"...El Juli lo toreó magistralmente aunque no artísticamente hablando porque ya sabemos que de estética anda muy escaso. Los mejores muletazos de la tarde, mira por donde, los dio Padilla en su faena al muy noble cuarto..."
A hombros El Juli y en su mejor salsa Padilla
J.A. del Moral · 12/07/2016
Plaza de toros de Pamplona. Martes 12 de julio de 2106. Tarde muy fresca con rachas de viento y llenazo.
Seis toros de Victoriano del Río, bien aunque desigualmente presentados porque en cuanto a trapío hubo de todo. Dieron juego vario. El mejor fue el quinto, de nombre “Desgarbado”, bravo, encastado, muy noble por los dos pitones y de larga duración. Fue justamente premiado con una vuelta al ruedo. Le siguieron por mejores el primero y el cuarto. Complicado el quinto. Y francamente manejables aunque sin clase tercero y sexto aunque, en manos más duchas, podrían haber roto a bastante mejores.
Juan José Padilla (gris y oro): Estocada casi entera tendida, oreja. Pinchazo, otro hondo tendido y estocada, dos avisos y silencio.
El Juli (ciruela y oro): Tres pinchazos y descabello, aviso y silencio. Estoconazo muy trasero y descabello, aviso y dos orejas con salida a hombros.
Alberto López Simón (fuscia y oro): Pinchazo hondo sin soltar y estocada de la que tardó mucho en doblar, aviso y ovación. Pinchazo y estocada al hilo de las tablas, aviso y oreja.
A caballo, destacó Salvador Núñez. Y en palos, Alvarito Montes que también sobresalió en la brega, José María Soler y Domingo Siro.
Los actuantes y la asistencias volvieron a hacer el paseíllo descubiertos y los tres espadas brindaron sus primeras faenas alzando la montera al Cielo en memoria de su compañero muerto.
Digamos para empezar que los toreros están dando sobradas pruebas de solidaridad y de sentimental apoyo a la familia de Víctor Barrio. Tanto los que cada tarde pisan el ruedo de la plaza de Pamplona como todo el toreo en general. Ni una sola figura entre los actuales faltó al funeral y al entierro. La Casa Real fue la primera en dar el pésame. Y de los políticos, ha llamado la atención positiva la presencia en las exequias del Presidente de Castilla León y las condolencias del Presidente del Gobierno en funciones. Pero también ha llamado para mal el total desprecio del Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, que cada día que pasa va perdiendo apoyos y votos. Un verdadero desastre. Ellos sabrán… Pagarán muy caro las consecuencias de lo que están haciendo o no haciendo. Porque de lo que estamos seguros es que si estos socialistas de Pedro Sánchez, de César Luena y Cía consiguieran el poder, la Fiesta estaría tan segura como el agua en una cesta…
Y dicho esto, pasemos al salón de la octava corrida celebrada ayer en Pamplona. El cartel era interesante por toros y toreros y la plaza lució abarrotada por completo. Antes de entrar en detalles de lo ocurrido, merece la pena adelantar un resumen sintético de lo ocurrido.
Muy buena tarde en su conjunto de Juan José Padilla con la sola pega de haber fallado a espadas en su segundo toro, lo que le privó de salir a hombros junto a El Juli que anduvo muy por encima del segundo toro aunque tardó en meterlo en cintura, el peor del envío de Victoriano del Río; y sensacional con el magnífico quinto que fue de vacas. Otro gran toro junto al de antier de Jandilla.
El Juli lo toreó magistralmente aunque no artísticamente hablando porque ya sabemos que de estética anda muy escaso. Los mejores muletazos de la tarde, mira por donde, los dio Padilla en su faena al muy noble cuarto. Y los peores en sus vulgares y larguísimos destajos muleteros frente a los toros del lote de medio juego, tercero y sexto, el indudablemente valiente López Simón. Este chico está toreando cada vez más feamente, lo que es una pena porque tiene fondo, buena figura y muchas ganas de ser “alguien”. Lo que, digan lo que digan, todavía no es y mucho me temo que, de seguir como anda hasta ahora, irá para tras como los cangrejos.
