lunes, 5 de diciembre de 2016

JUAN LAMARCA EN BANDERILLAS NEGRAS





Jueves, 1 de diciembre de 2016
Hoy hablamos con Don Juan Lamarca. Su nombre lleva la memoria hacia el palco de Las Ventas, lugar que ocupó durante más de dos décadas. Una etapa en la que siempre mantuvo su independencia lo que le costó encontrarse con partidarios y detractores. Un apasionado del toro que sigue aportando a la Fiesta desde el Círculo Bienvenida y que nos concede una charla muy clara sobre su personalidad y sobre la que siempre será su plaza. Hablamos con Don Juan Lamarca.

En su vida no faltaron sueños de ser torero

Hombre, ¿qué niño de mi época en España no lo soñó?

¿Qué faltó?

Desarrollé mi afición jugando al toro en la calle y al toreo en el patio de mi casa. Toreé en el campo becerras y machos pero no tuve la decisión para dar el paso a dedicarme en serio. La ilusión la tuve pero no me sentí capaz de dedicarme a ello. Fue en una época preciosa en la que la gente consideraba a los toreros como héroes.

A usted le llamaban los héroes, nace un policía

Son profesiones que tienen una similitud al enfrentarse a unos objetivos con unos enemigos delimitados. Es un afán de servicio aunque hay veces que, por determinadas situaciones, se convierte a los policías en héroes. Yo he estado 42 años con una dedicación plena, con afán de servicio y con un sentimiento que se lleva dentro. En esa dedicación es una profesión similar a la del torero.

De ahí a Las Ventas

La primera vez que fui a Madrid fue con mi padre y toreaba Carnicerito de Úbeda, yo soy de allí. Entré en el coche oficial del presidente, Juan Antonio Panguas (presidente que dio el rabo a Palomo), que era amigo de mi padre. Fue premonitorio.
Lo recuerdo con mucho cariño, entrando con mi padre en el coche oficial, y se me vino a la cabeza con cierta emoción cuando entré en el coso para presidir en el coche oficial. Eso fue una premonición.
Es una competencia de la policía dentro de una designación oficial que se establece en el marco jurídico en el que se desenvuelve la fiesta. Yo era inspector jefe. Mi afición me hizo solicitar el ingreso en el equipo gubernativo y estuve siete años de Delegado. Tras ello vieron que era idóneo y fui designado en 1984. Debuté el 19 de marzo de ese año.

¿Cómo encuentra la plaza?

Cuando llegué venía imbuido de los presidentes que me precedieron, de mis compañeros y de los años en los que estuve en el callejón. El público asumía la competencia de la autoridad y los profesionales (empresa, lidiadores, ganaderos...) tenían un sentimiento de aceptación de la autoridad.
Había broncas pero contrasta la época con la de ahora en la que hay un rechazo hacia quién dirige el espectáculo.
Madrid no era igual que ahora porque no existía la rotación que existe actualmente y el comportamiento, por lo tanto, era más homogéneo. El público ha cambiado y varía según días de la semana, cartel torista o torerista... y eso no es bueno.

En Las Ventas la reacción varía y no siempre es consecuente con lo que pasa en el ruedo, esto se debe a que se televisan corridas de toros y el público es distinto. Todo espectáculo tiende a su difusión, pero para la homogeneidad y sentido crítico no ha sido algo muy positivo.

A Madrid la critican por dura o por flexible, según momentos, pero siempre ha sido dura y para cortar orejas ante un toro muy exigente y con trapío era complicada porque siempre tuvo el carácter de tribunal que jamás debe perder pero que flaquea por la rotación de público.

El toro difería al de ahora

Desde mi llegada como Delegado Gubernativo he asistido a reconocimientos y he ido viendo la fisonomía del toro. Un astado armónico, ajustado a su fisonomía y encaste y con la cara de Madrid. Chopera subió el toro. De la época de Canorea y Berrocal a la de Chopera se observa un cambio en el volumen del toro. Con los Lozano se buscó más armonía en el toro dentro de su seriedad, el toro atendía a su fisonomía, tenía un trapío acorde a su procedencia y había más variedad de encastes. Ahora se lidia el 80% Domecq y hace años era mínimo.

Hablemos del 7

El público ha evolucionado acorde a la evolución social. Era más respetuoso con las decisiones de la presidencia y crítico con los toreros. Yo siempre digo que Madrid es el Tribunal y Sevilla el Templo. La heterogeneidad de la plaza ha hecho que ahora se relaje la exigencia en cuanto a la petición de trofeos y observancia de las suertes.

