martes, 6 de diciembre de 2016

CONRADO, EL ETERNO MALETILLA, EN BANDERILLAS NEGRAS



El toreo está por encima de los muchos problemas que puedan surgir. No es una profesión es algo que siente un chaval que quiere ser torero. Me faltó la decisión de ser figura que sí han tenido otros compañeros. Aún así, me quieren, me aprecian y yo he sido muy feliz.


CONRADO, EL ETERNO MALETILLA

 BANDERILLAS NEGRAS
Sábado,3 de Diciembre de 2016
Hoy hablamos con una leyenda. Conrado, el último representante de una España que buscaba sus sueños para salir del hambre y para tocar la gloria a través del toro. Conrado salió de Zamora persiguiendo ser figura del toreo sacrificando su vida al toro y encontró en Ciudad Rodrigo, cuna del toro, su casa y su vida. Con 85 años se retiró contando con la gloria y el cariño de aficionados y gente del toro que ven en él el último exponente de una España y de un toreo romántico que no volverán.

Nos ponemos sobre la pista de Conrado gracias a Javier Hernández. Nos sitúa sobre el Hotel Restaurante La Bodega de Ciudad Rodrigo. Allí, nombrar a Conrado despierta amabilidad y Eugenio , a quién agradecemos su cariño, nos avisa cuando el torero llega a cenar. 

Buenas noches Don Conrado, ¿por qué decide ser torero?

Lo decidí ayer, cuando era un niño. Sentía una afición por algo que la gente de mi pueblo no estaba acostumbrado. Como niño no tuve la decisión de dedicarme a ello pero al hacerme mayor, contra la idea de mi familia, me distancio del pueblo ante la imposibilidad de poder dedicarme a ello en mi pueblo.

Me vine a Salamanca, tierra de toro bravo, campo, herraderos, tentaderos y hombres del toro. Poco a poco allí me voy haciendo y adquiriendo conocimientos. Salamanca me lo ha dado todo y he tratado a toreros como El Cordobés, Luis Segura, Marcos de Celis, Palacios, Ojeda... o de los actuales, por nombrarte a uno, Fandiño. Toreros como Juan del Álamo han pasado cerca de mí en este campo precioso del que yo quería vivir y estoy viviendo. 
He pasado toda mi vida y todas las vicisitudes y sinsabores para esto.

Cuando las estrellas brillan
él abandona su cama:
lleva un pantalón vaquero
y un trapo rojo a la espalda.
Aventurero y poeta,
la sangre en su pecho canta
el duelo que en el silencio
de cada noche le aguarda.
¡Que el torerillo es de oro!,
tiene aguante y tiene capa;
si a veces mascó la tierra,
de ella nació la esperanza.

Pero el maletilla vive
sin un mecenas que salga
al paso de su afición,
tan sentida y tan probada.

¡Ay, cuántos lances perdidos!
¡Ay, cuántas noches bañadas
en un sudor sin laureles!
¡Ay, cuánta suerte ignorada!
Nada teme el maletilla
cuando se arroja a la plaza:
que su vida está en el toro
y, en l, su gloria empeñada
Mil mozas lloran por él
las heridas de su espalda,
heridas que en una tarde
fueron su afrenta y su rabia.

En el taller de su pueblo
una música le canta
en sus músculos cansados
la faena de su espada.
Puede que algún da su sangre
ponga color a su estampa,
dibujada en un corral
con luces de luna clara.

Emilio José

El inalámbrico nos juega una mala pasada pero continuamos la conversación. 

¿Qué le faltó para llegar más arriba?

Fue por mi ignorancia. Luché por todo esto en las capeas. Tal vez yo me entregué demasiado a lo fácil que eran las capeas y los tentaderos y quizás no lo suficiente, lo que se necesita en la vida para llegar a ser figura del toreo. Creo que tenía cualidades para ser figura del toreo pero no las entendí ni las viví lo suficiente. 
El toreo está por encima de los muchos problemas que puedan surgir. No es una profesión es algo que siente un chaval que quiere ser torero. Me faltó la decisión de ser figura que sí han tenido otros compañeros. Aún así, me quieren, me aprecian y yo he sido muy feliz.

¿Cómo recuerda las capeas?

La ignorancia era tan grande pero la ilusión me hizo luchar con los problemas de las capeas. Salamanca me han valorado, he luchado tanto en esta provincia que mi afición ha estado por encima de lo que he podido ser. Todas no son iguales. Valladolid, Zamora toros muy grandes y toreados no podia hacer nada. Igual en Portugal, toros muy grandes, toreados de estas cosas que ocurren en los pueblos. Cáceres era muy duras las capeas. Me resigné pero llegó un día en el cual mis facultades fisicas y morales no eran iguales. El último toro que me cogió en Cáceres fue con 85 años en Torrejoncillo. He luchado lo suficiente sobre otros aficionados y amigos que por razones diferentes se han ido a dedicarse.


¿Volvió a tener contacto con su familia?

