domingo, 20 de septiembre de 2015

¿Comerán perdices...? / por Bocanegra


Maroto: el PP y el Gobierno han dado su apoyo al matrimonio gay /CLICK/

"fueron felices y comieron perdices"                                 
Bocanegra
Pues no se sabe por qué estas cosas nuevas rompen también con la tradición de los dichos y cuentos tradicionales emanados del orden natural, puesto que la expresión que se venía aplicando a los matrimonios entre hombre y mujer tal como Dios manda, habría de ser sustituida para las uniones homosexuales, como manda el hombre.                                  

La expresión de "fueron felices y comieron perdices" no es así sólo porque rime, sino también porque hubo una época en la que la perdiz era un manjar caro que sólo podían permitirse las gentes de más alta cuna, como las casas reales. En este caso tampoco habría problema con Maroto...y el de la moto, porque anunque se ignora la altura de la cuna de la que procedan, la posible carestía de la pieza no sería un problema insalvable, pues sabido es lo manirroto que salió el tesorero pepero, señor Bárcenas, que les llevaba las cuentas a estos chicos tan modelnos, y siempre había para todo y para todos; entonces ¿como no va haber para un modesto lujo como la perdiz que ha sido en España durante mucho tiempo el animal favorito y símbolo para la caza?.  Por eso no es raro, pues, que en los finales de los cuentos felices, además de una boda, se añada un alimento de alta cocina.

Ya en estos tiempos de progresía, el matrimonio homosexual de Maroto... y el de la moto, desvirtuaría las diversas teorías respecto al origen de la expresión "fueron felices y comieron perdices":

Por ejemplo, el astrólogo de la corte de Margarita de Valois aseguraba que para ser amado por el marido o la esposa, había que cazar una perdiz y sacarle el corazón. El hombre, debía sacarle el corazón a una perdiz hembra, y la mujer, a una perdiz macho. Así, serían felices por siempre. 
Pues vaya lío que se iba a formar el pajarito sin saber quien le tendría que arrancar el corazón, si "Maroto...o el de la moto" .

¿Y como se aplicarían el cuento si llevaran a rajatabla el proceder de la corte de Catalina de Medicis? al principio no habría mayor dificultad puesto que el raciocinio cortesano consideraba que la carne de la perdiz era buena para despertar el deseo sexual, -seguro que en ese aspecto todo el monte sería orégano-  y además de ser un alimento de fácil digestión -muy requetebién- y que reforzaba la capacidad cerebral -falta les haría- y mejoraba la concepción...¡ay! que aquí viene el nudo gordiano... 

Cuan lucha la de Maroto...y el de la moto hasta llegar juntos al "altar mundano", pero lo alcanzaron, y encima con la bendición de Mariano y su partido, de momento. Ojalá "sean felices y coman perdices" como en el final de cuentos en los que los protagonistas son príncipes o princesas que vencen las adversidades que tratan de separarlos, y finalmente se casan, son felices y tienen hijos, y si para ello la pareja tienen algún problemilla pues para eso está el mercado, además de ¡una de perdices! pues ¡una de niños!...¿oido cocina? Ea, ahí está el detalle, como diría el eterno Mario Moreno. 

Se trata de una metáfora a la felicidad, en la que para ser feliz se necesita dinero - lo dicho, no problem- un lugar digno para vivir, -menos problemy, en cierta manera, también poder - ¡a mí el Lobby!- y a vivir que son dos días....y cuento hecho realidad.


El hecho de que los cuentos suelan terminar con un final feliz no es casual, los cuentos con finales felices aportan seguridad para superar las adversidades, y Maroto se lo merece, y el de la moto también ¡qué carajo!

Detrás de los cuentos hay mucho más que dragones, princesas y brujas, hay auténticos mensajes que nos dicen cómo debemos comportarnos en la vida. No son únicamente un entretenimiento, sino una manera de entender el mundo. Cualquier cuento representa una moralidad, una forma de reaccionar ante las circunstancias, un comportamiento, un carácter. Cómo cambian los cuentos.

¿Y Mariano? ¿qué cuento se va a aplicar Mariano? y ¿qué se va a comer Mariano?...¡ay Mariano!

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