En cuanto al 7 decir que ha sido un tendido que ha ido cogiendo importancia y ha pasado de ser una anécdota a tener un protagonismo más notorio. Hoy se nota más el tendido 7 porque, en general, hay menos afición y se les ha dado importancia en los medios y por parte de profesionales que le han adoptado como referente y no debe serlo. No siempre ha actuado con imparcialidad, de manera espontánea y eso se nota. Una cosa es una reacción espontánea respecto a la lidia y el espectáculo y otra cosa es adquirir el deseo de protagonismo de presidir la corrida y de que su influencia se note en la lidia, primer tercio, banderillas... Ya se pasa a un protagonismo no acorde al respeto a presidencia y participantes.

Pidieron su dimisión en una carta

Muchas veces, por lo que le digo. A estos señores, grandes aficionados porque para protestar, presionar y ser factor determinante hace falta conocer al toro, no les animan objetivos lógicos y a veces influyen en presidentes, toreros... y a veces parece que presiden ellos. Cuando yo presidía, con mis aciertos y errores, lo hacía en base a mis criterios y nunca me dejé influenciar por el 7. Nunca he estado en contra de las protestas porque a veces el presidente está empecinado en algo y pueden esclarecer.

No sé si tienen intereses, lo desconozco, pero su actitud, declaraciones, peticiones y actuaciones muestran tendencias a favor o en contra de algo. Se ve como a los hierros que ellos defienden les protestan menos y al revés, al igual que a lidiadores. Hay toreros a los que son favorables y a otros les pitan antes del paseíllo.
Esa actitud hace pensar en un grupo organizado para ese fin. El público siempre ha sido espontáneo en el toreo, triunfalista a veces en corridas que desembocan en ello. Todo lo que ocurre en una plaza tiene su espontaneidad y legitimidad. La actitud que ves premeditada, organizada y para objetivos da qué pensar. Sobre todo cuando son decisiones injustas que tratan de desvirtuar e influir en el resultado del espectáculo, para bien o para mal. 

Como te decía, el nivel de exigencia de la plaza ha bajado por la rotación y a veces echo en falta la protesta del 7 algunos días, más que nada porque al día siguiente sí protestan desde el paseíllo, no lo ves lógico.

Dentro de esos profesionales que decía están los periodistas.

No quiero decir nombres porque no lo veo correcto. Desde el famoso del diario Pueblo, conocedor y crítico taurino, que empezó con las intrigas de dirigir al público en los 70 para que se mostrara coincidente al periodista, algunos han querido seguir esa estela.
Las reacciones son espontáneas en la corrida y seguir el maniqueísmo, la intriga, contubernios fuera de la plaza... son actitudes paradójicas que a mí me dan que pensar. Eso o preparar ambientes para la siguiente corrida, ¿para qué?

Hablamos de personas que han contribuido a la formación del 7 y luego otros han tratado de crear otros grupos en otros tendidos y algunos han favorecido su mantenimiento. Las actitudes son paradójicas.

Volviendo a su labor, ¿tuvo que enfrentarse a presiones?

No he visto ni recibido ninguna. Estuve de Delegado siete años y asistí a reconocimientos, tanto cuando me tocaba como cuando no, y fui adquiriendo conocimientos hasta, tras ver más de 6000 toros, elaborar el mío. Nadie de mis compañeros ha recibido una presión.

Sí recuerdo que en una Beneficencia un Jefe Superior me dijo que no echara muchos al corral y le dije "irán los que tengan que ir" y me dijo que a Leguina se le descompensaba el balance de la corrida y luego se lo echarían en cara si era deficitario. Al corral fueron dos (risas).
En un reconocimiento, si un profesional o empresario manifiesta educadamente su oposición con argumentos, para mí no es presión, aunque a veces se pusieran cabezones.
Cuando yo empecé la gente no conocía a ningún presidente salvo a Panguas. En la prensa tampoco se conocía a ningún juez y ahora se conocen ambas cosas. ¿Quién es el juez?, ¿quién preside? A tí que te importa. De ahí nació lo de halcones y palomas. 
Alguna vez ha habido acercamiento de profesionales.

¿En qué sentido?

No son buenas las cercanías. Vicente Zabala (q.e.p.d) presumía de que no conocía a ningún torero ni tampoco iba a ningún hotel y era cierto. Mantenía una distancia porque el roce genera antipatía y/o simpatía. Un periodista que se recorre España, si roza, afecta. Si un presidente empieza a visitar hoteles, aunque no esté prohibido, va a coloquios... esas cercanías pueden generar simpatías o antipatías. Si ven a un presidente, los profesionales, saben acercarse.

