jueves, 30 de junio de 2016

4ª y última de San Pedro en Burgos. Fortísimo impacto de Roca Rey y triunfo de Perera / por J.A. del Moral



"...Bueno, señores, ya está quedando muy claro que el gran suceso de la temporada europea de 2016 está siendo la clamorosa irrupción en todos los ruedos del mundo del limeño Andrés Roca Rey. Lo de ayer en Burgos supera la mera tarde triunfal como la que, por cierto, logró Miguel Ángel Perera que, a la postre, cerró el ciclo burgalés como triunfador indiscutible..."

Fortísimo impacto de Roca Rey y triunfo de Perera

J.A. del Moral . 29/06/2016
Burgos. Coliseo cubierto de El Plantío. Miércoles 29 de junio de 2016. Cuarta y última de feria. Calorcito y casi lleno.
Seis toros de Puerto de San Lorenzo, bien presentados y de juego desigual aunque con predominio fe los nobles en distintos grados de bravura y de fuerza. Los mejores fueron el segundo, el tercero y el sexto. Los más deslucidos, primero y cuarto. Mediano el quinto.

Sebastián Castella (tabaco y oro): Bajonazo, silencio. Pinchazo y estocada, palmas.
Miguel Ángel Perera (encarnado y oro): Buena estocada, dos orejas. Estocada muy baja, oreja.
Andrés Roca Rey (malva y oro): Tres pinchazos, estocada caída y descabello, ovación. Estoconazo, dos orejas y petición de rabo que debió conceder la presidencia.
Perera y Roca Rey salieron a hombros.

Antes de iniciarse el paseo de las cuadrillas aunque ya formadas, se guardó un minuto de silencio por la muerte de Julio Perez “El Vito”, seguido de la interpretación del Himno de Burgos que corearon los espectadores puestos en pie.


Bueno, señores, ya está quedando muy claro que el gran suceso de la temporada europea de 2016 está siendo la clamorosa irrupción en todos los ruedos del mundo del limeño Andrés Roca Rey. Lo de ayer en Burgos supera la mera tarde triunfal como la que, por cierto, logró Miguel Ángel Perera que, a la postre, cerró el ciclo burgalés como triunfador indiscutible.

Sin embargo, el gran protagonista de este postrer festejo burgalés fue Roca Rey por el fortísimo impacto que causó. Lo de menos fueron las dos orejas que cortó del último toro de la tarde y la petición del rabo que, incompresiblemente, no concedió la misma presidencia que ya se había hartado de regalar orejas en tardes anteriores. Y es que hay que equilibrar mejor la concesión de trofeos so pena de caer en las injusticias.

Decíamos antes que íbamos a matizar y lo hacemos no como censura – líbreme Dios – sino como preocupada advertencia, tal y como vengo señalando desde el mismo día que arrancó su temporada en España. Ya sé que Andrés no está dispuesto a dejar de derrochar su valor a cualquier costa, incluso de posibles percances que, gracias a la Divina Providencia, todavía no ha sufrido ninguno. Pero creo que debería moderarse y no pasar tantas líneas rojas. Ayer estuvo seis veces seis al mismo borde de resultar cogido y herido. Y eso no puede ser aunque sea una de las razones del impresionante impacto que crea en la mayoría de los públicos. Yo, al menos, estoy deseando que Andrés se atempere y que sosiegue sus impulsos porque estoy seguro de que, cuando lo consiga, estaremos ante un verdadero fuera de cualquier serie.

Andrés alternó momentos de toreo genuflexo o en pie con gran naturalidad y donosura. Pero también con situaciones de enorme riesgo, lo que contribuyó al recalentamiento del público. Y varias situaciones realmente en el mismo filo de la navaja. En las partes positivas, las que a mi me gusta más y más me arrebata, destaco su arranque de faena al tercer toro cuando se arrodilló y toreó por redondos como si estuviera en pie. Con seguridad, con mando, con temple y hasta con sentimiento.



En la tarde de ayer podría haber cortado cuatro orejas si no hubiera fallado con los aceros al intentar matar a su primer toro. Pero esta fatalidad, lejos disgustarle, le sirvió de mayor acicate con esa inamovible seguridad que tiene este casi niño cada día más y más gigante.



La feria de Burgos fue en tiempos la puerta que abría o cerraba las puertas del Norte. Pero este año están ya abiertas de par en par para Andrés Roca Rey y, desde lo de ayer en el coliseo del Plantío, tapizadas de flores para que este príncipe del toreo las pise con orgullo. Orgullo y pasión juntas de cara a lo que le espera en Pamplona, Mont de Marsan, Santander, Valencia, Gijón, San Sebastián y en Bilbao que es la mayor cima de la temporada una vez cubiertas la dos más señeras de Sevilla y Madrid.


Al incontestable triunfo de Miguel Ángel Perera solo cabe ponerle un pero. El bajonazo con que mató al quinto toro de la tarde del que extrajo estupendos lances a la verónica y sucesivas rondas de muletazos sobre ambas manos, recetados con la vedad, la quietud, la intensidad, la rotundidad y el temple que caracterizan su toreo.
Si perfecto anduvo Perera con el mejor toro de la corrida que fue el segundo del festejo, no tanto en el quinto por abusar demasiado del animal, no precisamente sobrado de fuerza. No a todos los toros se les debe torear igual. Hay que hacerlo en función de sus condiciones y este quinto acusó lo mucho – demasiado – que le exigió Miguel Ángel.


Respecto al primer espada que hoy comentamos al final de esta crónica, Sebastián Castella, muy poca cosas positivas puedo abordar sobre sus dos actuaciones. Es cierto que su dos oponentes conjuntaron el peor lote con mucho del envío salmantino. Pero no vimos al francés en sus mejores versiones. Tras la gran temporada del año pasado, Castella ha pegado un lamentable bajón en el presente. Y eso es muy preocupante para el propio torero aunque vaya sumando más y más festejos como si no le pasara nada. Hace años, las figuras solían cortar la temporada cuando se veían mal y no pasaba nada. Volvían a retomar la campaña cuando se encontraban otra vez en forma y con fondo. Ahora, persisten en seguir como si en vez de ser toreros fueran fabricantes de muñecos. Una pena. Pero así lo siento.

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