viernes, 8 de julio de 2016

MÉRIDA-VENEZUELA: MENSAJE A LOS SEMINARISTAS / por Fortunato González Cruz




MENSAJE A LOS SEMINARISTAS

Fortunato González Cruz**
Mérida, 08/07/2016
Muchachos: En la avenida don Tulio dejaron la adolescencia metida en la alcantarilla donde los amenazaron con inmolarlos y entraron en una juventud luminosa ya más hombres, más cristianos, con una lección que vale más que todas las lecturas y charlas juntas. Sus flacos cuerpos corriendo por la avenida tapándose sus vergüenzas muestran la crueldad, como el de aquella niña vietnamita víctima de las bombas de la guerra, hoy símbolo y vocera mundial de la paz. Ahora saben por experiencia personal la humillación de Cristo y de miles de cristianos por el delito de servir a los demás y predicar el amor de Dios. 

Ustedes han paseado su verdad limpia, desguarnecida y sin ropajes. Han dado un testimonio contundente de su empeño por formarse en los valores del amor y de la misericordia, de su valiente decisión de servir a Cristo sin reservas, de su entrega al estudio para ser útiles desde una Iglesia renovada y más firme que nunca en la defensa de la dignidad humana, de la convivencia y de la tolerancia.

Ustedes, seminaristas, han predicado a los venezolanos y al mundo la cruda verdad de una ideología cruel que fanatiza a unos por los falsos valores que dicen sostener, a otros por el poder y el dinero, a otros menos por la ignorancia y la necesidad. Los más, farsantes idólatras de su propia condición de miserables. Han puesto en evidencia un gobierno que se ha apropiado de las instituciones para saquear los valores espirituales y materiales de un pueblo a quien Dios le dotó en abundancia y la hundieron hasta la ignominia y la conmiseración. 


Ustedes, futuros pastores del rebaño, han desafiado a los merideños a repensar lo que somos como colectivo, a reflexionar sobre las bases que creímos sólidas y que dejan ver las fisuras que quedaron expuesta en un acto miserable cometido al amparo de quienes debieran ser los garantes de la tranquilidad. Su inédita desnudez desafía a Mérida y al país, a su Iglesia, a su Universidad y a sus ciudadanos a un examen sin autocomplacencias ni autoelogios. Nos hace falta una exploración desde el cerebro y desde el corazón de lo que nos pasa y de los retos que debemos asumir con valentía y decisión.
Jamás en su historia la ciudad había vivido un acto tan cobarde, vil y despreciable como el ataque contra los adolescentes seminaristas del pasado viernes 1 de julio. Ha sido escenario de trifulcas, saqueos y delitos contra las personas y los bienes, pero jamás de un acto tan particularmente cruel y frío que pone en evidencia el empobrecimiento moral de quienes lo cometieron y auspiciaron.

La justicia no vendrá. No hay que esperarla de este sistema de complicidades, de cobardías y de miedos. Quizás sí del pueblo que guarda en su corazón, como estampitas del santo de su devoción, unas cuantas virtudes sembradas por la Iglesia en cada familia merideña y venezolana. ¿Seremos los merideños capaces de examinar serena y firmemente nuestras miserias y rehacer el proyecto colectivo? Los responsables de las instituciones forjadoras de la merideñidad y todos los ciudadanos tenemos la palabra.

**Fortunato González, es Catedrático de la U.L.A. de Mérida-Venezuela / Miembro de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales / Fundador y Director de la Cátedra de Tauromaquia "G. Briceño Ferrigni" de la U.L.A.

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