jueves, 7 de enero de 2016

Propuestas y no Protestas / Por José Vega




Las obras de defensa y divulgación de la Tauromaquia no se pueden quedar en monólogos sólo audibles internamente. Es necesario un intermediario de peso a nivel de comunicación, que extienda y difunda a la sociedad.

Propuestas y no Protestas

Pureza y Emoción / Jueves 07 de enero del 2016
La nueva situación política que se ha dado en España tras las elecciones del pasado 20 de diciembre, ha hecho que se avecinen tiempos convulsos para la Tauromaquia y su futuro inmediato. La Fiesta afronta un momento histórico de transformaciones y una amenaza que ya ha comenzado en muchos lugares gracias a las combinaciones rocambolescas de partidos a los que se presuponía democráticos y de gobernabilidad lejos de cualquier radicalismo (como el PSOE), con fuerzas de extrema izquierda que censuran cualquier ámbito cultural por el mero hecho de no conocerlo. Muchos hablan de que no se politice la Tauromaquia pero, por desgracia, ya la han politizado y no hay por qué tener miedo de decir quien y desde qué opciones políticas se ha hecho. Es una evidencia.

Pero aparte de este ataque externo, en los últimos veinticinco años la acción, o mejor dicho, la pasividad interna de los estamentos taurinos, ha dejado que la imagen de la Tauromaquia se deteriore de cara a la sociedad. La Fiesta de los Toros ha pasado de una "potencia social" (extrañamente por ser el segundo espectáculo de masas de este país) a ser irreconocible por una amplia parte de esa misma sociedad.

Una de las raíces de esta crisis es la desaparición paulatina que ha sufrido la Tauromaquia de los medios de comunicación generales. Pero otra, y más importante, es la nula capacidad del sector taurino de haber analizado la realidad y formular propuestas de actuación que paliarán el olvido paulatino al que ha estado expuesta la Fiesta a lo largo de estos últimos veinticinco años. Abundan los discursos internos de protesta, pero en mi opinión, hay que convertir la protesta en propuesta. Las obras de defensa y divulgación de la Tauromaquia no se pueden quedar en monólogos de periodistas afines al sistema, sólo audibles internamente. 

La Tauromaquia tiene poderosas maneras de defensa, sólo hay que ponerlas en manos de grupos sin complejos y ajenos al, digámoslo sin miedo, corrupto mundo del toro, donde todo son intereses personales dejando a un lado el general por la Fiesta. Maneras artísticas, culturales, medioambientales, de valores, de superación, históricas, etc., suficientes como para a través de ese intermediario de peso a nivel de comunicación, extender la difusión de quizá el último rito con rigor cultural y artístico que existe en el mundo.

Dejo para el final un valor importantísimo en estos momentos, como es el medio natural. La Tauromaquia es un reducto ecológico en este mundo cada vez más excesivo y en el que el entorno ha dejado de ser fuente de vida para convertirse en terreno "aprovechable". En este contexto, la Tauromaquia contribuye a través de la crianza del toro a reorientar y acercar a la especie humana con su hábitat natural. El fin de la tauromaquia: el arte de torear, el combate a muerte entre toro y torero, se convierte potencialmente y sin saberlo en una opción ecológica para conservar territorios. De no ser por ella, hoy estarían transformados por la actividad industrial e inmobiliaria con la merma efectiva que ello supondría para la biosfera de los países donde se cría el toro bravo, cuyo único motivo de existencia es, no lo olvidemos, la lidia y muerte en una plaza de toros.

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