martes, 3 de mayo de 2016

Madrid, ¿Goya antitaurino? Una manipulación más / por ANDRÉS AMORÓS


La Tauromaquia de Goya: lámina 23, titulada «Mariano Ceballos, alias “el Indio”, mata al toro desde su caballo»


«Los toros cobran en la total obra de Goya una tal importancia que no cabe explicarla por ninguna circunstancia histórica, sino por pura inclinación personal» 


¿Goya antitaurino? Una manipulación más


ANDRÉS AMORÓS
Goya y Picasso han dedicado a los toros una parte importante de su obra. ¿Sorprenderá a alguien que esto resulte muy doloroso para los que odian la Tauromaquia? Pero, ¿qué pueden hacer ante un hecho que no les conviene? Sencillamente, negarlo; mejor, intentar darle la vuelta: en realidad –pueden decir–, Goya y Picasso odiaban los toros, los pintaban justamente para demostrar que eran algo bárbaro, cruel y salvaje. Si cuela, cuela...

Ése es el sentido que tiene la exposición que, con motivo de los doscientos años de la «Tauromaquia» de Goya, acoge ahora la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando: se mezclan los grabados de Goya con fotos del Ku-Klux-Klan, un vídeo de cornadas de toreros («La venganza del toro»), la tumba de seis toros «asesinados», un vÍdeo en que un cantaor pide perdón a un toro y otras obras antitaurinas. (Aunque la entrada es libre, he visitado la exposición yo solo). En la presentación, se han dado titulares nada sutiles: «Los toreros son psicópatas», «Goya es el primer antitaurino»...

Leamos a don Enrique Lafuente Ferrari, uno de los más grandes historiadores del arte español, que fue académico y delegado de esa misma Calcografía: «Los toros cobran en la total obra de Goya una tal importancia que no cabe explicarla por ninguna circunstancia histórica, sino por pura inclinación personal» (Cossío: «Los toros», II, p. 738). Lo corrobora Álvaro Martínez Novillo: «Lafuente Ferrari, en su magnífico y documentado trabajo... dejaba definitivamente estudiada la Tauromaquia de Goya» («Los toros», VII, p. 338).

Resulta que no... Las obras de arte no son teoremas matemáticos, cada uno puede interpretarlas como desee. Pero quedan los testimonios biográficos.
Testimonios

En una carta de 1827, escribe Leandro Moratín: «Goya dice que él ha toreado, en su tiempo, y que, con la espada en la mano, a nadie teme. Dentro de unos meses, va a cumplir ochenta años». (Puede leerse ahora en la edición de René Andioc del «Epistolario» de Moratín, publicada por Castalia).

Ocho años después, escribe Valentín Carderera: «Goya se transformaba, los días de toros, con su gran sombrero, su chupa y capa terciada, y, con su espada debajo del brazo... entablaba relaciones con los toreros de más nombradía, injeríase, identificábase con aquellas interioridades que más perfectamente revelan el carácter de sus héroes». Es exactamente lo mismo que ha contado Pierre Cabanne de Picasso: ¡cuánto debieron de «sufrir» Goya y Picasso, por ir a 
los toros!

Carta de Goya a su amigo Martín Zapater 
donde se demuestra su afición a los toros

Conocemos la intimidad de Goya por el epistolario con su amigo Martín Zapater (editado por Xavier de Salas, que fue Director de esta misma Academia). En 1784, al enterarse de que había estado enfermo, le aconseja Goya: «Tienes muchos asuntos y te pide el cuerpo venir a Madrid, lo dejas todo y te vienes a ver cuatro fiestas de toros y comedias y te ríes muy bien de todo...» Es el mismo consuelo que él buscará, diez años después: «Yo estoy lo mismo, en cuanto a mi salud; unos ratos, rabiando, que yo mismo no me puedo aguantar... El lunes, si Dios quiere, iré a ver los toros».

En realidad, la Fiesta supuso siempre, para Goya, la conexión sentimental con la España popular, profunda, con sus luces y sombras, más allá de Fernando VII. (Lo mismo que le sucedió a Picasso, en época de Franco). Por eso, seguirá firmando sus cartas como «don Francisco, el de los toros». Es lo más lógico, en un terrible «antitaurino»...
Capital Animal

Ha organizado esta exposición Capital Animal, que habla de Madrid como un «espacio relacional». Uno de sus directivos denuncia que los activistas que saltaron al ruedo de Las Ventas el 4 de mayo de 2008 «fueron arrastrados por el albero impregnado de la sangre del primer toro asesinado y de la orina de los caballos»: ¡terrible tortura para un animalista!

El vídeo del cantaor lo ha patrocinado la Fundación Franz Weber, suiza, que ha asesorado a Podemos en su intento de prohibir los toros en Baleares. Su «director para el Sur de Europa y Latinoamérica» es el argentino Leonardo Anselmi, que se declara activista antitaurino «a tiempo completo». Han premiado a un pueblo de Valladolid, Trigueros del Valle, por declarar «vecinos no humanos, con igualdad de derechos, a perros y gatos»...

Así son algunos antitaurinos, ya lo sabemos. ¿Por qué no van a intentar cambiar la imagen de Goya? De una obra de arte se puede decir casi todo. Quizás alguien opine que Fra Angelico no era creyente o que Sorolla pintaba niños desnudos, en las playas valencianas, para denunciar la falta de higiene... ¿Goya antitaurino? Una manipulación más. Lo lamentable es que una institución tan respetable como la Real Academia de Bellas Artes se haya prestado a acoger algo en lo que no importa el arte sino el discurso más sectario.

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