En un callejón de un barrio popular de Caracas, Deidy pasa el día resolviendo cómo vestir y dar de comer a sus hijos. Ni chavista ni opositora, no tiene tiempo -menos ánimo- para pensar por quién votará en la elección legislativa del 6 de diciembre.
Esta ama de casa de 40 años, morena y de pronunciada delgadez, es parte de una población con poco espacio en la Venezuela altamente polarizada en 16 años de la revolución socialista que Hugo Chávez fundó y heredó a Nicolás Maduro tras su muerte en 2013.
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“Sentí que (las balas) me las habían dado a mí. Me quieren matar. Lo denuncio (…) es terrorismo de Estado”, dijo Tintori en conferencia de prensa acompañada de dirigentes de oposición.
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