sábado, 10 de octubre de 2015

’50 Sombras de Grey’ / por CRV

Manuela Carmena | EL CONFIDENCIAL

"...No nos quieres. A todos no. Sólo eres abuela y madre de algunos, Hada Madrina de okupas, animalistas, especistas y revanchistas. La Bruja Piruja de los míos. Eres abuela de votantes tuyos..."


’50 Sombras de Grey’

Yo no te puedo querer, Lola, Manuela, Carmena de Madrid, Alcaldesa excelentísima con billete de metro, ropa de Zara, pero siguiendo tendencia. Yo no te puedo querer Manuela juez, antifranquista, demócrata, premio Nacional de Derechos Humanos paladín anti corrupción, cenicienta de la inhibición de los juzgados, pelo de cebolla digno de la ensalada del anterior año, mirada de abuela triste, gesto de contadora del ‘érase una vez’. Yo no te puedo querer ni queriendo quererte, no dejas que los que no te votan te quieran, a pesar de que en tu primera oratoria de victoria, expresada con la convicción que da escuchar a una mujer de edad que lee al mismo tiempo que pide cuarto y mitad de lentejas, afirmaste que nos ibas a querer a todos. Y me cierras una escuela. Tú. Símbolo mediático de todas las hermosas abuelas de esta fea España, adjunta a la imagen de todas madres de todos los hijos de esta misma España. Tú te nombraste abuela madre de todos los madrileños. Mentiste. Me debes una mentira, Lola. Por eso no te quiero ni aunque quisiera quererte.

No nos quieres. A todos no. Sólo eres abuela y madre de algunos, Hada Madrina de okupas, animalistas, especistas y revanchistas. La Bruja Piruja de los míos. Eres abuela de votantes tuyos. No hay diferencia entonces con la otra política que tú venías a regenerar contando cuentos sin hadas a todos los nietos cansados, hartos de tanto fraude, vomitados de tanta corrupción, huérfanos de ética, quieres mandar porque deseas hacer cosas y entre cosa y cosa ya no serás ni Lola ni Manuela sino que serás el resultado de lo que los grupos de gentes que te auparon te exijan. Yo lo veo eso como una corrupción moral. Lola de Madrid, yo te digo que la peor y más honda de las corrupciones consiste en cambiar la tolerancia hecha gala en toda una vida por la confección de trajes a medida de las gentes que me sostienen el bastón de mando.

Gentes que creen que desde la realidad virtual de webs de acólitos y afines, se lleva a la vida real. Haces una política virtual de bienestarismo virtual, saltando de plebiscito virtual en plebiscito virtual, a través de esa forma de hacer política desde la ética plebiscitaria de un ordenador, aunque ronees de ir en metro. La democracia es lo más alejado al plebiscito web, la democracia no viaja en los blogs de los animalistas, especistas o minorías de revanchistas que van contra la tauromaquia con el mismo argumento que yo usaría para ir en contra de la cría en cautividad de los pedos mudos en una granja del planeta Marte. 
Tú que vas en metro, huele, que no mata, toca y palpa donde no llegues a ver, mira a los ojos, olvida los blogs de tus tribus, ponte cara a cara con aquellos a los que les cierras la escuela. Una escuela sin web, sin plebiscito, que huele a niño, a adolescente sin alcohol, a carne tierna sin porros, a corazones de tierra por labrar, a historias de valientes de miles años.

Una escuela, Lola. No un Madrid de blog, de webs, de incultura virtual. Una escuela, Lola. Pero, ¿ya te has olvidado de que es una escuela, con sus mapas y sus ríos y sus cordilleras? Déjame que te recuerde, Lola. Niños. Corazones por hacer, almas en construcción, miedos, hadas madrinas, el Príncipe Valiente, el Capitán Trueno, la primera mirada por encima de las rodillas de una niña, el profesor héroe, un siete cinco, un cate, un capón, el gol de Raúl, un beso robado en una fila, un bocata compartido en los recreos. Una escuela no es derechas, ni de izquierdas, Lola. En la Escuela de El Batán no hay ordenadores. Sólo el desorden de las pasiones individuales que alimentaron a tus ídolos, a tus referentes morales e intelectuales. Alberti, Miguel Hernández, Lorca, el profesor Tierno Galván, que fue primer profesor de esa escuela. No cierras nuestra escuela. Cierras esa escuela. Por mandato de los animalistas.

