martes, 28 de junio de 2016

DEJÉMONOS DE GILIPOLLECES / por Antolín Castro


"...Hace falta ser muy gilipollas para pretender que perder y perder es sinónimo de contar con la confianza de los electores. No solo ha ganado, y mejorado, el PP, es que todos ellos, todos, han empeorado sus antiguos resultados..."


DEJÉMONOS DE GILIPOLLECES


Parece que estas pasadas elecciones han puesto a cada uno en su sitio… aunque no se enteren o no se quieran enterar. De ahí que abunden las gilipolleces.

Hubieron elecciones el 20 de diciembre y los resultados los recordamos todos: PP 123, PSOE 90, PODEMOS+IU 71, CIUDADANOS 40. Con aquellos resultados alguno/s quisieron, y utilizaron, la suma de sus escaños 90+40=130 para sentirse legitimados para superar al ganador que ‘solo’ sumaba 123. No hubo más apoyos y se quedaron con su débil argumentación sin lo que querían.

Después la nada y nuevas elecciones. Ahora es el pueblo, la ciudadanía, quien ha valorado todo lo acontecido en esos meses de retorcimiento de los resultados. Y lo deja muy claro todo aunque, no se si por gilipollas o por cínicos, los mismos personajes hacen valoraciones ad hoc, sin poner de manifiesto que han fracasado rotundamente. Lo hicieron antes y ahora se lo dicen a gritos los resultados.

Si antes argumentaban que la suma de los dos, 130, valía más democráticamente que los 123 del PP, ahora no se dan cuenta, o no quieren darse cuenta, que la aritmética es completamente distinta: 137 contra 117. De estar 7 por encima, que restregaban hasta la saciedad, han pasado a 20 por debajo que, por lo que se ve, deben de valer muy poco, aunque sea una diferencia 3 veces superior de la que presumían como representación en el Congreso. A gilipollas no les gana nadie.

Uno, PSOE, ha perdido 5 y el otro, Cs., 8. El PP se ha llevado los trece que han perdido más uno más de propina, 14. De Podemos+IU no hablamos pues se han quedado en los 71, aunque hayan perdido un millón de votos por el camino.

Sólo el PP mejora a los ojos de los ciudadanos que, para esta gente deben ser ciudadanos y votos de tercera, mientras los ‘listos’ han sido castigados por esos mismos ciudadanos. Sólo Rajoy es aceptado por el pueblo como un potencial presidente, mientras Sánchez, Rivera o Iglesias suspenden los ejercicios que hicieron tras las pasadas elecciones. Bueno, pues algo tan evidente no les parece bastante, prefieren ser gilipollas que coherentes y consecuentes. Miran para otro lado.

En el 20D el primero le sacó exactamente 33 escaños al segundo, un 36%, lo que parecía una evidente ventaja, hoy esa diferencia alcanza la cifra de 52 escaños, un 61% de ventaja, y hace falta ser muy malo, de maldad, para hacer como que no ha pasado nada. De ahí que el titular diga que nos dejemos de gilipolleces.

El pueblo ha premiado aquello que ellos censuraron. La posición de Rajoy ante el Rey de renunciar a ir a la investidura por carecer de apoyos, era lógica, tenía sentido. Las peripecias, las ambiciones, la falta de respeto a los más de siete millones de votantes que dijeron el 20D a quién querían de presidente, se ha convertido en que ahora sean casi ocho los millones que han votado al ‘indecente’ de Rajoy.

De persistir en esta actitud, obligando a unas terceras elecciones, van a conseguir que el PP saque mayoría absoluta. No habría otra manera de decirles a estos perdedores que el pueblo es el soberano, no ellos ni sus intenciones. ¿O es que pedir que el pueblo hable solo es válido si coincide con sus ideas e intereses?

Al pueblo habrá que respetarle alguna vez, sin retorcer sus malos resultados, su incapacidad como partidos y candidatos para mejorar siquiera en un voto sus resultados anteriores, ya les deja suficientemente con el culo al aire. Hace falta ser muy gilipollas para pretender que perder y perder es sinónimo de contar con la confianza de los electores. No solo ha ganado, y mejorado, el PP, es que todos ellos, todos, han empeorado sus antiguos resultados.

Pueden extrañarse de que no confíen en ellos los ciudadanos, pero cuando los tres pierden apoyos es sencillamente porque no dieron la talla ninguno, cuando España necesitaba otro tipo de posturas ellos solo fueron a lo suyo. Rajoy no se movió, ante la negativa del PSOE, porque todo lo demás no era bueno para España. Ellos intentaron lo contrario y hoy ha quedado rechazado por los votos. 

De nada sirven las posiciones de los medios, los análisis torticeros e interesados de algunos, si persisten en negar lo evidente, además de ilusos quedará demostrada su incompetencia. No hay otro camino, si se quiere interpretar correctamente la voz del pueblo, hay que tener humildad y dejarse de gilipolleces.

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