Me llama la atención que diga lo del roce cuando a su homenaje acudieron toreros como Juan Mora, Rincón o Enrique Ponce, entre otros.

La amistad la he hecho ya avanzada mi etapa de presidente por mis viajes a Quito en los que solo había un hotel y se convivía mucho con los toreros. Con el Círculo Bienvenida que fundé empezamos a dar trofeos a los toreros por triunfos de manera objetiva. Ahí surge una relación. Con Ponce tuve una amistad tardía y con Rincón igual.

Un día presidía a Ponce y tuve un roce con Berrocal. Me sorprendió que despotricara de mí porque yo estuve trabajando cuando el secuestro de su hermano, pero fue porque no le di la segunda oreja a Ponce, no tenía relación con el torero por entonces.

Con Juan Mora es porque vive en Las Rozas y fundamos el Círculo Bienvenida de Las Rozas. 

Manuel Benítez estuvo en mi homenaje. Un amigo suyo le dijo en un acto de Las Majas de Goya que yo era partidario suyo. Salvador, Pipo hijo, está reivindicando la memoria de Pipo y a veces habla en charlas solo sobre su padre y El Cordobés. En base al puritanismo no siempre está bien visto hablar de Manuel y a mí Salvador me llama porque sabe que voy a hablar bien de El Cordobés y de su padre. También tuve contacto con Benítez en Riobamba, toreaba su hijo. Es un pueblo y estuvimos juntos, yo estaba como loco, con la boca abierta. Me conoció más y por eso vino.
Estuvieron Mendes, El Puno, Lazaro Carmona... con ganaderos también tengo amistad pero no me he dedicado a buscarla. Algunos ganaderos eran amigos míos de antes de la presidencia, por ejemplo Jaime Guardiola, y le acompañé en la última que lidió antes de mandarla al matadero.

Especial la relación con Rincón

Luis Álvarez era el que hacía la publicidad a los Chopera y de eso le conocía. Un día llegó vestido como los apoderados de antes, todo de blanco, y me presentó a Rincón. El torero me dijo que la primera vez que le presidiera le daría las dos orejas. Se las dí, el día de la de Murteira en la que entró sustituyendo. Sentí emoción al sacar el segundo pañuelo pero me contuve. Fue incontestable.

En Quito le veía mucho y recuerdo que en un sobrero de Astolfi le di las orejas, fue su quinta salida a hombros. Sabía que la iban a protestar pero yo se la dí por las dificultades que tuvo el toro y por cómo se fue haciendo con él. Fueron dos orejas de mérito y en Quito me dijo que la recordaba especialmente (la faena) por la dificultad que tenía el toro. Eso me llenó de satisfacción.

Hablemos del análisis post-mortem de las astas

Es una responsabilidad del presidente. Se han enviado las astas en cajones separados precintados y con la documentación pertinente. En Las Ventas no suelen ir afeitados porque los ganaderos llevan los que mejor pueden. A veces buscan los más cómodos y menos agresivos cuando son las figuras pero hay poca sospecha y se envían menos de los que la gente piensa. Con el Reglamento de Corcuera se establecieron instrumentos de análisis y se decía que había que hacer público la propuesta de sanción, a eso me negaba. La presunción de inocencia sabemos lo que es y me parecía injusto que un ganadero por la sospecha saliera en público porque eso le hacía culpable. Son profesionales y hacen un esfuerzo.

¿Al toreo le falta una estructura?

Unitaria, sí. Carece de un representante que aúne a todos los sectores profesionales. Sí están agrupados por sectores en base a sus objetivos pero falta uno común. A veces se contraponen intereses y no se llega al acuerdo para crear ese organismo.. Es necesario.

¿Puede ser la Fundación?

Con esa idea está creada. La Mesa del Toro pudo ser ese organismo pero se contemplaba solo objetivos y fines de divulgación de los valores del toro pero no tenía capacidad jurídica para representar al toro ante ninguna. Se diluyó como un azucarillo en café. 
La Fundación no sé si tiene atribuciones por parte del sector profesional para representar debidamente ante cualquier instancia. Están poniendo denuncias por delito de odio.
Sería imprescindible que un organismo único defendiera al mundo profesional del toro. Es una pena. Hace falta porque antes no era tan necesario pero ahora es necesario un organismo que defienda y vigile. Bogotá ha sido rescatada por parte de profesionales que han ganado por la vía política, jurídica y mediática. Con Barcelona no se hizo nada, Bildu cerró San Sebastián y ni se protestó. La sentencia del Tribunal Constitucional fue a instancia de los partidos políticos pero el mundo taurino no estuvo presente. Aquella imagen de Serafín Marín solo en un balcón del Parlamento... El mundo del toro debió usar todos los resortes legales a su alcance para oponerse a esta tropelía. Sale ahora cuando no tiene arreglo. Un Delegado de Gobierno me preguntó que cuándo volveria. Le contesté que cuando vuelva España a Cataluña.