Mira Lola, te hago una pregunta moral. Cuándo vas a cerrar las escuelas de los negocios de las mascotas que castran a perros y gatos y gatas y perras. Castraciones millonarias en dinero, haciendo del perro una sombra domada del perro, un perro eunuco, una perra violada, una gata sin gato. En nombre de ese bienestarismo virtual de Walt Disney, ese fascista del que tú, izquierda progre y los demás, tan repletos de incultura, habéis terminado siendo fieles partidarios. Tú, luchadora de clase y contra la corrupción, qué tienes que ver con la neofascista pija macho hembra líder de PETA, Ingrid Newkirk, apologista de Hermés (pero si tú eres de Zara, Lola), sexadora de sexo asexuado, ‘macarthysta’, neoblanquista, accionista de Mc Donald´s.

Pero qué tienes que ver tú, Lola de los derechos de los justiciables, con esos violentos revanchistas que llaman cultura a twittear violencia, machismo, agresividad. Pero qué tienes que ver con esos que me piden que ame a un molusco, siendo yo de papas fritas y dos güevos en todo lo alto. Lola, que no tenemos nada que ver, hija. Tú, Lola, que te gusta menos que a mi un perro flauta. Tú que lees, como yo. Y que no soportas la incultura de un país que no lee, que es arado y mula impostados, irreales, mulas y arados con olor a blog. Si, Lola.

Pero tu tragas porque quieres el bastón y éste emana de esos arados sin sudor y de esas mulas de celofán virtual. Te lo digo yo, un don nadie que dice que Hemingway escribía bastante vulgar, y que soy de Truman Capote a pesar de ser antitaurino. Tan macho Ernesto, tan ambiguo Capote. Yo, que no necesito a Picasso para ver con mi alma y los ojos cerrados con el candado mas férreo el toreo de arte. Yo, sí, aficionado y defensor de escuelas, la de El Batán y la que fuere, al que le importa un carajo tu moral de red social y plebiscito sin urnas. Yo, que se quiere esconder de vergüenza al ver que eso que tú y yo hacíamos justo luego de la primera comunión, lo de las Sombras de Grey, escandaliza y pone cachondo a los españoles.

Ah, Lola. Disculpa si me sobrepaso. No por lo de la práctica de sexo a edades de escuela, sino por haberte metido en el saco de la primera comunión. Quizá herí tu alma. (entre tu y yo, lo del Grey ese es para pensarse esta España) Que sí, Lola. Si alguien de tu historial elimina escuelas por razón de especie, yo me pienso este Madrid. Me asusto con esta política, me digo qué país dejo a mis hijos donde las abuelas son mentira y las madres son mentira. Eres una mentira en la ciudad de las mentiras de un país de mentira.

Me estoy pensando este país. Uno del que los mejor formados se fueron y uno en el que, dentro, la incultura, la brutalidad contra quien no piensa igual se ha convertido en un neofascismo pintado de progresía. Tú como yo sabemos que vivimos la dictadura de la ignorancia. Sólo que tu haces bisnes con ella. Pero tú, Lola, no cierras nada. Las escuelas, lo sabes, jamás cierran. No cierran porque los alumnos y los profesores son viento, nómadas a golpe de pasión, agua que jamás podrás apresar en tu puño. La tauromaquia es incorruptible. Irreverente. Libre. Con tantos siglos de vida como el alma del ser humano. Seres humanos, Lola. Humanidad. Humanismo. Tu te irás en unos años. Del poder. Ojala tengas salud para ver que la escuela que cierras aún enseñó y enseñará que el éxito no es a costa de todo. La tauromaquia, Lola, es la vida. 

Quien se escandaliza de ella es peor que el se pone o le pone o le da morbo o se escandaliza de esa colección de trivialidades veniales casi vaticanistas de las Sombras de Grey. Claro que, a lo mejor me he equivocado. Y resulta que tu eres de Primera Comunión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario