Navarro le dedica la victoria "a los que se volverán a subir al carro".
La Bomba, el carro y el periodismo de bufanda durante los Juegos
Tras la exhibición de la selección española de baloncesto ante Francia que mete (nuevamente) a los de Sergio Scariolo en la lucha por las medallas olímpicas, Juan Carlos Navarro dio las gracias a todo el mundo y, especialmente, a aquellos que, después de la victoria, iban a subirse de nuevo al carro.
No creo que la alusión a ese metafórico carro tuviera demasiado que ver con la afición, que si se queja no trasciende, así que lo que en el fondo, y también en la forma, estaba haciendo en realidad La Bomba no era otra cosa que reclamar un trato informativo de favor hacia la selección nacional por parte de los periodistas deportivos españoles, o sea un "periodismo de bufanda".
La pregunta del millón es la siguiente: ¿Tiene derecho Navarro a pedir que se apoye a la selección nacional de baloncesto desde los medios de comunicación?... Dicho de otro modo: ¿Tienen derecho los jugadores de la selección nacional de baloncesto a que se les conceda un cheque en blanco?... Mi respuesta es "sí".
Trataré de explicarme. Lo que, desde el punto de vista meramente informativo, estamos observando en estos Juegos de Brasil, y que no difiere demasiado de los anteriores, es una muestra del más descarado, descarnado y pasional periodismo de bufanda. Y es normal. Es normal que un periodista deportivo español festeje como propios los éxitos de Mireia Belmonte, Marcus Cooper Walz, Maialen Chourraut o Rafa Nadal; lo anormal, tanto por sentimiento patriótico como por puro interés comercial, sería que un periodista de Úbeda que trabaja para una radio de Betanzos celebrara más los triunfos de Wayde van Niekerk que de Carolina Marín, que es natural de Huelva. Si un aficionado español se pone delante del televisor a las cuatro de la mañana para ver un partido de bádminton, que no es precisamente el deporte más popular en España, es por la sencilla razón de que esa chica que está poniendo en jaque al imperio oriental y que va a jugarse el oro contra una china que se apellida Li habla nuestro idioma, nació entre nosotros, comparte nuestras tradiciones y, si gana, sonará nuestro himno nacional y ondeará nuestra bandera; en definitiva, Carolina es "nuestra", y cuando juega ella... jugamos todos nosotros.
Volvamos a Navarro. ¿Está reclamando Navarro que se diga que España ganó a Croacia y a Brasil?... No lo creo. Navarro no está pidiendo que un periodista mienta sobre un dato puramente objetivo como es que España cayó derrotada ante Croacia y ante Brasil en sus dos primeros partidos. Lo que me parece que está reclamando el extraordinario base del Barça es que todos aquellos que estén protagonizando a lo largo de estos Juegos un ejercicio absoluto y total de periodismo de bufanda, que son por cierto la inmensa mayoría, apoyen del mismo modo a un equipo que, como el español de baloncesto, siempre va de menos a más, siempre empieza jugando mal y acaba haciéndolo muy bien y siempre termina conquistando éxitos deportivos.
Lo que yo creo que pide Navarro es que no se crucifique antes de tiempo a la selección y que si se celebra por todo lo alto un diploma olímpico para el jinete Severo Jurado, también se espere hasta el final con la selección de baloncesto, que suele ser garantía de medalla, no de diploma.
No sé a qué Facutad de Periodismo irían los colegas que se llevan las manos a la cabeza con lo dicho por Navarro pero en la mía no se impartió la objetividad como asignatura; ni tampoco la honradez intelectual, que esa la aprendió uno en la Facultad de la Vida. Cuando España entera quedaba absolutamente paralizada para ver el Tour de Francia en aquellas míticas tardes del mes de julio no era, según yo lo veo, porque de repente, sin venir a cuento, la piel de toro fuera recorrida por un desenfrenado e irrepremible impulso ciclista sino porque un tipo de Villava daba sopas con honda a los franceses, y eso mola. Lo que hacían entonces los narradores (y yo conozco al mejor, Jaime Ugarte) no era más que darle un lógico impulso actoral, cargado de pasión y, por qué no decirlo, repleto también de patriotismo a aquellas asombrosas ascensiones a Alpe d'Huez o al Tourmalet. Si ahora España ya no se para en seco con el Tour es por la sencilla razón de que ya no tenemos un Miguel Induráin.
Hay demasiado periodista deportivo que, si se me permite la expresión un tanto grosera, se la agarra con papel de fumar. Nosotros estamos aquí para contar las gestas de otros, nada más... y nada menos. Parafraseando a Barbara Hershey en El Mejor, si Homero hubiera estado ayer en el Carioca Arena habría hablado de baloncesto. A eso es a lo que creo que se refiere La Bomba Navarro.
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