domingo, 9 de agosto de 2015

COLOMBO Y ROCA REY, FELIZ REENCUENTRO EN LAS NAVAS DE SAN JUAN / por Juan Lamarca



"..Y pasaron ocho años, desde Venezuela a España, de niños a hombres y ya de luces en las Navas de San Juan. Ellos son Jesús Enrique Colombo y Andrés Roca Rey, que van camino en convertirse en lanzadera de la Fiesta en sus propios países, Venezuela y Perú; Roca Rey ya a las puertas de la alternativa de manos de José Antonio Campuzano, y Colombo en las de Juan Ruiz Palomares y su hijo Juan, en su primera temporada con picadores y ya dando mucho que hablar..."

Salieron a hombros tras su triunfo con santacolomas

COLOMBO Y ROCA REY, FELIZ REENCUENTRO EN LAS NAVAS DE SAN JUAN.

Jesús Enrique Colombo / Fotografía de Jesús Delgado


Juan Lamarca
'Del toro al infinito' 09/08/2015
Y pasaron ocho años, desde Venezuela a España, de niños a hombres y ya de luces en las Navas de San Juan. Ellos son Jesús Enrique Colombo y Andrés Roca Rey, que van camino en convertirse en lanzadera de la Fiesta en sus propios países, Venezuela y Perú; Roca Rey ya a las puertas de la alternativa de manos de José Antonio Campuzano, y Colombo en las de Juan Ruiz Palomares y su hijo Juan en su primera temporada con picadores y ya dando mucho que hablar.

Jesús Enrique Colombo / Fotografía de Jesús Delgado

Esta novillada despertó lógica expectación desde su anuncio en Las Navas de San Juan, un histórico y taurinísmo enclave de buenos aficionados, orgullosos además de habitar la tierra adoptiva de Enrique Ponce, a donde lo llevó con once años, desde su valenciano pueblo natal, Chiva, su providencial descubridor Juan Ruiz Palomares para hacerlo figura del toreo.

Jesús Enrique Colombo / Fotografía de Jesús Delgado

En estos tiempos en que los apoderados llevan entre algodones a sus sus pupilos, no saliéndose del "sota, caballo y rey" ganadero, llamaba la atención que un novillero triunfador como el peruano y otro en los albores de su carrera como el tachirense, los pusieran delante de utreros de encaste de Santacoloma, a través de Coquilla y Buendía . Pues así fue, dando una gran tarde de toros dando la cara ante la "bondad y maldad", quede todo hubo, de las reses muy bien presentadas de la ganadería jienense -término de Viclhes- 'El Añadío" de Dª María Jesús Gualda Bueno 

El más beneficiado del sorteo resultó ser Andrés Roca Rey, llevándose el lote de la corrida, dos negros zaínos de muy buenas hechuras. Su primero con menos fuelle pero obediente al que exprimió de principio a fin, andándole sobrado y con toda clase de recursos y suertes, para proninarle, tras un pinchazo, una eficaz estocada que le valió una oreja.  
En su segundo el peruano mostró su mejor versión ante un toro de extrema nobleza, pronto y repetidor a las telas y de larga duración como las buenas baterías.....

Desde su salida Roca Rey se plantó decidido y entusiasmando al respetable con su toreo intenso y variado de capa. Tras un segundo tercio anecdótico, Roca Rey se olió la calidad de su oponente y tras brindar al respetable atacó de primeras al colaboracionista, más que oponente novillo, para demostrar la buena sazón en que se encuentra, y "andar a gorrazos" con él bicho. Muy espectacular su faena de muleta con pases y adornos de todas las marcas, rematada con una estocada suficiente. Dos orejas más al esportón del peruano y triunfal vuelta al ruedo. Cayó de pie en las Navas Roca Rey y es de confiar que así sea próximo ingreso en el escalafón superior en la plaza de toros de Nimes. Perú necesita una figura del toreo y en esta tómbola, Andrés Roca rey lleva todas las papeletas.

