En el Islam Dios es creador, pero no es ni redentor ni Padre.
No hay amor a Dios en el Islam, sólo temor a Dios.
Y, por tanto, tampoco hay infancia espiritual ni filiación divina.
Y, al final, la lucha no es contra uno mismo sino contra el prójimo, especialmente contra los infieles: lógico pero no pacífico.
No existe el islam moderado, porque para el musulmán, llamar padre a Dios es una blasfemia
Le preguntaron a Tagore por qué se había convertido al cristianismo. Y lo explicó a su manera india, con un ejemplo muy sencillo: un hombre cayó en un pozo del que no podía salir. Solicitó auxilio. Pasó Buda, le vio y dijo: Pobrecito. Luego pasó Alá y exclamó: “justo castigo a sus actos”. Finalmente, pasó Cristo y sacó al desgraciado del pozo.
Simple y exento de matices, pero contundente parangón.
Tras el 13-N, nos insisten en que no nos dejemos llevar por la islamofobia. Hombre, no parece lo más urgente, con 130 cadáveres en fila. Pero, en cualquier caso, es cierto que odiar al Islam no conduce a nada… como tampoco conduce a nada engañarse a uno mismo con el Islam. El mahometanismo no es una religión de paz, es una caricatura muy externa del cristianismo. Adorar no es inclinarse. Y en efecto, aunque el lenguaje del cuerpo es importante la única conversión que cuenta es la del corazón, que va mucho más allá de la urbanidad en los templos. Pero, sobre todo, el islam ‘moderado’, al menos según lo que entendemos en Europa por moderación, no existe. No existe porque para un musulmán llamar padre a Dios es una blasfemia. En el Islam no existe la filiación divina ni la infancia espiritual. Es más, se consideraría una herejía. Dios es creador pero no redentor ni padre.
Consecuencias. En el Islam no hay amor a Dios sólo temor de Dios. No hay, no puede haber, filiación divina ni infancia espiritual, claves en el cristianismo
Y, al final, la lucha no es contra uno mismo sino contra el prójimo, especialmente contra los infieles: lógico pero no pacífico.
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