jueves, 14 de julio de 2016

Le compadezco, Sr. Belenguer / Rafael Comino Delgado



"...Sr. Belenguer, Vd. ha pretendido ofender, insultar al torero fallecido y a su familia y lo ha conseguido, pero debería saber que el verdadero deshonrado no es el insultado sino el que profiere el insulto. Dudo que lo comprenda..."


Le compadezco, Sr. Belenguer 

Rafael Comino Delgado
He querido dejar pasar unos días antes de escribir sobre el Sr. Belenguer Santos, que dice ser maestro. Según se ha publicado es comunista y ejerce como interino en Cataluña. Por su cara ya debe tener una edad, aunque aún no ha ganado la oposición para tener plaza en propiedad.

Algunos, o tal vez muchos, no estén de acuerdo en que me dirija a él como "Señor", pero la educación no se puede perder jamás.

Solo leer lo que ha puesto en las redes produce escalofríos, produce un malestar interno difícil de explicar, una sensación muy desagradable. Se siente la necesidad imperiosa de desahogarse, de echar fuera una serie de sentimientos reprimidos desde hace tiempo, puesto que tiempo hace los antitaurinos están insultando , atacando impunemente, de una forma propia de personas trastornadas, poseídas e invadidas por una perversidad, por una maldad muy superior a la de la bestia más cruel que pueda existir.

Este señor, amparándose en el anonimato de las redes sociales, que es la madriguera de los cobardes, ha dicho tales barbaridades, refiriéndose al torero Víctor Barrio, que en paz descanse, y a su familia, que deberían llevarle primero ante un psiquiatra y después a un lugar donde dejara de ser un peligro para la sociedad, especialmente siendo maestro. ¿Se imaginan Vds. lo que estará inculcando en la mente de los niños a los que da clase?

Naturalmente si yo fuera padre de uno de esos niños estaría muy preocupado, exigiría se le cambiase de profesor y si no lo lograba le cambiara de colegio antes de dejar su educación en manos de este hombre.

Todo lo que se diga es poco. ¿Cómo puede un ser humano sentir y decir tales monstruosidades? 

Sr. Belenguer, Vd. ha pretendido ofender, insultar al torero fallecido y a su familia y lo ha conseguido, pero debería saber que el verdadero deshonrado no es el insultado sino el que profiere el insulto. Dudo que lo comprenda

Sus palabras insultantes están tan cargadas de infinito odio que le compadezco porque, como dijera Víctor Hugo, cuanto más pequeño es el corazón más odio alberga. Su corazón debe ser pequeñísimo, su capacidad de experimentar sentimientos nobles debe estar totalmente anulada. Su corazón debe ser un corazón enfermo, su mente desequilibrada y su alma un desierto de insensibilidad, carente de más mínimo ápice de bondad. 

Viviendo con tanto odio su vida debe ser un infierno de desesperación, pues la maldad inunda su existencia. Seguro que está sufriendo mucho, que es muy desgraciado porque, como dijo Marco Aurelio "la felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos", y la calidad de los suyos, Sr. Belenguer, ya la hemos conocido. Por eso le compadezco.

Mire Sr. Belenguer, el torero Víctor Barrio y los toreros en general no son asesinos de toros, no son torturadores. Simplemente tienen sentimiento torero y torear es la forma de expresar su arte. Es un sentimiento tan intenso que llegan a arriesgar su vida, hasta perderla, con tal de expresarlo. Es algo que Vd. no comprende, no puede comprender pero hay millones de personas, de toda clase y condición, que si lo entienden y les gusta el Toreo, les emociona. Por ejemplo Federico García Lorca era un gran aficionado a los toros, que le inspiraron muy bellas poesías. ¿Cree Vd. que García Lorca era un asesino por ello?

Intente comprender que pude estar equivocado. Que lo que Vd. ve de una forma hay muchísimas personas normales, inteligentes, buenas, que lo vende de otra, y por eso no hay que desearles la muerte ni decirles las barbaridades que Vd. ha dicho.

El torero es un ser humano con derechos humanos y el toro es un animal irracional, por tanto no puede tener derechos humanos, aunque los humanos si tenemos deberes con respecto a ellos. Pero colocar a los irracionales al mismo nivel, o incluso superior, que los humanos, como hacen Vds., no es correcto. Eso es lo que hicieron criminales como Lenin, Stalin o Hitler.

Cuando se quede solo en su intimidad, recapacite sobre ello e intente comprender a los que no piensan como Vd. ¿No le parecería extraño que todos estuvieran equivocados y Vd. en lo cierto? 

Aunque todos los taurinos estuviésemos equivocados no somos asesinos porque pensamos que estamos actuando correctamente. Y le diré más, ¡nadie como los toreros ama a los animales!

Yo no le voy a llamar monstruo, ni terrorista, ni criminal, ni voy a entrar a considerar si esos calificativos le son adecuados o no. Yo no soy quien para juzgarle, ni a Vd. ni a nadie. Hay una justicia que le juzgará y decidirá sobre el inmenso sufrimiento que ha causado a la familia de Víctor Barrio (y a mucha gente más) con su palabras, pero sobre todo hay un Dios, al menos para mí, ante el que Vd. algún día comparecerá, como ya lo ha hecho el toreo fallecido, y ese Dios es infinitamente justo. 

Yo le compadezco, Sr. Belenguer, por todo cuanto he expuesto. Considero que necesita le ayuden a reconducir su vida, a despojarse de tanto odio como alberga en su interior , odio que solo disminuirá con amor. El odio que por una parte le alimenta por otra le está destruyendo; el odio alimenta los sentimientos más bajos, como los suyos, y autodestruye a la persona. 

Ese odio le tiene totalmente trastornado el intelecto, de lo contrario no llegaría a escribir lo que ha escrito. Tennessee Williams dijo, "Creo que el odio es un sentimiento que sólo puede existir en ausencia de toda inteligencia". Efectivamente, creo que ahora su inteligencia está anulada por el terrible odio que anida en su interior.

Si la justicia terrenal le condena yo no me alegrare, porque a pesar de las monstruosidades que escribió, a pesar del inmenso dolor causado por las mismas Vd. es hijo de Dios (incluso aunque no quiera serlo), es un ser humano.

Por ahora yo, sinceramente, le deseo que cuanto antes pueda limpiar su mente, su corazón, su alma y librarse de ese Satanás que lleva dentro y que, como dije, estoy seguro le hace inmensamente desgraciado. ¿Que Dios le ayude!


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