miércoles, 14 de octubre de 2015

LAGARTIJO: 150 AÑOS DEL MAS GRANDE / por ANTONIO PORTILLO


 En estas fechas se cumplen 150 años de la alternativa en Úbeda y su confirmacion en Madrid del que fue el mas importante matador de toros del siglo XlX: RAFAEL MOLINA "LAGARTIJO", conocido tambien como "LAGARTIJO EL GRANDE".

Azulejo conmemorativo en la 
plaza de Toros de Úbeda

LAGARTIJO: 150 AÑOS DEL MAS GRANDE

ANTONIO PORTILLO 
Investigador taurino
En estas fechas se cumplen 150 años de la alternativa en Ubeda y su confirmación en Madrid del que fue el mas importante matador de toros del siglo XlX: RAFAEL MOLINA "LAGARTIJO", conocido también como "LAGARTIJO EL GRANDE".

Rafael Molina Sánchez había nacido en Córdoba el 27 de noviembre de 1841 en el seno de una familia con antecedentes taurinos, aunque modestos. Su padre Manuel Molina "Niño de Dios", novillero y banderillero de escasas condiciones, y su madre Maria Sánchez hermana de un diestro sin relevancia denominado "Poleo", ambos cordobeses, se casaron en 1840. Al año nace Rafael, el mayor de una importante dinastía torera cordobesa, pues sus hermanos Juan y Manuel también fueron toreros.

Juan fue uno de los banderilleros mas importantes de la historia de la tauromaquia y padre de un gran torero que formó pareja con Machaquito, malogrado por una enfermedad que le provocó la muerte con tan solo 29 años: Rafael Molina Martinez "Lagartijo Chico". Este "Lagartijo" fue a su vez el primer marido de Angustias Sanchez, que al poco de enviudar en 1910 se casó en segundas nupcias con Manuel Rodriguez "Manolete" de cuyo matrimonio nació el gran "Manolete", "III Califa" del toreo.

Manuel tambien fue matador de toros que no alcanzó fama con los engaños, pero que si lo hizo con los rehiletes.

"Lagartijo el Grande" fue enormemente precoz en el arte de "Cúchares", como escolar era un desastre, pues siempre se escapaba para torear.

Comienza a intervenir en festejos menores con tan solo nueve años y ya con diez actúa por primera vez anunciado en programa de una fiesta taurina benéfica que se celebró en su Córdoba natal el 8 de Septiembre de 1852, integrado en la cuadrilla de "jóvenes cordobeses" que capitaneaban Antonio Luque y José Sánchez.

A lo largo de un prolongado periodo de siete años actua en dicha cuadrilla, para posteriormente iniciar su actividad profesional, ya con toros, tal como era habitual en esa época, como banderillero.

En 1861 se incorpora a la cuadrilla de "Pepete", valiente matador de toros cordobés, tio abuelo de "Manolete", primero en morir por las astas de un Miura; "Jocinero" lo corneó mortalmente en Madrid el 20 de abril de 1862. A partir de entonces se incorporó en las cuadrillas de los Carmona, especialmente en la de Manuel. Con "Gordito" actua a sus ordenes ininterrumpidamente hasta 1865.

Como banderillero desde sus precoces inicios alcanzó rápida fama, sobre todo por sus pares "al quiebro".

En aquella época los banderilleros destacados eran favorecidos por sus "jefes" que en algunas ocasiones aisladas les cedían la oportunidad de matar el toro; así se "probaban". A nuestro "Lagartijo" le ocurrió eso con "Gordito" en varias ocasiones, y también mató toros durante ese periodo al actuar en algunas ocasiones como sobresaliente; con anterioridad a su alternativa ya había matado así 28 toros.

La cesión del primer toro en una corrida completa, en este caso de la ganadería de Ontiveros, fue el 29 de septiembre de ese 1865 en la plaza de toros de Úbeda, apadrinado por su protector "Gordito", considerándose este acto como la alternativa del "I Califa". 
No obstante hasta que el nuevo matador no se presentaba en Madrid dicho acto carecía de la eficacia normativa, pues tenía que "confirmarse" en la capital del reino. Y ésto en nuestro caso ocurrió el 15 de otubre de ese mismo año de 1865, dia en que Cayetano Sanz con la presencia del otro "Gordito", Antonio Carmona, le cede la muerte del toro Barrigón de doña Gala Ortiz que "Lagartijo" lleva a cabo de un soberbio volapié.

Durante las siguientes temporadas encadena triunfos por todas las plazas de España y muy especialmente en la de Madrid. Va dejando atrás los rivales que le surjen en su carrera , como "Gordito", "El Tato, su paisano Bocanegra y el viejo Cúchares.