Lo de Colombo fue otra cosa. Fue la superación de la adversidad con la entereza y madurez impropias de un joven como él.
Le tocó lidiar dos cárdenos impresionantes de cuajo y comportamiento, uno de ellos el sobrero por haber sido precipitadamente devuelto al corral por la presidenta del festejo el primero de su lote, que apreciaría invalidez cuando no era más que síntomas de calambres en el tercio posterior, que ibana desapareciendo cuando tardíamente apareció el pañuelo verde sobre la barandilla del palco. Realmente fue una pena para Jesús Enrique Colombo, ya que el despreciado novillo delataba noble y humillada embestida.
Pero como no hay mal que por bien no venga, esta circunstancia dio lugar a que el tachirense nos hiciera vibrar dando un recital de toreo, primero porque tuvo dos toros de verdad enfrente, y segundo porque se vio obligado a desplegar todo lo que lleva dentro para dominar primero y torear después, he dicho torear, a los dos cárdenos que a más de un matador del escalafón actual les hubiera puesto a cavilar.

Al primero, con aviesas intenciones, gazapón y a menos, le cortó una oreja tras una laboriosa y concienzuda faena buscándole las vueltas por todos lados. 


Desde el primer muletazo el fiero santacoloma de "El Añadío" se fue enterando de todo, yendo en ocasiones al bulto, consiguiendo alcanzar a Colombo en dos ocasiones, la segunda escalofriante por la impresión trágica al quedar prendido del pitón del toro por la parte de los machos de la taleguilla. Momentos angustiosos hasta que pudo deshacerse de ese mayúsculo lío.




Pero lo más importante vendría en el otro, su segundo cárdeno, un ejemplar con salida de muchos pies acometiendo a todo lo que veía hasta que la medida brega de capote de Colombo lo dejó como hipnotizado y presto para el del castoreño que se llevó una ovación del público al aguantar el impetuoso arreón contra el peto del poderoso en una magnífica suerte de varas.



El tachirense, dolorido y cojeando, tras su paso por la enfermería, ni corto ni perezoso allá que se fue con la muleta en la diestra al desafiante y orientado bicho, para someter su enrazada violencia y meterlo en razón, bordándolo con la derecha con poderío, exposición y riego consciente. Desengañado el cerril ejemplar por el mando de Colombo, se resistía ya a la pelea y más por el lado izquierdo, pero allá que el venezolano se puso a pensar delante del toro, dando los toques precisos encelándo y cambiándole los terrenos para trazar una faena sublime al natural, de uno en uno, cierto, que es lo que requería el cárdeno, cruzándose al pitón contrario para echar la bambeta de la franela al hocico, y pasárselo por la barrica en arrastrada y templada muleta. Únicamente era posible ligar el obligado de pecho, pero ¡qué pase! Sí señor eso fue lo más enjundioso de la tarde, y quizás de hecho hasta ahora por Colombo, una faena para profesionales, una actuación para aficionados, y un orgullo para él mismo al verse en condiciones de resolver, triunfando, problemas los problemas que más de una vez le podrán plantear los toros que le esperan en su esperanzadora carrera. Su entrega en la colosal estocada, rodando el toro a sus pies, el  fue de impacto, tan impresionante como la decisión de la presidente del festejo de conceder solo una oreja cuando el público pedía las dos y en justicia hubiera sido de rabo, pero claro, hemos dicho que para calibrar el mérito de es actuación habría que ser buen aficionado y lamentablemente ese palco de las Navas de San Juan no pudo dar más de si en su ignorancia supina, y el enfadado público se encargó de recordárselo.

¡Grande Colombo!

Completó este festejo mixto el novillero sin picadores, natural de Sabiote, Luis Eduardo Salido, con buen porte, bien vestido y ofreciendo la veta artística en sus formas de torea.
Lidió dos buenos becerros de la ganadería de Enrique Ponce, con brío y a veces genio, mostrándose entregado pero no siempre acertado. Cortó una oreja en su primero y en el otro los estropeó todo por el mal manejo de los aceros.


Galería Fotográfica de "La Loma"






















 Magnífico Marco Galán


























 Marco Galán, Jesús E. Colombo y Juan Lamarca
La ganaderaq de El Añadío, María Jesús Gualda
junto a Jesús Enrique Colombo


 El ex matador Domingo Castillo
 entre Colombo y Marco Galán
 Juan Lamarca y José Antonio Campuzano
 Andrés Roca Rey
Luis Eduardo Salido




 La indecencia del festejo



La alguacililla, María Torres Requena

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