Para ir terminando...

A usted le han tachado de facha. 

Por pensamiento, porque nunca he manifestado públicamente una opinión política.Mi entorno más cercano sabe que tengo opinión favorable a la obra del Caudillo. Tengo la medalla al mérito policial por Rubalcaba (PSOE). En mis 42 años de servicio nunca me han llamado la atención por opción política. Fue un arma que usaron contra mí, criminalizar por opinión.

De usted se dijo que hacía el caldo gordo a los Lozano. 

Eran tácticas para desprestigiarme y buscando un motivo para cesarme. Yo entré en 1977 y los Lozano estaban en Vistalegre, allí acudíamos también. Manolo Cano era gerente y amigo de la familia hace cincuenta años. Le visitaba y me hablaba del Pireo, El Cordobés, Paula, Romero... Una de las quejas sobre esto llegó al Jefe de Superior de Policía mío que me dijo que procurara no visitarle. Yo dije que era amigo de la familia y no podía ser juzgado por eso. Luego han usado esto contra mí pero, al final, presidía yo.

El tercio de varas. 

Cuando ingresé eran tres varas en toda regla y como eran así, a lo mejor no eran en toda regla. Yo no sería partidario de modificarlo. Hay que procurar por lidiadores y presidencia que el toro tenga el castigo suficiente. A veces vemos un monopuyazo que destroza al toro.

¿Limitaría entradas a matar cómo algunos empiezan a insinuar?.

No. Las corridas son como son. Son apreciaciones para ir restringiendo las suertes y no estoy de acuerdo. El toreo tiene su parte cruenta pero no sanguinaria. Luego ya está el acierto y desacierto del lidiador.

¿Es partidario de medir las orejas en base a la exigencia de la plaza?.

No, las valoraciones objetivas deben cumplirse. A veces, cuando se roza la mayoría, puede haber un error de apreciación pero debes tener tu criterio sobre lo que pasa abajo. El presidente puede dar el beneficio de la duda. Hay veces que no se ve la mayoría bien y el presidente sí que lo ve desde su posición. En las dudosas en cuanto a mayoría veo plausible que se aplique un criterio sobre lo visto en el ruedo pero si hay mayoría, no.

Antes habló sobre el daño de la televisión. 

Ha dejado a gente en casa. Cuando había una expectación tremenda y reventa se compraban los abonos por las empresas. El público ha llenado la plaza y ha afectado a la homogeneidad y al criterio. Hay aficionados que no pueden ir siempre y ven los toros por tv. Otros prefieren verlo en casa y han abandonado su abono. Esto ha repercutido en el exigente criterio de Madrid.

Un torero.

Enrique Ponce.

Una faena.

La de César y el toro de Murteira.

Prensa.

Para la estimación de la corrida de toros se necesita la exigencia del público y la exigencia de la crítica. A veces es un cachondeo sin la crítica. Todas las plazas no pueden ser como Madrid pero si no existiera Madrid no existirían otras como ahora. La exigencia es muy importante. A veces se les puede ver como crueles porque es un tio jugándose la vida y le critican. Aún así, la corrida de toros necesita de la exigencia de crítica y prensa.

Usted tiene mucha ilusión con Colombo. 

La ilusión viene porque el Circulo taurino del que formo parte tiene diez capítulos en Venezuela. Tenemos un convenio con la escuela de Táchira y hemos becado a tres toreros como Fabio Castañeda, Colombo y Reinaldo El Táriba que tenemos en Badajoz por el cierre de la escuela de Madrid por la alcaldesa). A Jesús le trajimos al verle grandes condiciones artísticas y técnicas. Ha desarrollado mucho y tenemos esperanzas en él para que alcance metas altas. Vas conociendo a su familia y le coges afecto, te haces partidario suyo. 

Para acabar me gustaría preguntarle por Villaseca, pueblo al que suele acudir. 

Es un pueblo ejemplar de afición taurino y con una Corporación Municipal para la que todo elogio es poco. Lo que hacen con la fiesta no existe en ningún sitio con un apoyo cabal con novilladas sin caballos y con caballos, Jornadas Taurinas... Es un bien que merece el aplauso del aficionado y, como español, tener un sitio que defienda el patrimonio nacional como es el toro, cuando en otros sitios es atacado, merece admiración. Ese Alcalde, mi amigo Jesús Hijosa Lucas, merece toda mi admiración.

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