sábado, 16 de enero de 2016

ENRIQUE PONCE, UN MOTOR INAGOTABLE / por Álvaro Rodríguez del Moral





El maestro de Chiva ha cumplido el XXV aniversario de su alternativa en plena forma


ENRIQUE PONCE, UN MOTOR INAGOTABLE

Quizá no sea un caso único pero sí es excepcional. Las cifras, el palmarés, la larguísima trayectoria y la capacidad para mantenerse en la primera fila durante un largo cuarto de siglo en el que ha visto desfilar -uno a uno- a todos los rivales que le salieron en el camino constituye un caso de difícil parangón en la historia del toreo. Enrique Ponce cumplió el pasado 16 de marzo el XXV aniversario de su alternativa aunque lleva 26 campañas completas como matador de toros. El maestro de Chiva, además, podrá celebrar en el año entrante 30 años redondos como torero.

La temporada 2015 tampoco ha sido una excepción en la trayectoria de Enrique Ponce, que ha sumado el reconocimiento de los profesionales al afán de elevar su propio techo en la búsqueda de nuevos recursos expresivos, más allá del afán por cortar las orejas que tampoco han faltado en su impresionante hoja de servicios. El veterano maestro comenzó el año con autoridad. La puerta grande de Olivenza se encadenó con la de Castellón para, sin solución de continuidad, puntuar en su Valencia el día del accidentado retorno del Soro. Hubo tibio calentamiento en Brihuega -con el rey Juan Carlos en los tendidos- antes de afrontar el doble compromiso de Sevilla

El paso por la Feria de Abril, una vez más, iba a convertirse en un empeño a contrapelo que le ha hecho alcanzar el octavo año consecutivo sin lograr cortar una oreja en la plaza en la que rara vez se ha sentido a gusto. Pero es necesario hacer una acotación para analizar las circunstancias de su paso por la Feria de Abril, que no se pueden deslindar de la renovada ausencia del refundado G-4 -Morante, Juli, Talavante y Perera- que obligó a recomponer la programación prevista. Ponce aceptó dos tardes a ruego de la empresa aunque su deseo inicial era venir sólo a una. Lo hizo para apadrinar dos de las alternativas que se concedieron en la Feria -las de Lama y Garrido- y después de negociar el doblete de las ganaderías filiales de Juan Pedro Domecq y Parladé que el valenciano había escogido antes de confirmarse la reaparición puntual de Espartaco, que también había pedido juampedros. Pero a Ponce, una vez más, se le resistió el ruedo baratillero.

Pasado el trago de Sevilla, el maestro valenciano se dio un paseo mexicano antes de desquitarse abriendo la puerta grande de Jerez el día que reaparecía Cayetano. Sin acudir a Madrid también hubo salida a hombros en Nimes, en uno de esos mano a mano sin sentido con el rejoneador Hermoso de Mendoza. Pasó por Aranjuez, Granada o Sanlúcar y, mediado junio, abrió con autoridad la puerta grande de Albacete. Ponce se unió a la fiesta de los hermanos Manzanares en Alicante y volvió a salir en volandas en León en una extraña mixta junto a Hermoso y Padilla, que sustituía al lesionado Manzanares.

El verano taurino entraba en velocidad de crucero pero Ponce aceleró en Roquetas antes de participar una clase práctica en la plaza de Málaga, que no iba a pisar vestido de torero por las aireadas desavenencias con su empresa, comandada por Pepe Cutiño, con el que tampoco hubo acuerdo en Badaloz ni Córdoba, donde no se barajó su nombre para la corrida del 50 aniversario del Coso de los Califas ni para la Feria de la Salud. Pero había que continuar y el maestro lo hizo volviendo a ser izado en hombros en cosos como los de Santander y El Puerto de Santa María antes de cortar una oreja al primer toro que se lidiaba en el coso de Illumbe de San Sebastián después del veto de Bildu. La temporada ya estaba sentenciada y el diestro de Chiva afrontó dos tardes en la plaza en la que más y mejor que valoran: Bilbao. Y tampoco dejó de puntuar.

Hubo nuevos portazos en Almería, Palencia, Utrera, Cabra, Santoña, Aranda de Duero, Murcia, Bolaños de Calatrava… hasta llegar a Nimes, que le vio salir por la puerta de los Cónsules el mismo día que tomó la alternativa el jovencísimo paladín peruano Andrés Roca Rey. Aquel día -era un 19 de septiembre- se acabó una temporada que aún tenía mecha hasta El Pilar. Una inoportuna lesión de abductores tuvo la culpa. Pero más allá de la estadística o el relato cronológico de sus triunfos interesa la capacidad de reinventarse, de buscar nuevos registros en un toreo de hilo natural que pertenece al tronco más clásico. Ponce aún tiene la capacidad de sorprender en faenas para el recuerdo que mantienen fresca la ilusión. ¿Hasta cuando? Sólo él lo sabe.

SIN DEJAR DE PISAR EL ACELERADOR

Los 39 festejos cubiertos por el maestro valenciano entre los ruedos de España y Francia en la temporada 2015 le colocan en la novena posición del escalafón. Ponce cortó un total de 63 orejas y un rabo en un calendario de actuaciones que se repartió entre las 11 corridas toreadas en plazas de primera; las 18 en las de segunda y las 10 en cosos de tercera. Hay que destacar las doce orejas cortadas en plazas de primera, su mejor registro desde 2010 tal y como recoge el portal datoros.com. El diestro de Chiva sumó en 2015 su 61 paseíllo en Bilbao, siendo el torero contemporáneo que más veces lo ha hecho en esta plaza.

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