domingo, 7 de agosto de 2016

Colombinas en Huelva. Con ganado “inexplicable”, espadas melladas y ni una sola oreja, Roca Rey se merendó a El Juli y a Perera / por J.A. del Moral



¿Cómo es posible y con qué malignas intenciones podríamos explicar que, nada menos que El Juli y Perera, aceptaran sortear tamaña porquería? ¿Para que naufragara Roca Rey? Ya no saben lo que hacer para frenar al “tsunami” de Lima que tanto les viene inquietando


Colombinas en Huelva. Con ganado “inexplicable”, espadas melladas y ni una sola oreja, Roca Rey se merendó a El Juli y a Perera

J.A. del Moral · 07/08/2016
No sé ni quiero acordarme en donde leí antier que la “apoteosis” de José Tomás de la tarde anterior a la que ocupa esta crónica había sido “De Dios a humano”. La repanocha, vamos. Pero resulta que, pese a tantos cuidados e imposiciones de mafiosos documentos firmados por los críticos asistentes – como saben mis lectores yo no tragué con la martingala – no sirvió a la postre para nada porque, nada mas despertarme, gocé viendo el vídeo de la actuación del ínclito. Cuasi premiada su mejor faena con un rabo pedido con clamor aunque no hizo caso el palco presidencial y la cosa quedó en dos orejas. Viendo la faena, buena sin más, deberían haberle concedido una. Y en la del segundo toro, ninguna aunque también le dieron, regaladas, otras dos.

En fin…, que como para la tarde de El Juli, Perera y Roca Rey no me exigieron firmar el papelón tomasiano, fui y vi lo que ocurrió.

La corrida que quien mandaba en el cartel – don Julián Lòpez- para la última tarde colombina, de Santiago Domecq, fue una catástrofe en cuando a presentación porque pasamos del abecerrado animal que abrió el festejo – increíble que en Huelva devolvieran al animalito por chico –, a una colección de reses desclasadas de menor a mayor volumen que nos obligaron a frotarnos los ojos cuando fueron saliendo de uno en uno.

¿Cómo es posible y con qué malignas intenciones podríamos explicar que, nada menos que El Juli y Perera, aceptaran sortear tamaña porquería? ¿Para que naufragara Roca Rey? Ya no saben lo que hacer para frenar al “tsunami” de Lima que tanto les viene inquietando. Pues parecen intuir y no les falta razón que, de seguir Roca Rey en su plan que no cesa, poco faltará para que tengan que pasar a la reserva.
Pero mira por donde que ayer fallaron estrepitosamente las espadas de los tres contendientes y lo que hubiera sido tarde triunfal – seguro que El Juli habría cosechado dos orejas, quizá otras dos Perera y tres o más el peruano – quedó en ovaciones sin vueltas al ruedo.Sin embargo, tan escuetos resultados orejeros no pudieron definir el meollo de lo sucedido. Resumamos, pues.

El sobrero de Victoriano del Río que sustituyó al rechazado que abrió plaza fue uno de los que habían preparado para la corrida de José Tomás. Y a la postre, fue el mejor toro de la tarde. El Juli lo aprovechó tan entusiasta como suele aunque fiel a sus feas maneras. Y es que, cada día que pasa, Julián torea más retorcido, más agachado y más vulgarmente. Cual labrador de la Sagra transportando un montón de patatas. Cuestión que, a estas alturas de su larga carrera, parece una misión absolutamente inevitable. No halla manera de corregirlo ni de pulirlo aunque sea un poquito. Y luego, con el ya grandullón cuarto, casi nada pudo sacarle en limpio porque se paró muy pronto.

Miguel Ángel Perera hizo ayer dos esfuerzos sobrehumanos para salir bien del compromiso. El proverbial valor sin tacha del extremeño quedó una vez más puesto de manifiesto. Su mejor faena la hizo con el segundo toro, un poquito más aparente que el devuelto aunque no sobrado de fuerza y parado al final de la prolija faena lo que le permitió un inacabable arrimón, de primeras con pases limpios y de segunda con trapazos. Pero de seguro que habría logrado triunfar si la espada hubiera sido pronta y eficaz. Y con el bastísimo quinto, lo más brillante que logró Miguel Ángel fue un asombrosamente valiente por firmísimo quite enlazando tafalleras con gaoneras sin mover un solo músculo. Lastimoso fue que el animal se rajó escandalosamente en la imposible faena que no pasó de un prolijo peregrinaje de Perera tratando inútilmente de que el animal se aquietara en su siempre huir de su propia sombra.

Lo de Andrés Roca Rey en su debut onubense fue otra demostración más y van… de su excepcional capacidad resolutiva, de su precoz inteligencia, de su inmaculado valor sin alharacas y de sus especialísimas cualidades entre las que sobresalieron el temple – ayer templó todo cuanto le vino en gana ante cualquier contingencia en sus dos enemigos – y de sus siempre sorprendentes hallazgos cuando tuvo que tirar de ese arrojo que envuelve con escalofriantes maneras de andar sosegado, de llegar y de salir de las suertes con una tranquilidad y una seguridad en sí mismo portentosas. En la faena al tercer toro del que sacó más de lo que al principio parecía imposible tanto en pie como de rodillas, puso a la gente en pie. A todos los que casi llenaron en recinto. Y he dicho a todos. Y en la más difícil del último que también terminó parado, obró el milagro de hacerlo embestir hasta más allá de lo posible, hasta el punto de acallar a los posos que se impacientaron y volver a poner la plaza boca abajo.

Ayer quizá y sin quizá fue una de las escasísimas tardes del limeño en las que no pudo salir a hombros de la plaza en esta memorable temporada de su espectacular y admirable eclosión en los ruedos europeos. A este ciclón no hay quien lo pare… Volveremos a verle en San Sebastián y en Bilbao en donde, seguro, armará la gorda.

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