Juan José Padilla estuvo muy en serio ayer. Vino crecido y con su moral por las nubes. Se le nota el gran triunfo de Sevilla y anda en reeditarlo en las ferias más importantes. Claro que, esta de San Fermín, siempre fue su favorita. Aquí es recibido y tratado como a un dios. Las peñas le adoran y los de sombra también aunque más moderadamente. En los recibos de sus dos toros no faltaron las largas cambiadas de rodillas ni su ampuloso veroniquear ganando terreno. Al primero le banderilleó espléndidamente, sobrado de facultades y asomándose al balcón en los tres pares. De poder a poder, de fuera a dentro y al violín. El toro, noble sobre todo por el lado derecho, le tardeó bastante y en el arranque por redondos le molestó el viento. Pero tras no estar a gusto al natural, el trasteo cobró real importancia. Para terminar, recurrió a los resortes de arrojo que le son propios y, al entrar a matar, lo hizo con incondicional entrega saliendo con la camisa rota de la estocada casi entera tendida que fue suficiente para que el animal doblara. La primera oreja de la tarde cayó de inmediato porque se pidió con mucha fuerza. Pasemos por alto la vuelta al ruedo con la bandera pirata aunque no de los abrazos que se dio con Damián, el ya histórico “Alcalde del Sol” que siempre viste de chaquet con el pantalón corto, calcetines largos y tocado con chistera para lanzarse al ruedo cuando los triunfadores pasan por delante de su sitio y atarles un pañuelico rojo al cuello. Esta ceremonia, ya clásica en los Sanfermines, es siempre entrañable y emocionante. ¿O no, Padilla?. Pues claro que sí.
No se pudo repetir tras fallar a espadas en el cuarto con el que se hizo de rogar para coger los palos. Tercio irregular. Padilla sabía que este toro no se lo iba a poner fácil con los palos. La primera parte de la faena resultó angustiosa porque Padilla pretendió iniciarla en los medio de rodillas y el animal no se le arrancó. Ni de lejos ni de en cada nuevo intento desde más cerca. Varios minutos tardo el toro en arrancársele hasta que, por fin, lo hizo con mucho brío en una tanda por redondos y el de pecho. Se recreó Padilla en varios muletazos de cara factura y al natural lo bordó literalmente. La faena iba para al menos otra oreja pero Juan José la perdió por fallar a espadas.
El segundo toro fue el peor del envío como ya he dicho y a El Juli le costó mucho llegar hasta donde consiguió más allá de un largo e infructuoso arranque de faena. No pudo lucir casi nada con el capote en el primer tercio y en los largos principio de la faena pareció que su paciente empeño no iba a tener buenos resultados. Pero Julián se aplicó a fondo hasta que lo consiguió logrando que el brusco animal se trocara en más que manejable. Pero esta vez el maestro madrileño falló demasiado con la espada. Hasta sonó un aviso antes de descabellar. Fue ovacionado. La apuesta quedó pendiente para el quinto.
Y se cumplió el refrán como antier con el gran toro también quinto de Jandilla. El llamado “Desgarbado” fue bravo de principio a fin. En el primer encuentro con el caballo se arrancó feroz con gran velocidad provocando una espectacular y brutal caída del latiguillo del gran picador Salvador Núñez que, lejos de vengarse en el segundo encuentro de la seria caída que sufrió, picó medida y magistralmente. Magnifico anduvo Alvarito Montes en banderillas y de la ovación al rehilero pasamos de seguido a todas las que escuchó El Juli en su redondísima faena de muleta. Dueño absoluto de la situación, del toro y de sí mismo, El Juli cuajó por completo una gran faena sobre ambas manos exprimiendo totalmente al gran ejemplar de Victoriano del Rio. Hombre.., a un servidor le habría gustado que esta faena hubiera tenido calidad además de todo lo excelentísima que fue técnicamente en una demostración de poderío fuera de cualquier serie. Pero de calidad, de clase, El Juli anda escasito. Qué le vamos a hacer… La estocada fue única y, aunque quedó bastante trasera, muy efectiva y como no podía ser menos, las dos orejas fueron pedidas con unanimidad y concedidas de inmediato. En la vuelta al ruedo, vimos muy feliz al matador y en su postrera salida a hombros, más que satisfecho. ¡Enhorabuena¡
Ya hemos dicho antes que López Simón estuvo, como siempre, muy pero que muy valiente que esto nadie se lo puede negar. Y con las telas, muy bien en el saludo por limpias verónicas del sexto toro. Y ahí quedó lo positivos de su sin duda entregada actuación. Porque, con la muleta, Alberto continúa vulgarísimo. La enorme cantidad de pases y más pases que dio a sus dos toros con cogida incluida en pleno trasteo al tercero, además de un derroche fue un inacabable destajo bajo los consejos de su inevitable “apuntador” al que no manera de obligar a dejarle sentado en su burladero. Y esto, lejos de tener remedio, se acentúa en cada actuación del de Barajas. ¿No sería más lógico – y necesario – que en vez de dar tantas voces al torero durante sus faenas, el ínclito le pusiera un profesor de estilo y el chico se hartara de torear de salón para que su toreo adquiriera ritmo, sosiego y algo de clase en vez de tantos tironazos cuando no acelerados latigazos…? El final tremendista de rodillas junto a las tablas – el noble animal se rajó harto de mantazos – fue lo que calentó al personal y la eficacia del certero espadazo pusieron una oreja en las manos del zagal. Bien está lo que bien acaba. Pero no es eso, no es eso…
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