No, apenas. Me distancié por los problemas de querer ser torero en contra de ellos ya que en el pueblo que nacía no se había sentido el toreo. Pasé desapercibido de niño, era distinto a los demás. En mi niñez no tenía amigos para jugar porque solo jugaba al toro y por eso me aparté de la gente, por eso me distancíé, Me marché con algo de nostalgia al ver que la gente no me había entendido ni visto las cosas como yo. Mi pueblo es mi pueblo y le recordaré siempre.

Don Conrado, una carrera con sinsabores también

La sociedad, la gente en provincias que no siente esto te distancia, no te ven. La sociedad no es fácil. Estamos viviendo un momento en el que la gente está distanciada del amor, del cariño y del respeto. A los muchachos que andamos por el mundo, cada uno en su sentido, nos distancian y molestamos.
Cuando te ven debajo de un portal, en un parque durmiendo, hay gente que encima te atropella. Dios aprieta pero no ahoga, eso sí.

También ha recibido mucho cariño

Muchísimo. Si volviera a nacer, en mi juventud volvería decidir ser lo que he sido toda mi vida. Estoy agradecido a todo el mundo, a muy buena gente. La gente nos ha tratado a los maletillas muy bien aunque no es oro todo lo que reluce como te decía antes.

El inalámbrico nos impide continuar pero el móvil de Eugenio, gracias de nuevo, permite continuar una charla que jamás olvidaré. ¿Cómo le han tratado los profesionales?

Muy bien. Me han tratado como lo que soy y yo a ellos les he respetado como lo que son. Me han querido, se me han entregado y yo a ellos. Me han ayudado más de lo que merezco.
Me han dado todo el amor del mundo y económicamente, esta profesión nunca me ha dado para vivir, estoy muy agradecido de como me han tratado. No puedo olvidar el cariño y la forma en la que me han tratado. A todos les debo lo que soy y me voy sabiendo que es por mi edad pero con todo su afecto y cariño.

Don Conrado, ¿qué piensa cuando le dicen que esto es una locura?

Cuando toreas en ciertas plazas como Ciudad Rodrigo, con ese valor y sentimiento humano que sentían por cuatro muletazos míos, para mí es lo más. Esos aplausos, ese amor, esos besos de esas chicas guapas y jóvenes que me decían "Conrado, eres el mejor", no les cambio por nada. En ese momento no me hubiera importado que me matara el toro.

Cordones de escarcha pura,
por los bordes de la capa.
Finos alambres de cobre.
le ciñen a la garganta,
ilusiones por la noche,
que no la verdad amarga.

Cicatrices por los muslos,
en figuras de guadaña,
se están muriendo los hombres,
en los eriales de paja,
soñando con las estrellas,
con las estrellas de plata.

Hatillos que por los hombros,
van galopando la espalda,
pesando como maromas,
sobre los juncos del alba,
entre caminos de espuma,
igual que el color del agua.

Está la noche cayendo,
con sonrisas y con lágrimas,
incitando a los capotes,
a cruzar por las estacas,
brillantes picos de luna,
con aceros de mortaja.

Nubes que tocan la tierra,
dificultaban la danza,
llevándose entre vellones,
los pitones y la espada.
Los toros vomitan fuego,
clarines en la distancia.

Caminos secos, verano,
con olores de abundancia,
poniendo sobre la piel,
placas de sangre cuajada,
lirios, que al amanecer,

son estandartes de nácar.

José Luis Martín

Creo que poco más se puede decir, con estas palabras es difícil no entender a este TORERO ya legendario. Nos vamos despidiendo . 

Torero, ¿quién ha sido el mejor torero para usted?

Para mí yo mismo. Creo que el mejor no existe pero que hay diferencias entre toreros. Tenemos un paisano, El Viti, que ha sido muy grande. Ordóñez, Camino, Ojeda ha sido un gran torero. En estos días Curro Díaz. A todos los toreros les debo mucho. Cuando se visten de luces todos los toreros merecen el respeto por ese sentimiento y esa afición que tienen. 

Un toro que no olvida

Tengo muchos en el recuerdo y a mí no me ha molestado que me pegaran las cornadas porque he tenido la afición y moral para superarlas, era consciente de que era algo que me iba a suceder en la vida. Era una satisfacción cuando me encontraba hospitalizado pero en otras ocasiones me he curado yo mismo por los mundos de Dios. Si los toros me han pegado cornadas ha sido por ser torpe. Cuando he sido inteligente no me han cogido.

Una plaza maestro

Todas son iguales para mí pero Ciudad Rodrigo ha sido muy distinta. En los carnavales de febrero he disfrutado mucho, me han querido mucho. Desde que llegué se han entregado a mí y yo a ellos. Los mejores aplausos que daban eran para mí, a mis compañeros les han distanciado para que toreara yo. Esta plaza ha sido muy distinta.

Si volviera a nacer...

Sería torero otra vez pese a los problemas económicos, pese a los golpes de la vida porque mis deseos de juventud, de ser alguien en la vida los han superado. Para aquellas gentes que me deseaban como figura. Todo eso me ha engrandecido y para mi nunca pasará al olvido.
Tengo la misma afición, la misma ilusión. Agradezco a quién no me ha conocido pero saben de mí y me recuerdan como si fuera figura del toreo.


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