo el cuarto. Mediocre aunque muy mejorado por la maestría de quien toreó el quinto. Muy manejable el sexto.
Enrique Ponce (prusia y oro): Estocada trasera, oreja. Estocada corta y dos descabellos, palmas con saludos.
El Juli (corinto y oro): Estocada baja, oreja facilona. Buena estocada, oreja, fortísima petición de la segunda y dos vueltas al ruedo con gran bronca posterior al presidente por no conceder el segundo trofeo.
Miguel Ángel Perera (violeta y oro): Estocada, palmas con saludos. Tres pinchazos y estocada, aviso y ovación.
Con el temor en los cuerpos y en las mentes de los actuantes y de los presentes tras el fiasco de antier con la corrida de Juan Pedro Domecq, abrió plaza un toro con gran peso. 598 kilos. Colorao ojo de perdiz y, de salida, suelto, renqueante de patas y blando de manos. A Ponce le molestó el viento en los capotazos del recibo. El toro derribó en el primer encuentro con el caballo. No le pegaron nada. Pero sí en el segundo puyazo. Perdió las manos tras tomarlo. Breve quite de El Juli. Lo aliviaron en el tercero. Ponce se ocupó de la brega en el inicio del tercio de banderillas que se cubrió de trámite. Choquetazo del toro en un burladero previo a la faena de Ponce que, no obstante el golpe, tuvo muy buen comienzo con la derecha y un templadísimo cambio de mano. Sobre las rayas, tres en redondo y el de pecho zurdo. Otros cuatro con la mano diestra y un larguísimo de pecho. Por el momento, noble el animal aunque sin chispa. Un largo ramillete de naturales de menor a mayor enjundia y acople. Muy relajado después en redondo ligando a un doble de pecho sensacional. Y la plaza empezando a hervir. Más naturales con el toro algo rajado, poncinas en tres viajes, abaniqueo, desplante, dos ayudados buscando la igualada y estoconazo trasero hasta las cintas. Oreja largamente pedida y tardíamente concedida. El único pecado y la gran virtud de esta faena fue su enorme facilidad. Ponce paseó el trofeo con la señorial despaciosidad que acostumbra. Lo mismo que su toreo. A qué las prisas. Nunca las tuvo. Y menos en su paseíllo número 61 en Vista Alegre.
Negro el cuarto. 546 kilos. Distraído y suelto del capote de Ponce. Aislados lances rodilla en tierra y blandorro el animal en los que dio en pie. Se defendió mucho en varas. Sin celo y derrengadillo de patas después. Creo que se le castigó en exceso. Esperó mucho, se dolió y se defendió en palos. Sorprendente brindis de Ponce al público. Algo le habría visto de bueno al toro. Yo, nada. Planteó la faena en el tercio sobre la mano derecha sin respuesta del burel, remiso y escarbador. Y, de pronto, una buena tanda en redondo. Ahí se acabó el toro. Larga pausa. Porfía del torero. Y susto al dar el derechazo que no pudo concluir. Siguió el toro escarbando y probando al intentar Ponce torear al natural. Y a jugársela de nuevo con la derecha. Imposible más. Sin fijeza alguna el animal al perfilarse, casi media estocada y dos descabellos. La gente se quedó con las ganas de ver a Ponce triunfar por lo grande. Pitos fuertes al toro y palmas para el torero que agradeció en el tercio.
539 kilos el segundo de la tarde. Otro colorao de alegre salida aunque algo distraído y suelto del capote de El Juli. Lo manejó por delantales a pies juntos al tiempo que el animal echó las manos por delante. El toro se metió por detrás del caballo en el primer aliviado puyazo. Chicuelinas y cordobinas de El Juli en su quite. Suelto el toro del remate, se fue al caballo contrario para tomar el segundo y se cambio el tercio. Quite de Perera por estoicas gaoneras sin que le importara lo que molestó el viento. El toro se dolió bastante en palos. Y a los medios Julián para empezar la faena con cambios por la espalda y doble de pecho. Obligando y bajando mucho la mano en los primeros derechazos. El toro se quedó corto en los siguientes acusando el excesivo mando del torero. Viento y pausa. Tres más acelerado y el de pecho. Ya sin celo el toro en los aislados y también forzados naturales que en su mayoría dio ayudándose con la espada por el viento. Y más a derechas de la misma guisa que los primeros. No mejoró la cosa en los naturales siguientes. Y arrimón postrero como últimamente prodiga desde que no deja de actuar junto a Perera. Otra faena clásica de la fábrica julista en su imparable suma y sigue industrial. Estoconazo al salto bastante caído. Petición muy ruidosa y rendición de don Matías. Con esa estocada baja, seguro que no le habría dado el trofeo a otros toreros. Mismamente a los dos colegas que alternaron ayer con El Juli.
Muy suelto el quinto del capote de El Juli. Manso declarado en varas. Salió casi parado del primer encuentro. Y peor aún del segundo. Cubierto medianamente el tercio de banderillas, El Juli se empleó a fondo por bajo con la derecha para arrancar su faena, obteniendo luego tardones y desclasados aunque largos viajes del burel por ambos lados. No todos los pases resultaron limpios. Pero los logró con forzadas aunque resueltas maneras. Mejorando en una buena tandas a derechas. Muy quieto y ya más templado El Juli ligó un circular invertido a los naturales posteriores. Y soberbio final otra vez muy ligado con ambas manos alternadas sin moverse, terminando con el arrimón a izquierdas con la plaza boca abajo. Muy importante El Juli con este toro. Muy por encima de su condición. Estoconazo arriba de rápidos efectos y dos orejas pedidas con clamor. El presidente solo le dio una, se conoce que arrepentido de laque le regaló en su primer toro. Este Matías es tan caprichoso como impredecible. El Juli fue obligado a dar dos vueltas al ruedo.
Sin culata el negro tercero, muy justito de trapío. Suelto, distraído y con poca fuerza. Ajeno a los capotazos y sin fijeza, de uno se fue por su cuenta al caballo tras descolocar peligrosamente a un peón. Refilonazo y a huir. Manso declarado pues. Dejémoslo en mansito. Rápido el tercio de banderillas. Hasta empezar la faena, apenas habíamos visto intervenir a Miguel Ángel Perera. La empezó por alto con la derecha a pies juntos sin apenas brillo. Pero siguió bien al natural. Muy soso el toro en los derechazos que siguieron. Palmas a la voluntad del matador. Rebrincado el animal en los naturales que añadió Miguel Ángel sin poder evitar una claudicación de su oponente. No cupo más opción que recurrir al consabido arrimón que no resultó limpio. Si no hubo calor del público mientras toreo Perera fue porque, a su lado, el toro pareció un novillo. Estocada y palmas.
Blandeó de remos el negro sexto pero obedeció al capote en el recibo por delantales de Perera. Cumplió en varas con más bravura que sus hermanos anteriores. Quite muy ceñido por chicuelinas de Perera. Bien Joselito Gutiérrez en palos. Perera empezó la faena en los medios de rodillas con la mano derecha. Aguantó mucho. Y aprovechó la nobleza del animal ya en pie por redondos y al natural. Faena muy del corte de Miguel Ángel, dispuesto a no irse de vacío del festejo. No faltó su clásico arrimón en lo que es un virtuoso, guste o no guste esta clase de toreo netamente encimista. Pero los tres pinchazos previos a la estocada estropearon su notorio empeño.
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