Ni es fácil torear en ese fango, ni es fácil torear así.
Paco Ureña lo ha hecho.
"...Paco Ureña ha conseguido pasajes de buen toreo, ha calado -el otro calado era de la lluvia- en la afición de Madrid y deja abierta la puerta, la de volver y la grande, para una próxima ocasión..."
¡ASÍ SE VIENE A MADRID!
Antolín Castro
S.I.16.- Con esta frase resumía un buen aficionado, mediada la faena del sexto, la actitud y la actuación de Paco Ureña. Eso ha sido lo más destacable de la tarde.
No es poco ese destacado, pero no ha sido solo eso. Paco Ureña ha conseguido pasajes de buen toreo, ha calado -el otro calado era de la lluvia- en la afición de Madrid y deja abierta la puerta, la de volver y la grande, para una próxima ocasión.
Desde abrirse de capa con su primero, ha desplegado ganas pero también verdad y mucho ajuste de ese que tanto se echa de menos en los compañeros del escalafón. Se empeña en torear bien y que todo salga desde su corazón, pero también desde la autenticidad y, sencillamente, por eso llega al público, fundamentalmente al exigente público de Madrid. De ahí la expresión de ‘así se viene a Madrid’.
Que no significa que se venga a realizar alardes de valor o de voluntad, si todo eso no está encaminado a torear desde la verdad y la autenticidad; o lo que es igual, otorgándole al toro las ventajas que otros les niegan. No es baladí esa disposición, porque no es una disposición cualquiera. Se supo ya en la pasada feria de otoño y hoy lo ha vuelto a refrendar.
La oreja, pedida con inequívoca ganas de pedirla y no como otros días que parece pedirse por compromiso o paisanaje sin que se vislumbre en quien la pide que haya sentido emoción alguna, era el reconocimiento de un torero y su verdad. Había que olvidarse de los paraguas para airear los pañuelos y pocas dudas le quedaron al palco para sacar el suyo. Tiene mucho que pulir el de Lorca, pero le vemos progresar adecuadamente.
Manuel Escribano, estamos convencidos, vino a no dejar pasar la tarde -su último par de banderillas avalan la determinación del sevillano-, pero con dos toros muy toreables no encontró el ajuste que transmitiera emoción a los tendidos. Dio muchos pases pero ninguno caló en la gente. Quizá sea porque faltaba la autenticidad para ser reconocidos como así fue la exposición en ese temerario par de banderillas, ahí si se le ovacionó.
Iván Fandiño vino, le vimos en el ruedo, pero no pudo estar o no estuvo. Su lote fue el peor, con un manso de El Torero y otro a la defensiva de Torrealta, pero también su actitud fue de manso y defensivo. Le hemos visto otras tardes mucho mejor. Hoy se le ha visto desinflado por completo. O le da la vuelta o le voltean. Le queda la corrida de Parladé para aferrarse al puesto.
La lluvia ya es pertinaz en Madrid y no deja que la arena pueda secarse, lo que hace por momentos impracticable el ruedo. Un peligro más para los espadas actuantes y un suplicio para quienes ocupan los tendidos. Mejor los del sol, siempre les queda el consuelo de mojarse igual pero pagando menos.
Lo dicho: ¡Así se viene a Madrid! Sin la verdad se hace más difícil triunfar... porque no cuela.
-Fotografías de Andrew Moore-
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