No se trata de sacar el toro que más
impresione al verle, concursar es otra cosa
el ganadero debería ser estimulado para enviar el mejor toro de la camada, no solo el más grandote que no saben qué hacer con él. Se vio en el festejo de Zaragoza, no los tenían más grandes en casi todas las ganaderías que lidiaron. Una ocasión única para quitarse de en medio el zambombo que siempre sobra o descuadra un encierro normal.
TERMINA UN ABRIL DE CONCURSO
Y con él termina un mes muy significado en la temporada española. La Feria de Sevilla es la antesala del mes de mayo, donde tendrá lugar otra más importante, la de San Isidro.
Con este abril terminó Sevilla y también la mini feria de San Jorge en Zaragoza. A caballo, ahora mismo, está la más importante de México, la de Aguascalientes.
De Sevilla nos quedan gratos recuerdos de la corrida de Victorino y ese toro llamado Cobradiezmos que ha puesto en valor el toro, la bravura y la verdad de esta Fiesta. Algunos pasajes más a través de la actuación de algunos toreros, veteranos o jóvenes, pero sin que hayan alcanzado el impacto que ha supuesto el indulto de ese toro.
Otros festejos sueltos han tenido lugar, al igual que otros se han visto interrumpidos por esas lluvias tan necesarias pero tan inoportunas en las tardes de toros. Pero ha sido la feria de San Jorge en Zaragoza la que ha rematado el mes, celebrándose una corrida concurso que también ha dejado huella, pero casi todo en lo negativo.
Baste decir que lo mejor es el interés por celebrarla, si bien como hecho aislado deja mucho que desear. Para darle la importancia al toro y a su lidia no vale con una tarde desperdigada en el calendario, sin categoría alguna. Y con ello no nos estamos refiriendo a sus matadores, dignísimos todos, sino a esa especie de parodia, de remedo, de lo que ha de ser ese tipo de corridas.
Para empezar, el ganadero debería ser estimulado para enviar el mejor toro de la camada, no solo el más grandote que no saben qué hacer con él. Se vio en el festejo de Zaragoza, no los tenían más grandes en casi todas las ganaderías que lidiaron. Una ocasión única para quitarse de en medio el zambombo que siempre sobra o descuadra un encierro normal.
Esa corrida, tan necesaria para poner en valor la bravura del toro, debería de hacerse en todas las ferias, al menos las de plaza de primera. Un concurso nacional y real, que obligaría a cada ganadero a retratarse con lo mejor que tengan en las dos o tres actuaciones que les correspondiera. Un premio importante, económico y de reconocimiento, haría que el estímulo se multiplicase para quedar ganador de la competición, al más alto nivel.
Imaginen a Cobradiezmos en una corrida de esas, hubiera adquirido incluso mayor notoriedad al ser declarado vencedor nacional de la temporada… y premiado económicamente el ganadero debidamente.
Las ganaderías que en Zaragoza no estuvieron, también deberían de estar, y así veríamos cada toro en la totalidad de la lidia no solo en la fiesta del monopuyazo. Lidiadores y ganaderías alcanzarían un mayor reconocimiento si esto se hiciera en serio y no en un ‘aquí te pillo, aquí te concurso, y aquí te mato’.
Valoramos el interés por programar ese tipo de festejo, pero debe de hacerse tras de haberse concienciado toda la organización taurina.
Termina abril y sin haber estado en la concurso, todos sabemos quién lo ha ganado.
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