En la feria del Corpus granadino del año 1868 se encuentra por primera vez en la ciudad de la Alambra con un tal Salvador Sanchez "Frascuelo". A partir del siguiente año tras la desgraciada cogida de El Tato, que lo deja inutil para el toreo, es en la temporada de 1870 cuando comienza con fuerza la rivalidad entre "Lagartijo" y "Frascuelo", que duraría nada menos que 20 años, hasta que en 1890 se retira el granadino.

Hay tres etapas claramente diferenciadas en la vida taurina del cordobés como matador de toros. Los primeros diez años, hasta la 1875 destaca sobre todo por su valor, considerado temerario en muchas ocasiones, y por su extraordinaria destreza para banderillear, ganada a través de su dilatada experiencia como banderillero y de una elegancia y donaire personal inigualables. En dicha etapa su perfección para ejecutar la suerte suprema a todos los toros por muy complicados que fueran le deparó múltiples triunfos que lo catapultó como máxima figura de entre sus rivales.

Los siguientes diez años, hasta la temporada de 1885 se corresponden con la etapa mas brillante, desde el punto de vista artístico, pese a que cambia su forma de matar, asumiendo menos riesgo, pero consiguiendo con gran eficacia la muerte rápida de los toros con su famosa media estocada, que se popularizó calificándola como "lagartijera", criticada por los "frascuelistas" por el "paso atrás" que daba al arrancarse hacia el toro para matarlo. Pero como mantenía la rectitud y clavaba arriba, los públicos aceptaron su técnica.

Durante esta segunda etepa, con toros mas seleccionados, el gran Rafael adquirió una brillantez artística inigualable que unida a su elegancia y gracia naturales lo elevaron a la cúspide de la tauromaquia del siglo XlX.

En su última etapa desde 1885 a 1892 mermado físicamente y enfrentado a su paisano Guerrita tuvo una trayectoria menos brillante y mas irregular y discontinua. Para 1893 organiza su despedida con cinco corridas en las que como único espada se enfrentaba a seis toros de diversas ganaderías en las plazas de Zaragoza, Bilbao, Barcelona, Valencia y para terminar Madrid el 1 de Junio.

Las corridas, excepto la de Valencia y un par de toros en Zaragoza y Barcelona, fueron un fracaso, y Lagartijo al finalizar en Madrid se fue a Córdoba donde vivió hasta que, justo a los siete años de esa su última actuación, fallece en su Córdoba natal el 1 de Junio de 1900.

A lo largo de los 42 años en que desarrolló su actividad taurina sufrió varios percances, siendo los mas graves en: Cáceres (15/08/1862); Madrid (3/07/1864, 20/10/1867 y 22/06/1873); Sevilla (20/06/1867); Cádiz (10/05/1870); Zaragoza (14/10/1872) y Valencia (25/07/1891). Comprobará querido lector que salvo la última todas las demás las sufrió en su primera etapa, analizada anteriormente.

Concedió o confirmó en Madrid la alternativa a los toreros: "Jaqueta", Manuel Hermosilla, "Caraancha", Manuel Molina (su hermano), Luis Mazzantini, Francisco Sanchez (hermano de "Frascuelo"), "Guerrita" y "Torerito".

Insuguró entre otras las plazas de: Madrid (1874); Malaga y S. Sebastian (1876); Granada, Pto. Sta. Maria, Calahorra y Vitoria (1880); Castellón, Murcia y Utiel (1887); Alicante y Almeria (1888); Valladolid (1890); y Lorca, Priego de Córdoba y Gandía (1892).

A lo largo de sus 28 años como matador de toros mató nada menos que 4.867 toros en 1.632 corridas. De ellas 1.228 fueron en provincias y, atención querido lector, la impresionante cifra de 404 corridas de toros en Madrid.
No ha habido en la historia un matador de toros que haya toreado tal cantidad de corridas en la capital del reino, ni otro que haya alcanzado la admiración que la afición madrileña le profesó al gran espada cordobés.

Si dentro del ruedo fue genial, fuera de él, con sus paisanos mas humildes fue especialmente generoso. Famosa en Córdoba es la anécdota de la construcción de la cerca que debía cerrar su finca junto al arroyo de Rabanales. Para ello contrató a una serie de parados, entre los que predominaban los de raza gitana, con los que tenía especial relación por su afición al flamenco, y cuando la tenían a medio hacer ordenó derribarla so pretexto de su incorrecta ejecución. Eso lo hizo varias veces, exasperando a los contratados, que le exteriorizaban su enfado, y que no provocaba en él otra cosa que su divertimento, sin darse cuenta que de esa forma prolongaban su trabajo y consecuentemente el poder mantener a sus familias, que en el fondo era lo que buscaba el gran Rafael.

Fue elegante y alegre, valiente y leal, genial y generoso; fue el mas grande, y al que Córdoba aún no lo ha reconocido como mereció por su valía y solidaridad con los mas necesitados. Así fue "LAGARTIJO EL GRANDE".

Rafael Molina Sánchez  "Lagartijo" 
en el solemne momento de cortarse la coleta


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