jueves, 1 de diciembre de 2016

Juan Carlos I, entre Obiang, Mugabe y otros dictadores en el adiós al tirano.



Representantes de varios países cercanos al régimen castrista participaron en el adiós al sátrapa Fidel Castro.

El adiós al tirano Fidel Castro se convierte en un auténtico mitin comunista

El acto llevado a cabo en la Plaza de la Revolución de La Habana comenzó a las 19:00 horas (01:00 del miércoles en España) con una gran cantidad de personas, muchas de ellas militares, y la presencia de representantes de diversos países, entre ellos Juan Carlos I.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue el encargado de pronunciar el primer discurso de despedida, apelando a la unidad de los pueblos de América, un continente que se enfrenta a "nuevas tormentas quizás más fuertes" que aquellas a las que hizo frente el revolucionario cubano. "Fidel, que murió invicto, falleció haciendo honor a su nombre: Fidel, digno de fe; la que puso en su pueblo y en toda la patria grande", apuntó.

Posteriormente hablaron representantes como Enrique Peña Nieto, presidente de México, Li Yuanchao, vicepresidente de China, Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia, el presidente sudafricano Jacob Zuma, o el de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén. El presidente de la Duma del Estado o Cámara de Diputados, Viacheslav Volodin, apuntó que "causa del legendario comandante siempre vivirá y la amistad entre Cuba y Rusia seguirá fortaleciéndose"

A continuación comenzó el turno de los presidentes más cercanos a la dictadura, todos ellos de países cuyos regímenes fueron apoyados desde La Habana. Evo Morales dijo, entre otras cosas, que "Fidel derrotó en Naciones Unidas a Estados Unidos con la razón y la justicia; lo que Estados Unidos consigue lo hace con chantaje y dominación". Morales dijo afirmado que la muerte de Castro no lo ha matado ya que sigue "vivo" y "vigilante" para continuar la lucha y "preservar" a la "casa común" de los pueblos latinoamericanos: "Fidel no ha muerto, no puede morir, porque está por encima de su propia vida, instalado para siempre en la historia de la Humanidad". En su turno, Daniel Ortega siguió un discurso lleno de alabanzas a un sistema que ha demostrado ser un fracaso.

Uno de los más esperados en el acto era Nicolás Maduro, principal protegido del dictador. El chavista se encargó de seguir levantando la imagen del tirano y también de atacar a esos factores externos que quieren desestabilizar, según el venezolano, a la revolución. Subrayó que no había "mejor forma de decirle 'Hasta pronto' y 'Hasta siempre'" al líder de la Revolución Cubana que como "se ha hecho en esta plaza llena de energía histórica, de páginas escritas durante seis décadas de batalla, donde se escucha la fuerza de las ideas, de la diversidad cultural y política del mundo".

Raúl Castro fue el encargado de cerrar el acto. El dictador hizo alusión al lugar en el que se encontraban todos: "Precisamente aquí donde conmemoramos nuestras victorias, te decimos junto a nuestro abnegado, combativo y heroico pueblo: ¡Hasta la victoria siempre!"

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