domingo, 1 de mayo de 2016

Real Madrid: Superbale en la hora cero / por Juan Manuel Rodríguez



"...En Anoeta, ante una Real Sociedad que de haber jugado así todos los partidos estaría hoy indiscutiblemente en puestos Champions, el galés tiró del carro, lideró, la pidió, remató... y marcó un golazo de cabeza, otro más, que mantiene al Real Madrid con todas las opciones intactas en la Liga..."

Superbale en la hora cero

Otra vez Bale. De nuevo Bale. Superbale en la hora cero, la hora de la verdad, la hora de los futbolistas que ganan o pierden los partidos, la hora de los que dan un paso al frente o prefieren esconderse debajo de la cama, la hora de los valientes que son conscientes de lo que se está jugando su equipo. En Anoeta, ante una Real Sociedad que de haber jugado así todos los partidos estaría hoy indiscutiblemente en puestos Champions, el galés tiró del carro, lideró, la pidió, remató... y marcó un golazo de cabeza, otro más, que mantiene al Real Madrid con todas las opciones intactas en la Liga. Este Gareth Bale, que fuera del terreno de juego sigue siendo el mismo chico tímido que se sonroja cuando le preguntan si ya domina el español, es otro futbolista, un jugador distinto y más hecho, más completo, más maduro. Aquí sí hay un futuro Balón de Oro.

Sin Cristiano, entre algodones de cara al partido contra el City del miércoles que viene, y sin Benzema, que parece Robocop de todos los golpes que tiene en su cuerpo, Bale ha tomado definitivamente el mando de las operaciones convirtiéndose en el General Schwarzkopf de este remake futbolístico de la Operación Tormenta del Desierto en la que, de repente, se ha convertido el campeonato. Con la BBC dolorida y pensando en la final, previa a la final de Milán, que se juega dentro de cuatro días, a Zidane le habría gustado poder reservar a su futbolista más en forma actualmente... pero no pudo ser. Sin Bale sobre el campo, el Real Madrid habría tirado por la alcantarilla sus opciones de seguir luchando por la Liga. Con Bale, que no sabe qué significa el verbo regular, el equipo blanco sigue vivito y coleando.

Y ahora, cuando echas la vista atrás, te sorprende y te indigna leer de nuevo o volver a escuchar lo que se dijo de este chico. Lo más bonito, que no interpretaba correctamente el juego. Lo más feo, que era medio lelo. Que baje Dios y lo vea. Otra vez Superbale en la hora cero. Su gol a lo Carlos Alonso Santillana podría valer una Liga y justifica una inversión, la que se hizo por este deportista callado y sin tatuajes, un profesional y un gentleman que aguantó el tirón, apretó los dientes, resistió la infamia y, cuando llegó su momento, lo aprovechó. Por cierto: sobró a mi modo de ver el gestito de Rulli subiendo a rematar en la última jugada cuando la Real Sociedad no se jugaba más que el honor; con ese carácter y esa fuerza, insisto, el equipo de Eusebio estaría hoy mucho más arriba en la clasificación.

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