domingo, 5 de junio de 2016

El Pana, un loco de la vida y del toreo / por Ángel González Abad.



"...A sus 64 años declarados mantenía intactas sus ilusiones. Rodolfo Rodríguez, el hijo de Guadalupe y de la señora Alicia, seguía dentro de El Pana, el personaje que el mismo creó en base a su obsesión por el toreo: “El Pana no habla, El Pana es ficticio, no tiene ni forma ni fondo, en realidad solo existe en la imaginación de la afición” dijo en más de una ocasión..."

El Pana, un loco de la vida y del toreo 

Su lucha por la vida, su locura por el toreo le llevaron el pasado primero de mayo a Ciudad Lerdo, en el departamento mexicano de Durango. Una corrida mixta en una modesta plaza. Actuaron recortadores españoles, hizo el paseíllo junto a Jesús Sotomayor y le cortó las dos orejas a su primer enemigo. Su segundo, de salida fundió en negro la vida del Brujo de Apizaco, de Rodolfo Rodríguez “El Pana”, un romántico, un bohemio, un luchador, un torero con una personalidad arrolladora, lejos de cualquier canon del toreo y de la propia vida.

La cogida le machacó varias vértebras y los peores augurios fueron confirmándose día a día, hasta que los doctores dictaminaron que El Pana iba a quedar tetraplégico de forma irreversible. Tras el mazazo, las cosas siguieron empeorando ya que el enorme corazón de El Pana no resistía. La actividad cerebral sí se mantuvo hasta que la medicación dejó de hacer efecto y entró en un estado agónico.

A sus 64 años declarados mantenía intactas sus ilusiones. Rodolfo Rodríguez, el hijo de Guadalupe y de la señora Alicia, seguía dentro de El Pana, el personaje que el mismo creó en base a su obsesión por el toreo: “El Pana no habla, El Pana es ficticio, no tiene ni forma ni fondo, en realidad solo existe en la imaginación de la afición” dijo en más de una ocasión.

Debutó en público en 1968 en Tlaxcala y se presentó como novillero en la Monumental de Mexico el 6 de agosto de 1978. Aquella tarde comenzó una revolución que llenó el enorme embudo de la México hasta en cinco ocasiones. Dijo no a hacer campaña en España, dijo no a las ofertas que tuvo del mundo del cine y tomó la alternativa en el ruedo de la capital el 18 de marzo de 1979 de manos de Mariano Ramos. Su peculiar personalidad, sus provocadoras declaraciones, la vida… hicieron que su estrella se apagara. Cayó en las garras del alcohol en unos años muy duros. En 2007 volvió a la Monumental en un día que se recuerda por un brindis que ha entrado ya en la historia del toreo: “Quiero brindar ese toro a todas las daifas, mesalinas, meretrices, prostitutas, suripantas, buñis, putas, a todas aquellas que saciaron mi hambre y mitigaron mi sed cuando “El Pana” no era nadie, que me dieron protección y abrigo en sus pechos y en sus muslos base de mis soledades. Que Dios las bendiga por haber amado tanto. Va por ustedes”.

Al año siguiente viajó a España de la mano de Morante de la Puebla con quien toreó en la madrileña plaza de Vista Alegre. No se prodigó mucho, pero sus actuaciones eran seguidas por los aficionados, la última en Guadalajara en un mano a mano con el veterano Frascuelo en septiembre de 2014. Siempre con un enorme puro, siempre con la obsesión de Manolete y la muerte en la plaza.

En México no dejó de actuar hasta que el pasado 1 de mayo, un toro de Guanemé segó la vida de quien fuera panadero, lavador de coches, sepulturero y torero.

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